Carta de una enfermera del Severo Ochoa
«Hemos sobrevivido al dolor, a más dolor del que cualquier profesional puede soportar»
Una enfermera del Severo Ochoa de Leganés comparte los duros momentos vividos durante la pandemia por Covid-19
A mediados de marzo, cuando el Covid-19 más duramente estaba golpeando a España, el Hospital Severo Ochoa de Leganés se convirtió en uno de los epicentros de la pandemia en el país. Centenares de contagiados colapsaron el hospital del sur de Madrid, dejando imágenes desoladoras, con los pasillos repletos de pacientes y los sanitarios desbordados por la situación.
Ahora, cuando el coronavirus ha permitido tomar un poco de aire, una enfermera del hospital ha querido hacer pública una carta dirigida al Gerente. «Escribo en mi nonbre y creo que en el de la gran mayoría de compañeros de las urgencias generales del hospital que usted dirige», comienza diciendo. Su voz se escucha mientras se ven imágenes de los peores momentos que se vivieron entre sus paredes, con multitud de pacientes agolpados por los pasillos. La carta sigue así:
«Desde el comienzo de la pandemia nos hemos sentido solos, desolados, intranquilos, desprotegidos y conmocionados por tanto sufrimiento. Hemos luchado con lo poco que teníamos, hemos sobrevivido al dolor, a más dolor del que cualquier profesional puede soportar. Las enfermeras no hemos cuidado, los médicos no han curado, los celadores y los auxiliares no han acompañdo ni consolado. Hemos realizado un trabajo fabril.
Cada persona que ha llegado a nuestra querida ugencia tenía una vida, una familia y un proyecto. Y no nos hemos parado a pensar en ello, los hemos tratado como hemos podido. Sentimos a todas luces no haber dado una atención suficiente, se merecían un trato mejor, pero las pésimas condiciones la falta de medios no nos lo han permitido.
Solo quiero que me conteste, se lo pido por favor. ¿Quién ha permitido tanta desolación? ¿Quién ha permitido tanto hacinamiento? ¿Quién no puso fin a tanto sufrimiento? ¿Quién se preocupó por quien nos dejamos el alma con cada paciente con tanto esfuerzo?
Aun hoy, nadie nos ha reconocido, ni a mí ni a tantos que han caído, incluso han muerto, el esfuerzo, la dedicación y el amor con el que hemos luchado a cuerpo descubierto contra este maldito virus. Aun hoy, seguimos pidiendo ayuda para no volver a errar en nuestra urgencia para no incurrir en nuevos episodios de desolación, sufrimiento y hacinamiento.
Pregúintenos qué necesitamos, pregúntenos mirándonos a los ojos, y mis compañeros y yo le contaremos nuestra verdad; la verdad».