Dar respuesta al Covid-19

La Fundación La Caixa y Acnur redoblan esfuerzos en los campos de refugiados de Etiopía

El proyecto MOM ha reducido la mortalidad infantil en cerca del 79% entre la población de los campos

de la región de Gambela desde su puesta en marcha en 2017. Para garantizar la asistencia alimentaria, se ha realizado el envío a todos los campos de refugiados de raciones de alimentos para dos meses

LA CAIXA

ABC

La amenaza de la pandemia del Covid-19 en los campos de refugiados ha obligado a la adaptación de los proyectos de cooperación internacional actualmente en desarrollo por parte de la Fundación La Caixa, el Comité español de Acnur y la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).

El proyecto MOM, que desarrollan estas entidades desde 2017 en campos de refugiados de Etiopía, tiene por objetivo el tratamiento y la prevención de la desnutrición en menores de 5 años, con el foco en la madre como agente comunitario de cambio y mediante la aplicación de nuevas tecnologías para maximizar la eficiencia de la distribución de recursos en el campo.

La lucha contra la malnutrición, en cifras

Uno de los mayores éxitos de esta intervención ha sido la reducción de la tasa de mortalidad infantil en el 78,8% en la región de Gambela, que ha pasado del 0,8% en 2016 al 0,17% en 2019. En total, más de 138.000 niños y niñas menores de 5 años se han beneficiado de este programa en el último año.

Desde que se inició el proyecto MOM en 2016, se ha conseguido reducir la malnutrición aguda global (que suma la malnutrición aguda severa y la malnutrición aguda moderada) en el 57,6 % en los campos de Gambela y en el 25 % en los de Melkadida. Concretamente, la prevalencia de la malnutrición aguda global (GAM, por sus siglas en inglés) en menores de 5 años ha disminuido de manera considerable en Gambela, del 24,5 % en 2016 al 10,4 % en 2019, y asimismo en Melkadida, donde ha bajado del 22,4 % en 2016 al 16,8 % en 2019.

En cuanto a los índices de malnutrición aguda severa (SAM, por sus siglas en inglés), la forma más grave de desnutrición, han mejorado en el 78,6% en Gambela y en el 25% en Melkadida. En concreto, la prevalencia de la malnutrición aguda severa (SAM) ha mejorado en los últimos cuatro años en Gambela, pues ha pasado del 5,6 % en 2016 al 1,2 % en 2019; y en Melkadida, la prevalencia de este tipo de malnutrición también mostró una tendencia a la reducción: del 4,8 % en 2016 al 3,6 % en 2019.

Llegada de la pandemia a Etiopía

Durante la última semana, Etiopía ha experimentado un pico en el número de casos confirmados de Covid-19, lo que lleva a un total acumulado de 3.345 casos. En total, 545 pacientes se han recuperado, mientras que se han notificado 57 muertes. El Instituto Etíope de Salud Pública estima que, en los próximos tres meses, se infectarán con el virus 102.000 personas y que corren el riesgo de infectarse más de 39 millones de personas.

En este momento, las autoridades etíopes no han confirmado ningún caso de coronavirus entre la población de refugiados en Etiopía (733.125 personas). Se están llevando a cabo test para diagnosticar a los recién llegados en los principales puntos de entrada de refugiados de las fronteras con Sudán y Sudán del Sur a fin de detectar y aislar con rapidez cualquier caso sospechoso.

La alarma provocada por la confirmación del brote de Covid-19 en Etiopía desde el 13 de marzo ha provocado que los precios de algunos alimentos básicos se hayan duplicado en los mercados. Además, debido al acceso limitado a la atención sanitaria, se prevé que la malnutrición aguda aumente y que represente una carga adicional importante para la ya compleja gestión de la malnutrición a gran escala en Etiopía.

Las personas que viven en zonas densamente pobladas, como los desplazados internos y los refugiados, que viven en campos, en asentamientos espontáneos, en centros colectivos y dentro de densos espacios urbanos, son altamente vulnerables a la Covid-19. El hacinamiento impide el distanciamiento social, ya que las familias se ven obligadas a vivir juntas en pequeños espacios no divididos y con instalaciones de baño, aseo y cocina compartidas, si es que tienen acceso a ellas.

La lucha contra la malnutrición

El Covid-19 supone una emergencia dentro de la emergencia. Se prevé que el hecho de desviar la atención de la respuesta sanitaria de emergencia habitual a la respuesta frente al Covid-19 dé lugar a una propagación drástica de otros brotes de enfermedades, así como de la malnutrición.

Por eso, Acnur y la Fundación La Caixa mantienen sus operaciones de nutrición en curso y han realizado algunos ajustes en las actividades incluidas en el proyecto MOM, siguiendo estrictamente todas las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y en estrecha colaboración con el Gobierno etíope, para promover la inclusión de los refugiados en las medidas nacionales de preparación y respuesta, incluidos la prevención, el monitoreo y el tratamiento.

En lo que respecta a la asistencia alimentaria, se ha realizado el envío de raciones para dos meses a todos los campos y el suministro de raciones para tres meses de alimentos terapéuticos para la malnutrición aguda grave.

Además, se mantienen según lo previsto las actividades de prevención de la desnutrición en todos los programas de nutrición de los campos, ajustadas a las necesidades emergentes. Se siguen suministrando raciones de alimentos al 86% del estándar en situaciones de emergencia (2.100 Kcal) , aunque, debido a las restricciones presupuestarias y logísticas, la cesta tendrá un acceso reducido a alimentos ricos en hierro y un acceso limitado a alimentos frescos, lo cual podrá tener un impacto negativo en la dieta y el estado nutricional de la comunidad de refugiados.

La malnutrición suele estar relacionada con la limitada disponibilidad de los servicios de agua, saneamiento e higiene, las malas prácticas de alimentación de los lactantes y los niños pequeños, las prácticas de higiene deficientes y la reducción de las raciones de alimentos debida a la falta de recursos. Los riesgos de malnutrición, enfermedad y muerte son considerables entre la población refugiada y se agravan en los niños menores de dos años que no son amamantados y en los lactantes menores de seis meses de edad que no son amamantados en exclusiva.

En estos momentos, aumentar los esfuerzos para prevenir y tratar la malnutrición es una prioridad clave para Acnur y para la Fundación La Caixa en Etiopía.

Acnur, junto con sus socios sobre el terreno, ha empleado y capacitado a grandes grupos de refugiados como agentes comunitarios para ayudar a difundir mensajes en sus propios idiomas y culturas. Se han iniciado campañas de sensibilización en los campos de refugiados, llevadas a cabo por los agentes comunitarios, en las que se informa sobre la importancia del distanciamiento social y de una higiene adecuada.

El personal clínico de las instalaciones sanitarias de los campos está siendo capacitado por las oficinas regionales de salud en la identificación tempran a de casos. Se están identificando instalaciones de aislamiento en todas las regiones.

Con el objetivo de llegar a las personas refugiadas urbanas, se reclutan voluntarios comunitarios entre la población de refugiados de diversas nacionalidades.

La mejor estrategia para evitar la desnutrición y la muerte, que son tan comunes entre los niños durante las emergencias, es asegurar que se les alimenta de manera adecuada durante los primeros 1.000 días de vida (durante el embarazo materno y hasta los dos años de edad). Mejorar la nutrición es una de las mejores inversiones para asegurar el futuro de los niños, las familias y las naciones. Como recomendación de salud pública mundial, los lactantes deben ser alimentados exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida para lograr un crecimiento, desarrollo y salud óptimos.

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