Un estudio con 2.463 donantes demuestra que donar un riñón en vida no pasa factura a la salud
Mujer y con más de 50 años, así es el perfil de quienes deciden desprenderse de un órgano para salvar a otro
Quien decide donar un riñón en vida para salvar a un ser querido lo hace, casi siempre, sin pensar en las consecuencias ni en su propia salud. La donación de un riñón o un pedazo de hígado se hace por pura solidaridad , como la mayor expresión de amor que quizá pueda haber. Ahora un estudio asegura que también es una acto seguro que no pasa una factura grave de salud al donante . Al menos, en cuanto a la donación renal.
Con motivo del Día del Donante de Órganos, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha publicado la evolución de 2.463 personas que donaron en vida un riñón entre 2010 y 2017. Los datos forman parte del Registro Español de Donante Vivo Renal en el que participan 33 hospitales de todo el país.
Esta herramienta ha permitido monitorizar a los donantes y confirmar lo que ya sospechaban los médicos que seguían a los donantes: que su estado de salud es casi mejor que el de la población general, quizá porque están vigilados más de cerca por sus médicos y se realizan revisiones periódicas.
Descompensación incial
El registro muestra que solo uno de cada 156 donantes precisó una revisión quirúrgica de la cirugía antes de recibir el alta, que la superviviencia al alta hospitalaria es del cien por cien y del 99,6 por ciento a los seis años, sin fallecimientos relacionados con la donación.
Como anomalía, solo se observa que durante los primeros tres meses posteriores a la donación, se aprecia una reducción de la función renal. Es una alteración temporal porque el riñón que se mantiene compensa en los meses siguientes esa reducción y permite llevar al donante una vida normal.
Entre los miembros de una pareja
Más allá de datos médicos, el registro también permite averiguar datos personales de estos españoles tan solidarios. Quien cede su riñón en vida suele ser mujer y ya ha consumido la mitad de su esperanza de vida. El registro muestra que seis de cada diez son mujeres y su media de edad es de 51 años . La relación más frecuente entre donante y receptor es cónyuge-pareja sentimental en un 33% de los casos, seguida de padre-madre (28%) y entre hermanos (24%). La intervención quirúrgica se lleva a cabo por técnicas poco invasivas (mediante cirugía laparoscópica en el 98% de los procedimientos), lo que permite una estancia corta en el hospital, de sólo cuatro días de media.