Gogo, el chimpancé que gana siempre al 'Fortnite' o cómo crear un bulo está al alcance de todos

Un proyecto español que estudia el comportamiento de las 'fake news' en redes sociales, galardonado con la máxima distinción internacional

Nieves Mira

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¿Se acuerdan de Gogo, aquel chimpancé de 11 años que podía ganar a jóvenes de su misma edad jugando al 'Fortnite'? ¿O quizá recuerden que una actriz española iba a protagonizar 'Spiderman 3'? Probablemente recibieran un WhatsApp con alguna de estas dos 'noticias', o a lo mejor lo leyeron en cualquiera de sus redes sociales, pero la realidad es que ninguna es verdad . Forman parte de un experimento social sobre los bulos realizado en España que ha estudiado su expansión y vida útil. El resultado es demoledor: con las cuatro informaciones difundidas en cuentas con menos de mil seguidores se alcanzaron 69.813 impresiones de media .

El Proyecto Culebras , desarrollado por la consultora de comunicación Torres y Carrera y la Universidad Complutense de Madrid, premiado con un un Golden World Awards 2021 de investigación de la Asociación Internacional de Relaciones Públicas (IPRA), ha demostrado que no solo es factible generar conversación en torno a una noticia falsa en redes sociales sino que, además, es posible movilizar e implicar en las mismas a sus usuarios mediante retos o propuestas participativas.

«Durante el confinamiento había bastante contenido falso en redes. Mientras la agenda de los medios y la política iban más o menos a la par, en las redes había disfuncionalidad, y eso nos animó a estudiar cómo se comportan los bulos en la Red», cuenta a ABC Xurxo Torres , responsable del proyecto y director general de Torres y Carrera. «Creamos cuatro noticias falsas que, siendo inocentes, tuvieran un componente viral en potencia, porque no queríamos añadir bulos cargados de ideología a una sociedad ya de por sí cabreada», explica. Además de los dos ya citados, se inventaron que el español se había convertido en el idioma más escuchado en la música pop gracias al reguetón y que las empresas estaban a punto de conseguir el control telepático con sus empleados.

Las claves -cuenta Torres- fueron que estuvieran temados a la realidad «porque la gente no se toma la molestia de contrastar la información» y, además, contar con algún 'influencer' de referencia (por ejemplo, aquellos con una comunidad de fanáticos de los comics). Para analizar otras aristas del sistema, financiaron con una pequeña inversión algunas de estas mentiras. « Conseguimos 279.000 impresiones, con una retención de lectura de 10,75% -a partir del 3,3% ya se considera muy bueno-», expone.

Una vez en el despacho, las conclusiones que permite extraer este estudio se leen en todos los niveles: «Lo primero que hay que destacar es que las redes sociales no son culpables . Cada uno de nosotros deberíamos ser más responsables a la hora de decidir compartir algo», cuenta Torres. El problema, en su opinión es que «vivimos en un periodo cargado de pasiones donde el equilibro y el sentido común están aparcados», por lo que insiste en la necesidad de formar a los jóvenes para que aprendan a diferenciar las informaciones de lo que no lo son.

Otra de las conclusiones que apuntan los autores del estudio es que «en el fondo, la gente a través de las redes sociales no busca comunicar, busca influir », expone Torres. Esto es un problema «porque si todos queremos influir, al final nadie escucha».

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