Isabel Sánchez, directora de la Asesoría Central del Opus Dei: «Un buen cristiano es feminista y sororo»
Defiende la igualdad en un mundo que se halla en una encrucijada vital: la sociedad del descarte o del cuidado. Trabaja para 50.000 mujeres en 70 países, así que glosa la realidad femenina con una visión muy certera
Una mujer que dirige desde hace 10 años la Asesoría Central del Opus Dei y elige como serie «The Mandalorian» no es una mujer común. Isabel Sánchez Serrano (Murcia, 1969) lleva desde hace 25 años en las oficinas centrales del gobierno de la Prelatura del Opus Dei en Roma y al frente de su Consejo de mujeres que le asesora en cuestiones femeninas trabaja en los designios de 50.000 mujeres de 70 países. Así que maneja los términos feminismo y sororidad con soltura. Pero no cree en el antagonismo, ni la confrontación; sino en una sociedad de liderazgo femenino y de construcción mutua. «El hombre tiene que aprender a cuidar; la mujer a mandar. Y hay que decidir –expone–; estamos en una encrucijada vital: o la sociedad del descarte o la del cuidado». Para quien «cortocircuita» con la institución de la que forma parte, resuelve: «Un buen cristiano siempre será feminista».
Con motivo de su trabajo ha visitado más de 50 países, tiene una especial sensibilidad hacia la inmigración (« es una gran cicatriz que atraviesa el globo ») y relata, en un libro editado por Espasa, «Mujeres brújula en un bosque de retos», las historias de Tiziana Alberdi –directiva de banca que dio un vuelco a su vida y su empresa al observar las necesidades de sus empleados–; o una enferma terminal que muere «en paz tras perdonar al marido que la abandonó hace 25 años». Mujeres que dirigen sus pasos a orientar a otros, señalan el norte en un camino de heroísmo personal y acompañan hasta la meta. Esa es la mujer de Sánchez.
¿Se considera usted una mujer rompedora?
Soy decidida y tenaz para perseguir los objetivos que me parecen justos pero también me definiría conciliadora y dialogante.
¿Cómo ha llegado una murciana a ocupar el cargo que usted desempeña?
En 1992 me trasladé a Roma para completar mis estudios de Derecho con otros en Filosofía y Teología. Una vez allí, comencé a colaborar en el consejo que asesora al prelado del Opus Dei en diferentes cuestiones y en el 2010 el entonces prelado, Javier Echevarría, me pidió dirigir este consejo y acepté.
¿Y por qué su puesto es tan desconocido, es decir, por qué existe una Asesoría Central, un organismo así dirigido por una española, y lo ignorábamos?
Este es un puesto de colaboración y servicio; no suele dar lugar a titulares…
La Asesoría está compuesta por más de 20 nacionalidades. ¿De qué tipo de mujeres ha aprendido
He aprendido cosas diferentes de todas ellas. En general, me admira su sentido de compromiso y la dedicación con la que se entregan a su trabajo. De algunas aprendo la iniciativa, de otras la reflexión y la profundidad. Me parece que formamos un equipo que se complementa muy bien.
Inmigrantes...
Es una cuestión sangrante y muy compleja que nos tiene que interpelar a todos los cristianos, como nos recuerda el Papa Francisco. Es una gran cicatriz que atraviesa el globo. Tenemos que dejar de ver estadísticas y aprender a mirar sus rostros.
Para entender el feminismo que usted defiende, de unión, igualdad de derechos y no antagonismos, ¿cuál es la política de cuidados que defiende usted en casa por ejemplo? ¿En qué cambiaría usted ahora mismo el diálogo entre la sociedad y el hogar que se está estableciendo?
Me parece que la sociedad del siglo XXI necesita una estructura que permita a los hombres y mujeres cuidar y atender a su familia . Eso pasa por una racionalización de horarios; por políticas que favorezcan la paternidad y la maternidad; por la dignificación y mejor retribución de los trabajos en el hogar. Actualmente, y aunque muchos lo desearan, para la mayoría es inviable quedarse en casa para cuidar a los suyos (hijos pequeños, mayores dependientes, etc.).
