Extinction Rebellion: la revolución que quiere «jurados populares del clima» por encima de gobiernos

Es el movimiento climático más radical: no tienen miedo a ser detenidos, se entrenan en estrategias de desobediencia civil y en 12 meses han recaudado casi 3 millones de euros

Miembros de Extinction Rebellion hacen un «die-in» en Viena Reuters

Van a seguir cortando el tráfico, okupando aceras y encadenándose a edificios hasta que se cumplan sus tres demandas: que los gobiernos reconozcan la «emergencia climática», que en 2025 haya una huella de carbono cero y que se creen jurados populares que decidan sobre todo lo relacionado con el cambio climático: desde el diésel hasta el sistema de calefacción de las casas. Son las demandas de Extinction Rebellion (XR), el último movimiento internacional surgido al calor del cambio climático . No tienen miedo a ser detenidos, se entrenan en estrategias de desobediencia civil y en 12 meses, la «matriz» británica ha recaudado casi 3 millones de euros.

El movimiento nacido en Reino Unido ha organizado acciones en 60 países durante dos semanas, también en España. En Madrid, el lunes cortaron durante el puente de Joaquín Costa . Y en Londres, más de mil activistas han sido detenidos por bloquear zonas públicas y medios de transporte.

Extinction Rebellion se define como una «holocracia» autoorganizada y no jerárquica. Nació de un grupo de académicos activistas que formaban parte de «Rising Up» , otro movimiento de contenido comunista que tenía como objetivo transformar la sociedad en sus cimientos. La cabeza más visible es la bióloga Gail Bradbrook , de 47 años. En 2016, en un viaje a Costa Rica, probó una droga alucinógena, la iboga, que «reconectó» su cerebro, dijo. Regresó a Reino Unido, dejó a su marido y fundó el movimiento junto a otros activistas, como el agricultor y estudiante de un doctorado sobre diseño de campañas radicales, Roger Hallam . Así nació la fórmula mágica: una desobediencia civil masiva del clima. XR se dio a conocer hace un año, casi en paralelo con el nacimiento del otro gran movimiento climático –y menos radical–, el de Greta Thunberg y los Fridays for Future. Pero en XR la fórmula es la desobediencia civil .

«La democracia se vuelve irrelevante»

Esta semana, ante la Cancillería de Berlín, voluntarios del equipo de seguridad bloquean la entrada de periodistas a la acampada de XR. Impiden que se les grabe o fotografíe. Tienen instrucciones precisas según las cuales solamente los portavoces autorizados pueden hablar con la prensa. Son escolares disfrutando las vacaciones de otoño del sistema educativo alemán, menores de edad, y cualquier intento, en ese sentido, puede ser denunciado como acoso . Estas normas las han decidido «los coordinadores». Hablan de «grupos de trabajo» y los bloqueos de puntos neurálgicos del tráfico han convertido Berlín en un caos circulatorio.

«Están financiados por capital con intereses en un movimiento climático manipulable », denuncia la socióloga, escritora y ecologista radical alemana Jutta Ditfuhrt, que advierte contra un movimiento que desprecia la democracia. Se remite a la entrevista del cofundador de XR en Reino Unido, Roger Hallam, en la que dijo que la protección del clima es «mayor que la democracia». «Cuando una sociedad actúa de manera inmoral , la democracia se vuelve irrelevante . Entonces solo puede haber acciones directas para detenerlo», afirmó.

XR se financia, entre otras cosas, del «Fondo de emergencia climática» , creado por Aileen Getty, nieta del millonario petrolero J. Paul Getty , y Rory Kennedy. Además, el blog Sciencefiles.org ha rastreado los apoyos que recibe el movimiento y su más directo soporte es Revolución Compasiva, una sociedad limitada superviviente del movimiento Occupy, que «continúa su lucha contra el capital bajo la bandera de la protección del clima».

Extinction Rebellion en Berlín Reuters

«Somos un 15-M evolucionado»

En España, cerca de Nuevos Ministerios, en la madrileña plaza de San Juan de la Cruz, los integrantes acampados de Extinction Rebellion España aseguran que no tienen líderes; hablan de desobediencia civil pacífica «como Gandhi o Martin Luther King»; y rechazan funcionar por asambleas (como el 15-M) o círculos (como en los orígenes de Podemos). Pero, al final, se resignan: «Esto recuerda mucho al 15-M, pero no era el plan ».

Las protestas se han coordinado con la plataforma 2020 Rebelión por el Clima , que integra a Ecologistas en Acción, Greenpeace o Justicia Alimentaria. Además, algunos de los grupos que se involucraron en las protestas del 15-M, y después pasaron a la lucha feminista, ahora se han incorporado también a las protestas climáticas, según confirman fuentes policiales. El filósofo Jorge Riechman fue uno de los tres detenidos el lunes y las acciones de desobediciencia civil de esta semana se han organizado en buena medida en un «centro social» okupado . En concreto, en La Ingobernable, que junto a La dragona, son los dos principales edificios municipales okupados de Madrid.

El movimiento tiene unas 2.000 personas inscritas en toda España. Se puso en marcha a finales del año pasado, cuando una decena decidieron ponerse en contacto con el XR británico, desde donde se creó una lista de correo para España. Además, el movimiento se ha servido de algunas herramientas surgidas del 15-M . Es el caso de la asesoría Legal Sol , nacida tras la acampada en Sol de 2011 y especializada en movimientos sociales, que les proporcionó cobertura legal de cara al corte de tráfico del lunes y a los primeros días de acampada.

Acampada en Madrid Isabel B. Permuy

Poco antes de que se levantara el campamento frente al Ministerio para la Transición Ecológica, un integrante de XR reconoce que «esto recuerda mucho al 15-M, pero no era el plan inicial». Otro añade: «Como no es solo una accion de XR ha sido un punto de diferencia que hemos tenido que trabajar mucho». La toma de decisiones funciona por votaciones en grupos que tienen un cuórum máximo de siete personas . «Es como un 15-M evolucionado» , dice Elíades. Sin embargo, aseguran, su intención es alejarse del 15-M.

Desde la matriz, solo les piden respetar sus tres principios. El más novedoso, la creación de los «jurados climáticos populares» , elegidos por sorteo entre los ciudadanos, para que decidan sobre cuestiones relacionadas con el cambio climático. «Es un sistema de jurado aleatorio , sin partidismo, ni conflictos económicos», asegura Nicolás Elíades, uno de los portavoces de XR España. Podrían ser jurandos de hasta 120 ciudadanos que tendrían que decidir sobre el veto a los coches diésel o el mix de energético del país. «Es un derecho que la gente decida sobre su futuro», explican.

La «matriz» británica también aporta orientación a través los «coordinadores internacionales y ha ofrecido financiación, aunque aún no se ha concretado ni materializado. Hace un mes se organizó un encuentro «estatal» en el que Andreas Speck, un activista europeo y exeditor de una revista anarquista alemana, impartió un taller sobre estrategias de desobediencia civil a los integrantes españoles de XR.

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