Educación
«Hay chavales que realmente necesitan aprender a cumplir las normas, y la escuela les enseña a hacerlo»
Entrevista con Juan de Vicente Abad, orientador especializado en la resolución de conflictos y profesor en el IES Miguel Catalán de Coslada, y ganador del Certamen D+I al Docente más Innovador de España
A veces, lo novedoso es lo que ha estado siempre ahí, pero la mayoría no ha sido capaz de ver. Juan de Vicente Abad es orientador y profesor de Secundaria en el IES Miguel Catalán de Coslada (Madrid), y ayer fue elegido como ganador del Certamen D+I al Docente más Innovador de España . Pero no enseña programación, ni diseña aplicaciones para móviles con sus alumnos. De Vicente es orientador de centro. Lo suyo es resolver conflictos. Y «por su capacidad para actuar no solo en el aula sino también en el entorno, fomentando la implicación en el proceso educativo de las familias y las instituciones del entorno más próximo», la plataforma educativa Proyecta , impulsada por las fundaciones Amancio Ortega y Santiago Rey Fernández-Latorre , le ha distinguido.
¿No resulta extraño que le den un premio a la innovación a un orientador de centro?
Sí, la verdad es que me ha sorprendido mucho. Yo creo que el jurado ha valorado el trabajo colectivo que coordino; nuestros proyectos de aprendizaje-servicio que vinculan la enseñanza con actividades del entorno local, como el maratón de donación que organizamos en Coslada con el ayuntamiento, el hospital y el centro de transfusiones de la Comunidad de Madrid mientras los alumnos estudiaban en clase de Biología qué es la sangre. O el proyecto sobre la memoria de las personas mayores que acabó con una fiesta en la que se cocinaron las recetas de platos que se comían hace 40 años en Coslada. Es el concepto de ciudad educando a un instituto.
El jurado hace referencia a su habilidad en la resolución de conflictos ¿Cuál es su fórmula?
La justicia restaurativa. Trabajamos la inclusión, no la expulsión. Intentamos que el incumplimiento de la norma sirva también para aprender. Se trata de darles oportunidades para que reflexionen y que puedan reincorporarse al sistema tomando conciencia del daño causado y reparándolo, moral o materialmente. Damos por supuesto que el que se porta mal lo hace porque quiere. Pero hay chavales que realmente necesitan aprender a cumplir las normas, y la escuela les enseña a hacerlo.
¿Y con el acoso escolar?
Entrenamos las competencias socioemocionales. Dejamos que los chavales asuman el protagonismo y que adquieran un gran compromiso. No hay acoso cuando los espectadores dejan de ser pasivos. Si consigues que quien vea un abuso no mire para otro lado, se acabó el acoso.
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