Trump decreta una emergencia de la salud por la adicción a los opiáceos
El presidente de Estados Unidos ordena a los departamentos que aporten fondos ante la gravedad de la crisis
El presidente de Estados Unidos ha decidido intervenir para frenar la creciente crisis de los opiáceos , cuyo uso y abuso desgarra a una parte de la sociedad norteamericana. Donald Trump anunció ayer la declaración de emergencia de salud pública, con la que llama a los departamentos a aportar fondos para la lucha contra la droga y dará a los estados un acceso más flexible a partidas federales, para el mismo destino.
Aunque el inquilino de la Casa Blanca no ha optado finalmente por la declaración de emergencia nacional y la consiguiente habilitación de nuevas partidas federales, a pesar de haberlo prometido en campaña electoral y reiterarlo las últimas semanas, espera que los recursos que se consigan permitan dar un giro a uno de los problemas sociales más acuciantes en Estados Unidos.
La declaración dada a conocer ayer por Trump, que compareció en la Casa Blanca rodeado de miembros de familias castigadas por la droga, permitirá la supresión de algunas regulaciones para acceder con más facilidad a medicamentos, así como la expansión del uso de tratamientos mediante la telemedicina.
También, a partir de ahora, tendrá lugar una mayor presencia de especialistas en áreas particularmente castigadas por la penetración de los opiáceos. En concreto, en estados como Pensilvania, Ohio, Virginia Occidental y los industriales del norte, como Michigan y Wisconsin, en los que el hundimiento de sectores como la minería o el acero ha creado bolsas de pobreza y marginación, consecuencia de la pérdida de empleos y de poder adquisitivo .
Abuso de opiáceos
Sin embargo, algunos expertos cuestionan que el presidente no se haya decidido a decretar la emergencia nacional, lo que hubiera otorgado a su Administración la capacidad de intervenir en el mercado farmacéutico y de obligar a las compañías a abaratar el precio de las medicinas más necesarias.
La lucha contra las drogas ha vuelto a convertirse en prioridad para la Administración estadounidense. El abuso de los opiáceos está corrompiendo familias que la última crisis económica y social empujó a la marginación, especialmente en las zonas más depauperadas. Las muertes po r sobredosis , que alcanzan una media de 142 estadounidenses al día, registran datos desconocidos desde los peores años 70 y 80, según un informe encargado por el presidente a una comisión de expertos, poco después de llegar al Despacho Oval.
El nacimiento de hijos con síndrome de abstinencia empieza a ser más común que excepcional en los sectores sociales más castigados. Un informe elaborado por The Washington Post, a partir de datos oficiales, muestra que en diez entre 2005 y 2014 se duplicó el número de estadounidenses que acudieron a las urgencias de los hospitales cada día por problemas relacionados con las drogas, que pasaron de 1.800 a 3.500.
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