La granadina María Emilia Riquelme, la monja que ayudaba a las víctimas de la prostitución
Será beatificada, según anunció ayer el Papa Francisco. Fundó las misioneras «riquelminas» para ayudar a los más necesitados
Granada será pronto una fiesta con motivo de la beatificación de una de sus hijas, María Emilia Riquelme y Zayas (1847-1940), aprobada por el Papa Francisco ayer 19 de marzol reconocer un milagro obtenido por su intercesión.
María Emilia era una muchacha de buena posición que -en una época en que era poco frecuente-, empezó a ayudar como voluntaria en escuelas de niños pobres y en catequesis; comenzó a visitar prostíbulos para ayudar a las muchachas, a ir a casa de familias necesitadas para echar una mano, etc.
Había perdido a su madre, María Emilia Zayas de la Vega, a los 7 años y tuvo, de adolescente, un encuentro personal con la Virgen María que la impulsaba , poco a poco, en ese camino de servicio hasta descubrir su vocación como religiosa.
Su padre, Joaquín Riquelme y Gómez , no lo aceptó, y ella decidió no contradecirle mientras viviera. Tan solo a su fallecimiento, en 1885, María Emilia pudo dedicarse plenamente a los necesitados cuando contaba ya con 38 años.
Como su vocación no encuadraba plenamente en ninguna familia religiosa, la generosa mujer granadina terminaría fundando las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada , conocidas afectuosamente como las «riquelminas».
María Emilia vio crecer la congregación hasta su fallecimiento en 1940, en su ciudad natal de Granada, a los 93 años de edad. Su familia espiritual cuenta hoy con casas en diez países: España, Portugal, Angola, Brasil, Bolivia, Colombia, Perú, México, Estados Unidos y Filipinas.
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