La Iglesia italiana critica a Conte por no levantar las restricciones al culto público

Ante las numerosas protestas, Conte se plantea dar marcha atrás

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Misa sin feligreses Milel Ponce

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Con irritación han acogido los obispos la medida del gobierno de no permitir las misas por el coronavirus . La Conferencia Episcopal Italiana (CEI) había pedido la reanudación de los servicios religiosos, observando un protocolo de seguridad. Pero la comisión técnico científica, casi por unanimidad, solo acogió en parte la petición de los obispos. A partir del 4 de mayo, se podrán celebrar funerales, pero solo en presencia de familiares cercanos (parientes de primer o segundo grado), con un límite de 15 personas, manteniendo la distancia de seguridad.

Es obligatoria la mascarilla . El malestar de la CEI se ha reflejado en un comunicado inusualmente duro acusando al gobierno de “violar la libertad de culto”: "Los obispos italianos –afirma el comunicado- no pueden aceptar ver comprometido el ejercicio de la libertad de culto. Debe quedar claro para todos que el compromiso de servir a los pobres, tan importante en esta emergencia, proviene de una fe que debe poder alimentarse de sus fuentes, en particular la vida sacramental", afirma la CEI.

Herida injustificable

Igualmente duro ha sido el “Avvenire”, diario de los obispos italianos. En un comentario editorial firmado por su director, Marco Tarquinio, se afirma que el gobierno ha producido a la Iglesia una "herida incomprensible e injustificable" . “Avvenire” asegura que “será difícil hacer comprender por qué se puede volver a las fábricas y oficinas, entrar en tiendas pequeñas y grandes de todo tipo, ir a parques y jardines y, en cambio, no se podrá asistir a la misa dominical. Será difícil hacerlo comprender porque es una elección miope e injusta. Y los sacrificios se entienden y se aceptan, las injusticias no ", destaca el periódico de los obispos.

Diversas personalidades han apoyado a los obispos. Por ejemplo, el exministro para la Cooperación internacional Andrea Riccardi, fundador de la influyente Comunidad de San Egidio, ha declarado: “La Iglesia no es un servicio esencial para los técnicos, pero se ha apagado una parte de la vida cristiana de la Iglesia y, por tanto, de la vida espiritual del pueblo italiano”. Al mismo tiempo, el presidente de la Lombardía, Attilio Fontana, de la Liga, ha manifestado su intención de autorizar la celebración de las misas, aunque el ministro de las Regiones, Francesco Boccia, afirma que no pueden decidir por sí mismas las regiones.

El número dos de la Lombardia , Fabrizio Sala, ha replicado: “ La libertad de culto es un derecho fundamental”. Incluso el Partido Democrático, que forma parte de la coalición de gobierno, presentará en esta semana una enmienda al decreto ley contra la prohibición de celebrar misas.

Ante la protesta del mundo católico y oposición también en diversos sectores políticos, incluso dentro del propio gobierno, el primer ministro Conte, un católico devoto del Padre Pio, célebre santo por sus milagros, se plantea dar marcha atrás. Conte ha prometido estudiar nuevos protocolos para los servicios religiosos, aunque los expertos consideran que el riesgo es alto hasta el 25 de mayo.

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