Eduardo Bericat - Encuesta GAD3
¿Contratiempo o descalabro?
Comparando los sentimientos de los españoles durante esta crisis con los declarados en 2012 o 2016, observamos un claro desplome de su bienestar emocional. La preocupación es inmensa
Por primera vez en la historia conocemos cómo están viviendo las personas una gran crisis social . Esta información es clave para gestionar socialmente este gran contratiempo y evitar que acabe siendo un gran descalabro.
El Barómetro GAD3 demuestra el enorme impacto emocional que ha causado la pandemia. Comparando los sentimientos de los españoles durante esta crisis con los declarados en 2012 o 2016, observamos un claro desplome de su bienestar emocional. La preocupación es inmensa. La tristeza sube en torno a 40 puntos porcentuales. La felicidad desciende 25. Y ascienden significativamente tanto el estrés como la ansiedad. Durante el mes de abril ha continuado el deterioro del bienestar emocional de los españoles. La autoestima se resiente, el optimismo personal muestra fisuras, el disfrute inicial parece evaporarse, y los sentimientos depresivos alcanzan al 33.6% de la población. La última encuesta del Eurofound muestra que el malestar emocional de los españoles es mayor que el de la media de la UE.
¿Cuánto perdurarán las condiciones objetivas causantes de este inmenso sufrimiento e infelicidad? Los sentimientos son un reflejo natural de las circunstancias vitales y, pese a la gran capacidad de adaptación de los seres humanos, no podrá restablecerse el nivel de bienestar emocional en tanto no se resuelva la crisis sanitaria, económica, laboral y relacional que padecemos. Esto puede debilitar finalmente la fortaleza personal del yo.
No todas las personas sufrirán los efectos de la pandemia de la misma forma, ni con la misma intensidad. Los sentimientos de los enfermos, de los mayores con miedo, de los jóvenes que de nuevo vean pospuesta su madurez, de quienes pierdan el empleo y no lo recuperen, de aquellos que ni siquiera puedan llenar la cesta de la compra, o de los que experimenten soledad y depresión. Cada crisis social es singular y, por ello, necesitamos un mapa social del sufrimiento causado por esta pandemia. Porque debemos empatizar y compadecernos de los que sufren. Y porque necesitamos diagnosticar con precisión los problemas de hoy, para diseñar con sentido las nuevas políticas sociales.
En suma, a la crisis sanitaria y económica se añade una crisis emocional que gestionar, no solo en el plano personal, y social, sino también en el político. Un fantasma recorre Europa: el fantasma del pesimismo. Y tras la Gran Crisis de 2008, esta nueva crisis añade aún más leña al fuego de este clima emocional. Pocos españoles son optimistas respecto a su propio futuro (41.2%), y menos aún respecto al futuro de sus hijos o nietos (31.2%). Estemos atentos al pesimismo, caldo de cultivo de populistas y extremistas, y factor clave de desafección política. No vaya a ser que convirtamos un gran contratiempo, es decir, un gran accidente sanitario que está impidiendo a la sociedad seguir temporalmente su curso normal, en el Gran Descalabro de 2020.
*Eduardo Bericat es Catedrático de Sociología de la Universidad de Sevilla