Una jungla de grúas y chimeneas se alza entre los reactores 1, 2 y 3 de la siniestrada central de Fukushima 1. Protegiéndose con trajes especiales y máscaras contra la radiactividad, un grupo de operarios trabaja junto al edificio de un reactor. En el reactor número 3 se está instalando una cubierta para extraer el próximo año las barras de combustible nuclear usado que se almacenan en su piscina. La radiactividad es especialmente alta, de más de 300 microsieverts por hora, entre los reactores 2 y 3. Los trabajadores de la central no pueden recibir una radiación anual superior a 20 milisieverts (20.000 microsieverts). En los reactores 1 y 2 de Fukushima se acumula el material radiactivo de los núcleos que se fundieron en 2011 al averiar el tsunami sus sistemas de refrigeración. La siniestrada planta de Fukushima 1 es un fantasmagórico escenario plagado de grúas, chimeneas, andamios y operarios con trajes especiales. Un contador registra la alta radiactividad en las inmediaciones del reactor número 3 de Fukushima. Gigantescos tanques almacenan el agua contaminada que se bombea para mantener fríos los reactores, ya que el tritio radiactivo no se puede filtrar. Unos 7.000 operarios trabajan en la siniestrada central de Fukushima 1, cuyas labores de descontaminación y desmantelamiento durarán al menos cuatro décadas.