Italia impone el toque de queda a partir de las diez de la noche

Tras una extenuante negociación, se impone el criterio de Conte, con un toque de queda ligero, en línea con Alemania

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Por fin, el gobierno italiano se ha decidido: El toque de queda para todo el país será desde las diez de la noche hasta las cinco de la mañana. Entrará en vigor el jueves, hasta el 3 de diciembre. Con ello, el Ejecutivo pretende detener la rápida difusión de la pandemia: En las últimas 24 horas hubo 28.244 nuevos contagiados y 353 muertos, la cifra más alta de fallecidos desde el 6 de mayo.

Es un toque de queda ligero, siguiendo la línea de Alemania: A partir de las 22:00 no se podrá salir de casa, salvo por razones de trabajo, urgencia sanitaria u otras emergencias, justificación que debe constar en una autocertificación. Además, se clausuran museos y exposiciones, cines y teatros, y sigue el cierre, ya en vigor desde el 26 de octubre, de bares, restaurantes y otras actividades no indispensables.

En escuelas superiores las clases se darán en forma telemática y cambian las reglas para los transportes públicos, permitiendo una capacidad máxima del 50% y no, como hasta ahora, del 80%. Los centros comerciales estarán cerrados durante los fines de semana. El decreto, que tiene previsto firmar Conte esta noche, plantea cuatro escenarios, según la gravedad de la situación en las regiones. Puede haber territorios enteros confinados o partes de ellos. La diferencia entre las áreas que caen en el escenario 3 (zona amarilla) y las que se clasifican en el escenario 4 (zona roja) radica en que, en este último caso, están prohibidos los movimientos "dentro de los mismos territorios", tanto de entrada como de salida, ya sea a nivel municipal y provincial.

Además, en las zonas rojas se cierran también las tiendas minoristas, excepto las de alimentación, farmacias y quioscos. Se han establecido como zonas rojas a Lombardía, Piamonte, Calabria, Alto Adige y Valle de Aosta. El confinamiento de una zona roja debe durar 15 días. Las zonas naranjas tienen una gravedad intermedia: Puglia, Sicilia y Liguria.

El gobierno asume la responsabilidad de las medidas a adoptar en las regiones. Fundamental será el papel del ministro de Sanidad, Roberto Speranza, quien podrá adoptar ordenanzas de acuerdo con el presidente de una región para prever "la exención de la aplicación de una o más" medidas restrictivas.

Negociación infinita

Para llegar a esta decisión, el tiro y afloja ha sido extenuante, casi infinito. Largos días de negociación entre el gobierno y los presidentes de las regiones, y mediación del primer ministro, Giuseppe Conte, para resolver las diferencias entre las fuerzas que componen la mayoría gubernamental.

El Partido Democrático (PD) habría preferido un toque de queda más rígido, y así lo expresó públicamente. Al principio, su hipótesis era fijar el límite a las seis de la tarde, hora en la que, desde el 26 de junio, entró en vigor la orden de cierre de bares, restaurantes y las actividades no indispensables . Después, el PD y varios de sus ministros, entre ellos el de Bienes Culturales, Dario Francesachini, aceptó retrasar el toque de queda a partir de las 20:00.

El ministro de Sanidad también era partidario de la línea dura, con un toque de queda a las 20:00 , o mejor a las seis de la tarde. Conte se oponía a una medida tan rígida, convencido de la necesidad, por razones económicas, de no exagerar con el cierre nocturno. Luego, tras la oportuna mediación se aceptó un toque de queda a las 21:00. Parecía que esa era la hora definitiva, pero no. Al final se ha impuesto el criterio de Giuseppe Conte, fijando el toque de queda a partir de las 22:00.

Esta eterna negociación solo se entiende partiendo del hecho de que Italia es el país de la diplomacia, con la que todo es posible y negociable, y se busca que no sean definitivos el sí o el no. El problema surge cuando como ahora, en tiempos del coronavirus, se supone las decisiones deben ser rápidas, porque lo imponen la emergencia sanitaria y económica.

Hartos por la constante incertidumbre

Se explica así que un prestigioso sociólogo, Giuseppe De Rita, fundador del Instituto de investigaciones sociales CENSIS, que desde hace más de 50 años hace una radiografía de la situación italiana, haya gritado a los cuatro vientos su exasperación: “¡Dadnos la paz! Ya no soportamos esta incertidumbre constante. En 12 días ha habido tres decretos" (el cuarto en un par de semanas lo firma Conte esta noche).

Giuseppe De Rita explica al diario Il Messaggero que “la incertidumbre constante, hay que decirlo, no solo se debe a la pandemia, sino sobre todo a la forma de gestionarla jugando con la comunicación”. Este hecho influye “muchísimo” en el ánimo de los italianos, según el sociólogo De Rita: “Hoy preferiríamos hibernar, como hacen los animales en esta temporada, para despertarnos en primavera y esperar que todo haya ido bien. Hoy en día hay demasiada incertidumbre”.

Aclara el sociólogo que el problema de la incertidumbre tiene su origen en “la ausencia de información por parte de quienes deberían aclarar las cosas. Alimentan un flujo diario de ruedas de prensa con los datos de Protección Civil y las declaraciones de virólogos, médicos y políticos. Pero no afrontan directamente los problemas. Hoy, -concluye el profesor De Rita- en lugar de informar, se comunica y la comunicación, por su propia naturaleza, genera emociones, a veces miedo, pero no racionalidad”.

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