Los familiares piden «toda la verdad» sobre el «ángel de la muerte» alemán

Creen que hubo presiones de los hospitales para que no estallase el escándalo

Niels Högel a la espera de la decisión del tribunal del distrito de Oldemburgo EFE

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En otoño de 2003, su abuelo fue ingresado en el hospital de Delmenhorst para una cirugía gastrointestinal. Nada complicado. Pero cuando estaba a punto de ser dado de alta, sufrió un repentino colapso cardíaco y hubo de ser reanimado. Eso prolongó su estancia en el hospital, hasta que dos días después volvió a fallar sin aviso previo corazón y falleció en el centro sanitario. Ni Christian Marbach ni su familia podían sospechar entonces que su muerte había sido causada por el mayor asesino en serie de la historia de Alemania desde la II Guerra Mundial , pero dos años más tarde, cuando el enfermero Niels Högel fue detenido por la policía y el caso apareció en los periódicos, empezaron a atar cabos.

«Una tía mía trabajaba en ese momento como enfermera y se hizo con listados internos de pacientes. Y allí estaba el nombre», relata ahora como portavoz de las víctimas en el juicio en el que el «ángel de la muerte», como ha sido apodado por la prensa alemana y que ha sido condenado a cadena perpetua de nuevo esta semana . «No, no estoy satisfecho», reivindica, «he estudiado docenas de casos y sé que habría sido imposible esa serie de crímenes con los adecuados protocolos hospitalarios, he estado durante años en contacto con el asesino por correo electrónico y él mismo me ha reconocido cierto grado de complicidad en forma de silencio que guardaban los hospitales para no ensuciar el nombre de las instituciones». «Aunque haya terminado el juicio», concluye, «el sistema sanitario alemán no puede dormir tranquilo».

Solo entre 2000 y 2005, el enfermero Niels Högel inyectó sobredosis de medicamentos a decenas de pacientes a los que causaba colapsos respiratorios y cardíacos. Elegía sus víctimas al azar, dependiendo solamente de su propio estado de ánimo. Después se ocupaba personalmente de la reanimación, presentándose como un héroe ante sus colegas y ante los familiares, aunque la reanimación no funcionaba siempre. Y en los casos en los que no lograba devolverles la vida, el paciente moría. El número de fallecimientos , según ha sido probado en el juicio, podría llegar a los 200 . Marbach cree que hasta 300. Cuando fue superada la cifra de 130 casos confirmados, la Justicia alemana tomó la determinación de no seguir exhumando cadáveres. «Se sentía como el señor de la vida y la muerte», dice el informe de la «Comisión Cardio», encargada de estudiar a fondo el historial de los hospitales.

Los seis primeros casos detectados ya le valieron 18 cadenas perpetuas en 2006

Según ha explicado el asesino durante el proceso, quería destacar entre sus compañeros de trabajo como especialmente eficaz en la gestión de crisis. «Era la única manera de integrarse en el equipo», ha dicho, reconociendo también que quería huir de una rutina laboral «aburrida». Los seis primeros casos detectados ya le valieron 18 cadenas perpetuas en 2006, pero a partir de aquel primer juicio la Fiscalía ha tirado de archivo y ha realizado autopsias sistemáticas a todos los pacientes fallecidos en los centros en los que trabajaba y es ahí donde el caso hay adquirido sus verdaderas dimensiones.

Presiones para que no estallase el escándalo

Los peritos psiquiátricos consideran que Högel sufre un profundo problema de narcisismo . Durante el juicio, explicó que sufría por el estrés de su oficio y por la falta de personal en los hospitales. También habló del fin de una relación sentimental que fue «traumática». «Este oficio no estaba hecho para mí. Tendría que haberlo reconocido», dijo Högel, que tiene un hijo adolescente y que era considerado por sus vecinos como una persona simpática y calificada. «Pero sus jefes tenían que haberse dado cuenta de lo que estaba sucediendo», se queja Marbach, «había pruebas desde principios de 2005 y no pasó nada durante meses, por lo que deducimos que hubo presiones de los hospitales para que no estallase el escándalo».

Varios colegas y superiores jerárquicos de Högel en el hospital de Oldenburgo, que han declarado durante el juicio, negaron sin embargo esas sospechas o dijeron que no se acordaban de los incidentes . Esta «amnesia colectiva» exasperó al juez, que durante el proceso ha ampliado la acusación a diez personas más, por perjurio y falso testimonio. Además, los responsables de los dos hospitales tendrán que dar explicaciones en un juicio distinto, en el que Högel declarará como testigo.

El intendente del Teatro Estatal de Oldenburgo, Christian Firmbach, ha anunciado que su equipo está trabajando ya en una producción que llevará al escenario la historia del enfermero asesino, un proyecto que para nada molesta a los familiares de las víctimas. «Cabía esperarlo, supera cualquier guion de película de terror», reconoce Marbach, «para nada nos molesta, Högel no volverá a la calle y con eso logramos el primer objetivo, pero el segundo es esclarecer toda la verdad sobre lo que ocurrió en esos hospitales y para eso necesitamos que el caso siga vivo, que la opinión pública nos siga apoyando».

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