¿Hay que conseguir que los hombres trabajen más en el hogar, qué recetas tiene, en qué se fundamenta la auténtica corresponsabilidad?
Por lo que he visto, en España se ha avanzado bastante en este punto. La pandemia ha puesto más de manifiesto que el proyecto familiar lo sacan adelante el hombre y la mujer. Aun así, según un estudio elaborado por el IESE, las mujeres que durante la crisis han trabajado en remoto y conviven con otras personas en casa han tenido un 29% más de responsabilidad de cuidado de dependientes que los hombres en las mismas condiciones. No se trata de entrar en reivindicaciones mutuas, sino de hacernos conscientes de este desequilibrio y buscar soluciones entre todos.
¿Y en los trabajos? ¿Cómo tenemos las mujeres que pujar por tener esa mayor ambición?
La ambición es buena, cuando lo que se busca es servir más y mejor. Hay que dejar de lado el pudor que a veces nos impide mostrar que aspiramos a más. Conviene superar la falta de autoestima que tantas veces nos paraliza.
¿Por qué o en qué cree que su pensamiento no cuadra o no encaja con las mujeres del Opus Dei?
Las opiniones que expreso en el libro proceden de reflexiones y vivencias personales. Entiendo perfectamente –y me gusta- que muchas mujeres y hombres del Opus Dei piensen de modo diferente a como lo hago yo.
Y viceversa, hay algo en la obra con la que usted no comulga, que piensa que se ha quedado obsoleto
La Obra es una institución en aprendizaje. Hay cosas que históricamente se han hecho de un modo y ahora requieren una nueva mirada . Es lo normal en un organismo vivo; cambian modos de decir y hacer, permaneciendo inalterado el espíritu. Cuando pienso que hay algo que debería cambiar, expongo mi opinión y, si se considera importante, nos ponemos a estudiarlo.
¿Hay temas tabú en el Opus Dei, en la iglesia, cuáles son en su opinión a los que habría que dar mayor transparencia?
No me consta que haya temas tabú. Creo que en la Iglesia y en el Opus Dei se está haciendo un proceso de transparencia y mejor comunicación (página web , uso de diversas redes sociales, etc). También aquí estamos en aprendizaje y es posible que las cosas se puedan hacer mucho mejor.
El papel de la mujer en la Iglesia sería uno de ellos... ¿por qué no se aborda con ganas?
A los cristianos corrientes corresponde abrazar un verdadero compromiso social con el mundo en el que viven : esa es su más valiosa aportación a la Iglesia. Conseguir que esto sea así es un objetivo que en el Opus Dei hemos abordado con ganas.
Desde 1930, por impulso de San Josemaría, muchas mujeres de la Obra promueven, desarrollan y lideran iniciativas de diverso tipo en 70 países del mundo. Otras muchas dirigen programas de desarrollo y cooperación en lugares tan variados como Nueva York, Chicago, Chile, Perú, Bolivia, Congo, Sudáfrica, Filipinas, Sri Lanka o la India. Son mujeres verdaderamente «empoderadas»… Tanto ellas, como las demás, hacen la Iglesia en el mundo, en el lugar donde están.
¿Es partidaria de fijar cuotas (en empresas, consejos de administración, etc)?
En algunos lugares y circunstancias, sí. Quizás como medida transitoria. Para llegar a una igualdad de oportunidades para todos, hay que tomar alguna medida que cubra el desequilibrio del que se parte.
¿Cómo podemos iniciar la transformación: es decir, iniciar el cambio desde la posición que cada uno
Haciéndonos mejores personas. Si no cambiamos desde nuestro interior, no lograremos transformar para bien el mundo que habitamos. Después, aprendiendo a integrar. La sociedad del siglo XXI necesita integrar el 100% de talento, el de mujeres y hombres. Sólo dialogando y trabajando juntos lograremos construir algo nuevo.
Leía una entrevista de otro periódico a una escritora en la que decía: «Una mujer, si no se siente deseada, está perdida...»
Aunque vivimos en una sociedad de la imagen, el valor –de una mujer y también de un hombre- es su interior, su dignidad. Y esa dignidad radica en su existencia. Por otra parte, el valor de un ser humano no está en sentirse deseado sino en sentirse amado y en amar.