Cuando el volcán despertó por primera vez, se desperezó de forma tan violenta que a Vicente Leal Jerónimo le levantó los pies del suelo. Estaba fuera de su casa, en el jardín y de repente sintió una terrible explosión. IGNACIO GIL La erupción del volcán de La Palma, que este sábado cumple 56 días, continúa sin registrar novedades destacables y la lava sigue discurriendo por encima de las coladas existentes en un único cauce que se bifurca en ocasiones, especialmente en la zona baja, alimentando en mayor o menor medida a las tres zonas de llegada al mar. IGNACIO GIL Vicente intenta mantener el tipo y pese a su mirada firme, -y de la que puede adivinarse una bondad infinita-, sus ojos azules se le llenan de lágrimas cuando rememora lo ocurrido. IGNACIO GIL Desde la montaña del Cogote la vista del Barrio de San Nicolás y sus alrededores en Las Manchas es apocalíptica. El volcán Cumbre Vieja al fondo sigue en erupción y la ceniza, acumulada en varios metros de la altura, cubre las calles y casas. IGNACIO GIL Las casas están abandonadas. Se pueden ver botellas fuera de la nevera, percheros que sostienen chaquetas o gorras para cubrirse de la luz de un sol que en San Nicolás ya no se ve. IGNACIO GIL Casa de Iván San Blas en la carretera de San Nicolás, prácticamente enterrada. Iván pide encarecidamente que le dejen entrar en la zona a limpiar los tejados y que su casa, donde ha invertido toda su vida y ahorros, no se hunda con el peso de las cenizas que la cubren prácticamente en su totalidad. IGNACIO GIL El obstáculo solo lo pone la inmensa cantidad de ceniza que forma dunas difíciles de escalar, así como la fuerza con la que a veces caen los piroclastos que impiden seguir andando. IGNACIO GIL Las calles ya no existen, pasar de un barrio a otro, por ejemplo de Las Manchas de Arriba a las Manchas de Abajo, si antes se hacía en coche, ahora se hace a pieI. IGNACIO GIL Montañas y montañas de ceniza ocultan casas, jardines, cultivos, recuerdos y se crea la espantosa sensación, al ir caminando, de estar pisando todo ello, como quien rompe una reliquia, destroza una obra de arte o profana un lugar sagrado.... IGNACIO GIL Todo San Nicolás en su cementerio: por la vida bajo tierra, por la desolación, por lo gris del ambiente, por el silencio solo interrrumpido por los rugidos del volcán. IGNACIO GIL Otra imagen de la casa de Iván San Blas. Cerca de diez metros de ceniza entierran el esfuerzo de toda su vida. IGNACIO GIL Este vecino, nacido en Los Llanos, había reformado hace tan solo dos meses su casa de San Nicolás. «Invertimos un montón de dinero en dejarla terminada, cerca de 40.000 euros, y ahí está, llena de ceniza», confiesa Iván que llevaba allí siete años.. «Hay que actuar ya para quitarle a las casas el peso de encima. Es una guerra contra el tiempo». IGNACIO GIL San Nicolás es la nueva Pompeya de La Palma. La ceniza del volcán lo ha enterrado y convertido el barrio en un cementerio. Los vecinos piden entrar a zona de exclusión para saber si sus casas siguen en pie debajo de la tierra. IGNACIO GIL Las casas de San Nicolás se quedaron en pause. La ceniza las tapa y si asoma alguna ventana, puede verse detrás de los cristales rajados la vida suspendida. IGNACIO GIL