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La formación como salida de la crisis

A diferencia de otros países de la Unión Europea, en España parece que se está más interesado en impedir el acceso a la formación que en incentivarla

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La crisis económica, que se prolonga ya por más de una década , ha sumido a nuestro país en otra crisis, en esta ocasión de identidad, que se refleja en la falta de impulso, de energía, en la falta de confianza en un futuro laboral estable. La apatía hace mella en la población, teniendo como una de sus peores repercusiones la falta de interés por la educación y la formación.

A diferencia de otros países de la Unión Europea, donde se impulsa la educación a todos los niveles con iniciativas que parten directamente de los gobiernos, donde no se sustituye la calidad de la educación pública por el precio de una escuela privada, en España parece que se está más interesado en impedir el acceso a la formación que en incentivarla.

Afortunadamente, no todo está perdido y no son pocos los que entienden que la educación y la formación son vitales tanto a nivel personal, para encontrar un empleo o forjarse una profesión con la que poder vivir honestamente, como para contribuir al desarrollo social y a la mejora del país en su conjunto.

Afortunadamente, para estas personas, que en su mayoría se ven impedidas de completar los estudios que desearían por las elevadas tasas que imponen, existe internet y páginas web como formaciononline.eu , desde la cual se puede acceder a más de 1.600 cursos online, muchos de ellos completamente gratis, otros subvencionados, y todos con la facilidad de poder realizarlo desde casa, eligiendo el horario que más nos convenga y el tiempo que estimemos oportuno.

Es la formación la mejor herramienta a la que podemos acceder para salir de la crisis sistémica que vive nuestro país, la única forma de preparar a las generaciones venideras para que lideren la fuerza de trabajo que logre, al fin, alcanzar el final de este problema.

Pero es desde este mismo momento que tenemos que tomar conciencia de la importancia de la formación a todos los niveles, a cualquier edad y durante toda nuestra vida, debemos comenzar a dar la importancia que se merece a la formación continua para mantener el nivel que se nos exige en una sociedad cada vez más globalizada y competitiva.

La formación continua en España

En nuestro país no acabamos de entender que, en lo que se refiere a la formación, no terminamos de estudiar cuando acabamos la carrera o finalizamos un máster o cuando encontramos un empleo, no reconocemos que entrar en la dinámica del trabajo y descanso, sin reservar un tiempo a seguir formándonos, es correr el riesgo de que llegue otro trabajador más preparado y formado y nos sustituya, pues algo que también debemos asimilar es que la seguridad en el puesto de trabajo de la que disfrutaban nuestros padres ha desaparecido y no va a volver.

Debemos afianzarnos en nuestro puesto de trabajo e incluso aspirar a otro mejor, y eso solo se consigue con trabajo duro, que va en dos direcciones, la de ser eficaz en él y la de añadir conocimientos para que no nos quedemos relegados, estemos siempre actualizados e incluso por delante de nuestras obligaciones.

Existe una disminución alarmante en este sentido, el porcentaje de profesionales de entre 25 y 64 años que mantiene un aprendizaje constante se viene reduciendo a un ritmo constante durante la última década.

La Unión Europea insiste en sus recomendaciones para fomentar e impulsar la formación continua durante toda la vida, imponiendo el objetivo de llegar al 15% en 2020, algo que parece poco probable que España cumpla, pues sigue sin aumentar la participación de los adultos en cualquier proceso que implique una mejora formativa, que los actualice a las exigencias laborales del siglo XXI.

La formación exigible a esta parte de la población no tiene que ser la formal, también se incluyen otro tipo de actividades educativas, que pueden estar o no relacionadas con el puesto de trabajo que se ocupa.

Y es que cualquiera de nosotros puede aspirar a un cambio de actividad profesional si entiende que hay mejores condiciones económicas, el ámbito y el ambiente de trabajo mejora, o cree conveniente cambiar a un trabajo para el que se siente más capacitado o que le resulta más interesante y atractivo.

También es interesante que entendamos que, como ciudadanos, tenemos la obligación moral de mantener esta inquietud formativa y hacerla extensible a nuestros hijos, amigos y familiares. Y es que aprender un segundo o un tercer idioma, aumentar en conocimientos informáticos o del entorno de internet, en definitiva, iniciarse o profundizar en cualquier otro tipo de estudios generales que nos sirvan para mejorar nuestra calidad de vida dentro de nuestra comunidad y hacer que esta progrese, es una actitud positiva que mejorará el entorno que habitamos y nos hará crecer como país.

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