Inmunidad de rebaño: qué es y cuándo se podría alcanzar
Las vacunas son una de las opciones para conseguir la inmunidad de grupo y frenar los contagios
La inmunidad de rebaño , también llamada inmunidad de grupo o inmunidad colectiva, es un fenómeno bioestadístico que se observa cuando, en un grupo de población, un elevado número de personas es inmune a un tipo concreto de patógeno , ya sea porque ha desarrollado inmunidad de manera natural o porque se ha vacunado contra la enfermedad. Estas personas, que no pueden enfermar, actuarían indirectamente como una protección hacia la población sana que no está inmunizada. Al haber un gran número de inmunes, los contagios se reducirían considerablemente y la probabilidad de contraer la enfermedad desciende.
Cómo se desarrolla la inmunidad
La inmunidad de rebaño o «herd immunity», por sus términos en inglés, es indispensable para la supervivencia del grupo. No obstante, la inmunidad que se desarrolla de manera natural cuando el organismo humano entra en contacto con algún patógeno no es siempre efectiva. La virulencia y mortalidad de muchas de estas enfermedades no permiten crear de forma segura una inmunidad colectiva . Es por esto por lo que las vacunas tienen tanta importancia para proteger a la población de posibles contagios.
Una de las primeras opciones de Reino Unido ante la pandemia de coronavirus fue implementar la inmunidad colectiva entre la población. Es decir, para que la economía no se viera tan afectada como en otros países en los que se tomaron estrictas medidas para evitar los contactos sociales, el país británico quería combatir el virus dejando que la población se infectase de manera natural y que esta, pasado un tiempo, gracias a los anticuerpos adquiridos, protegiera a las personas de su entorno que todavía no habían estado expuestas al virus.
La idea era permitir a la población sana y con un mínimo riesgo de muerte frente al coronavirus hacer una vida completamente normal y diseñar políticas de protección para la población con un mayor índice de riesgo . No obstante, no se puede saber con certeza cuántas son las personas que se verán afectadas por el virus. El SARS-Cov-2 es un patógeno prácticamente nuevo del que aún se desconocen muchos datos. Buscar la inmunidad de rebaño natural, cuando ni siquiera se conoce con exactitud la permanencia de anticuerpos en el organismo humano, es muy arriesgado.
Cuándo se podría alcanzar la inmunidad de grupo
Desde que se declaró la pandemia de coronavirus el 13 de marzo de 2020, son muchos los epidemiólogos que han hablado sobre el porcentaje de personas vacunadas que se necesitaría para alcanzar la inmunidad de rebaño. La mayoría de ellos, al igual que afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS) el número se sitúa en torno al 60 o el 70 % . Sin embargo, es imposible concretar este número hasta que se alcance y se detenga la propagación o disminuya hasta que se convierta en algo residual.
Anthony Fauci , el homólogo estadounidense del español Fernando Simón , asesor tanto del gobierno de Donald Trump como del de Biden, tiene una visión algo más pesimista. A lo largo de los meses, en sus múltiples apariciones en los medios de comunicación, ha ido aumentando progresivamente el porcentaje de personas vacunadas que se necesitarían para alcanzar la inmunidad de rebaño .
Actualmente, el inmunólogo estadounidense sitúa el porcentaje alrededor del 90% . «Realmente no sabemos cuál es el número real. Creo que el rango real está entre el 70 y el 90 %», afirmaba en declaraciones recogidas por «The New York Times».
Historia de la inmunidad: los ejemplos de la viruela y la rabia
Hasta el siglo XIX, las enfermedades infecciosas tenían una alta tasa de mortalidad , especialmente en los niños pequeños. La exposición prolongada de la humanidad ante cierto tipo de patógenos hizo que se creara una cierta inmunidad colectiva y la mortandad no fuera tan alta. Esta inmunidad, fruto de muchos años expuestos a la misma clase de virus , se hizo patente en eventos históricos como el descubrimiento de América, donde la viruela hizo estragos en poblaciones sin ningún tipo de inmunidad adquirida .
La primera vacuna contra la viruela la desarrolló Edward Jenner en 1876. Su origen es un virus de viruela de las vacas, de ahí lo de vacuna, y fue administrado por primera vez al hijo de su jardinero, James Phipps , de tan solo 8 años. El niño experimentó algunos efectos secundarios leves de los que se recuperó totalmente. Dos meses más tarde, en un proceso de experimentación que hoy sería impensable, infectó al niño con virus activos de la viruela para comprobar la efectividad de la vacuna y no se desarrolló ninguna infección. Se había convertido en el primer niño inmune a la viruela.
Unos años más tarde, en 1885, sería Louis Pasteur quien seguiría el mismo camino pero esta vez con la vacuna de la rabia . Antes había comprobado en animales que era posible protegerse de enfermedades infecciosas , hasta la fecha incurables, mediante la inyección de gérmenes atenuados. Fue en ese año cuando un niño, llamado Joseph Meister , fue mordido por un perro rabioso y acudió a Pasteur. El científico, que hasta la fecha solo había probado el método en perros infectados, tuvo dudas sobre si aplicar el remedio o no por las posibles consecuencias sobre la salud del chico y los problemas legales que ello le provocaría. Aun así, decidió vacunar al niño, que no llegó a desarrollar la enfermedad.
Ambos ejemplos históricos de vacunas, así como tantos otros, han servido para generar una inmunidad de grupo ante enfermedades que hasta hace bien poco eran mortales gracias a sistemas de vacunación colectivos. Esta misma vía, la de la vacunación, es una de las más esperanzadoras para alcanzar la tan citada inmunidad colectiva ante el virus del SARS-CoV-2 .
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