Francisco advierte que «al Dios-Amor se le anuncia amando, nunca imponiendo la verdad»
«Los cristianos no lanzan juicios amargos contra la sociedad, la Iglesia, contra todo y contra todos»
Saliendo con fuerza al paso de algunas desviaciones, el Papa Francisco ha afirmado el domingo que «al Dios-Amor se le anuncia amando: no a fuerza de convencer, nunca imponiendo la verdad, ni mucho menos aferrándose con rigidez a alguna obligación religiosa o moral».
En una plaza de San Pedro repleta de sol, el Papa ha explicado a decenas de millares de catequistas de todo el mundo que «a Dios se le anuncia encontrando a las personas».
Es el único modo eficaz porque «el Señor no es una idea, sino una persona viva: su mensaje llega a través del testimonio sencillo y veraz, con la escucha y la acogida, con la alegría que se difunde».
Con afecto, pero poniendo el dedo en la llaga, el Papa ha advertido que «no se anuncia bien a Jesús cuando se está triste; tampoco se transmite la belleza de Dios haciendo sólo bonitos sermones».
Según el Santo Padre, que ha sido siempre personalmente un gran catequista, «al Dios de la esperanza se le anuncia viviendo hoy el Evangelio de la caridad, sin miedo a dar testimonio de él incluso con nuevas formas de anuncio».
Día Internacional de las Personas Sordas
Francisco ha sido tajante al referirse a una patología que es necesario erradicar, pues los cristianos «no somos profetas de desgracias que se complacen en denunciar peligros o extravíos; no somos personas que se atrincheran en su ambiente, lanzando juicios amargos contra la sociedad, la Iglesia, contra todo y todos, contaminando el mundo de negatividad».
Es más, ese modo de ver el mundo denota un problema que el Papa no ha tenido inconveniente en explicitar: «El escepticismo quejoso no es propio de quien tiene familiaridad con la Palabra de Dios».
En su saludo final, dirigido al mundo entero, el Papa ha pedido oraciones «por el pueblo mexicano, para que cese la violencia», y ha recordado que «hoy se celebra el Día Internacional de las Personas Sordas. Deseo saludar a todas las personas sordas, y animarles a contribuir a una Iglesia y una sociedad cada vez más capaz de acoger a todos».
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