Envía 350 cartas por los derechos de la mujer trabajadora al Congreso
Marian Alonso decidió pasar a la acción y mandó a cada diputado del Congreso un escrito con sus quejas
Uno de cada tres autónomos en España es mujer y una de ellas ha enviado una misiva a cada uno de los diputados pidiendo mejoras para la situación de un colectivo castigado por los prejuicios y la tradición
Hay que tener mucha moral o un cabreo muy grande para enviar 350 cartas a 350 personas reclamando algo. Más moral, si cabe, hay que tener para remitir esas 350 misivas a 350 políticos que aún están a vueltas con el tema de elegir un presidente para España después de dos elecciones. Quizá sea por eso por lo que Marian Alonso, la mujer que reunió el valor, la paciencia, los sobres y las ganas para llegar un día a Correos con una carta para cada una de sus señorías, aún espera una respuesta, aunque sea por educación.
“Sólo me ha contestado el grupo socialista en el Congreso, pero lo que me ha contestado y nada, es lo mismo”, lamenta Alonso, una madre que decidió dejar un trabajo estable y bien pagado –también en disgustos- en el sector privado para ganarse la vida con su propio negocio. Entonces descubrió un problema del que poco se habla pero que afecta, cuando menos, al 34% de los autónomos españoles, o lo que es lo mismo, a alrededor de 1.090.000 mujeres que lo tienen mucho más difícil que los hombres a la hora de emprender.
Y eso que, como ensalza la directora general del Instituto de la Mujer, Rosa Urbón, los negocios creados por mujeres resisten mejor las adversidades. Como especifica, “el 93% de los autónomos que se han dado de baja en la Seguridad Social durante la crisis eran hombres, por lo tanto, los negocios de mujeres son más resistentes”. Contrasta conocer después que, sin embargo y según reconoce la propia Urbón, la igualdad entre emprendedores y emprendedoras no existe: “Es verdad que las mujeres tienen más dificultades en cuanto al acceso al crédito, suelen tener negocios más pequeños y cotizan por los niveles más bajos de la Seguridad Social”.
El diagnóstico es claro y las soluciones difusas, por eso Alonso, que creó la web Mujer Orquesta al Aparato (MOA) para orientar a otras como ella, se enerva al recordar las escasas ayudas con las que cuentan las mujeres a la hora de lanzarse a esta aventura dentro de una sociedad que reserva, aunque hable de conciliación, el cuidado de los hijos o la casa a la parte femenina de la pareja. Este hecho, si ya dificulta la situación de muchas trabajadoras por cuenta ajena, lo hace más si cabe en el caso de las autónomas, que deben atender su negocio y todo lo demás al mismo tiempo.
Prejuicios
Si a las dificultades que representan los numerosos trámites burocráticos, los problemas para acceder a la financiación y la herencia social de cuidar casa e hijos les sumamos que actualmente aún siguen vivos los prejuicios sobre las mujeres, al menos en el mundo laboral y según considera Alonso, la ecuación se complica un poco más. “Hay sectores que están liderados por hombres, que no significa que estén bien liderados . Entonces, a la hora de contratar a una mujer se hace más complicado”, critica Alonso, quien destaca, por el contrario, que una vez que las autónomas consiguen superar esa barrera son “más productivas porque, acostumbradas a tener que hacer muchas tareas, desarrollan una mejor capacidad para estructurar el tiempo”.
Cuestión de responsabilidad
Después de recibir las preguntas y escuchar los testimonios de numerosas mujeres emprendedoras, Alonso consideró que tenía que hacer algo, que no podía quedarse de brazos cruzados, por lo que se lanzó a imprimir cartas, comprar sobres y pegar sellos. “Tenía la responsabilidad personal y con la comunidad de hacer algo, de intentar cambiar la situación y de que al menos se nos escuchase”, indica esta madre, que también explica que todos los sobres que el pasado día 5 de julio salieron para el Congreso con destino a cada una de sus señorías están perfectamente personalizados. “He firmado todas las cartas de mi puño y letra”, confiesa orgullosa.
Con el mismo orgullo, pero algo más de pena, reconoce que “le extrañaría mucho recibir alguna respuesta más”, aunque en el Hemiciclo haya otras tantas mujeres, como Carolina Bescansa, que intenten como ella conciliar su vida laboral y familiar. “Tiene mi carta, pero ni ella ni nadie de su grupo parlamentario me ha contestado”, comenta resignada, antes de considerar que los políticos “están más preocupados de mantener sus asientos que de hablar de políticas reales que ayuden a ciudadanos reales”.
“Las mujeres somos el motor del país”, reivindica Alonso que, como subraya, continuará dando guerra, aunque sea frente a su ordenador porque, además de ser la voz de las más de 5.000 personas que forman la comunidad MOA, tiene una misión más importante: “Yo le quiero dejar un legado a mi hija, algo que siempre me repito, y es que si pretendo que ella sobreviva a lo que le pueda venir, qué mejor ejemplo que tener una madre que intenta cambiar las cosas”. De momento su niña, que tiene tres años y medio, le ha ayudado a pegar sellos en los sobres de los diputados. Por algo se empieza.
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