La división del feminismo desluce las marchas del 8-M en Madrid

La Comisión 8M reivindica su marcha como «la de todas las mujeres», pero el movimiento pierde fuerza respecto a las manifestaciones prepandémicas

Si en 2019 se consiguió récord de asistencia –con 375.000 personas–, los datos provisionales apuntan a 50.000 y 6.000 por separado

Recorrido de la manifestación organizada por la Comisión 8M a su paso por la fuente de Cibeles, en Madrid Belén Díaz
Nieves Mira

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Los apenas dos kilómetros y medio que separan la plaza de Colón, en Madrid, de la plaza de España, también en la capital española, nunca se hicieron tan largos. El movimiento feminista dividido en dos ha dibujado sobre el mapa este martes una escisión que a estas alturas, con Unidas Podemos en el ministerio de Igualdad, parece insalvable. La 'ley Trans' –y en menor medida la clásica lucha por el abolicionismo de la prostitución– ha hecho a las madrileñas caminar en direcciones opuestas, y dejar muy lejos las grandes cifras de participación alcanzadas en 2019, cuando 375.000 personas se manifestaron en el que fue el último 8-M multitudinario. Este martes, ambos recorridos han sumado, por separado 50.000 -el doble para las organizadoras- y 6.000 personas, según los datos provisionales de la Delegación del Gobierno en la Comunidad.

Evolución de los asistentes a las manifestaciones del 8M en Madrid

2000

1.000

1.500

01

02

800

03

2.500

04

5.000

05

3.000

06

2.000

En número de manifestantes

07

3.500

5.000

08

09

4.000

2010

3.000

11

2.500

12

4.000

13

8.000

14

4.000

15

9.000

16

5.000

40.000

17

17.000

18

19

375.000

2020

20.000

(concentración puntual en Callao)

No hubo marchas por la pandemia

21

500

22

56.000

Fuente: Maldito feminismo / ABC

Evolución de

los asistentes a

las manifestaciones del 8M en Madrid

En número de manifestantes

1.000

2000

1.500

01

02

800

2.500

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5.000

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375.000

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20.000

2020

Concentración

puntual en Callao

500

21

No hubo marchas

por la pandemia

22

56.000

Fuente: Maldito feminismo / ABC

 

Bajo el lema 'Derechos para todas, todos los días', la convocatoria apoyada por Unidas Podemos, PSOE y Ciudadanos ha tenido un regusto nostálgico. «Qué alegría, por fin» , se abrazaban muchas tras reencontrase y recordaban su prohibición del año pasado. El enemigo aquí –ha recordado Adriana Lastra, vicesecretaria socialista– es «el machismo y la ultraderecha». El séquito socialista ha estado encabezado por Begoña Gómez, la esposa de Sánchez. Junto a ella han marchado la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, la de de Política Territorial y Portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, la de Justicia, Pilar Llop, la responsable de Educación, Pilar Alegría, y sus homólogas de Ciencia e Innovación y Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Diana Morant y Raquel Sánchez, respectivamente. El principal partido del Ejecutivo, que llevbaa su propia pancarta con el lema '8M, Más feminismo, mejor democracia'.

María Dolores Huertas, jubilada llegada desde Alicante para su primer 8-M en la capital, reivindicaba a ABC precisamente la necesidad de acabar con la violencia de género, ya que fue maltratada «durante demasiados años». Y apuntaba en la misma dirección que la mandataria socialista: «Nuestro enemigo no son los de enfrente. Está en la gente que dice que no existe la violencia machista».

La delegación de Unidas Podemos este 8M, con Ione Belarra e Irene Montero en el centro Belén Díaz

La ministra de Igualdad, Irene Montero , ha celebrado por su parte que la mejor noticia de este 8-M «es que las calles se han vuelto a teñir de morado». Con la mascarilla morada como elemento estrella, no han faltado tampoco las pañoletas ni banderas del mismo color. Las voceras de la Comisión 8M zanjaban, por su parte, la polémica antes de empezar a caminar por las céntricas calles madrileñas: «(las otras feministas) han tomado la decisión de convocar otra marcha, pero la nuestra es diversa y es en lo que no estamos de acuerdo en lo que hay que seguir trabajando», esclarecía Rocío Lledó.

Detrás, más alejados de las pancartas partidistas la batukada se convertía en protagonista. Fueron las feministas Anticapitalistas las que más alto entonaron el 'no a la guerra' que ha enfrentado esta semana al Gobierno de coalición. A la par, sin embargo, gritaban que 'la lucha es el único camino'. No han faltado gritos que han reivindicado la ley del 'sí es sí', que próximamente tramitará el Gobierno: «No es no, lo demás es violación», han gritado los más jóvenes.

Al finalizar la marcha, desde Colón, la plataforma de la Comisión 8M ha leído el manifiesto desde el escenario, emplazando a los asistentes a «continuar la lucha».

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