Un año a la deriva en el Ártico
Un rompehielos de investigación soltará anclas sobre un témpano de hielo, se dejará atrapar y quedará a merced del hielo
![Un rompehielos en el Ártico](https://s2.abcstatics.com/media/sociedad/2019/01/15/barco-artico-kfb--1248x698@abc.jpg)
En algún lugar frente al archipiélago Severnaya Zemlya, el archipiélago ruso en aguas del Ártico llamado «Tierra del Norte», el capitán dará orden de parar las máquinas. El rompehielos de investigación alemán de 120 metros de longitud Polarstern (Estrella Polar) soltará anclas sobre un témpano de hielo de varios kilómetros de diámetro, se dejará atrapar y quedará a merced del hielo durante todo un año . Esto sucederá el próximo otoño, dando inicio a una expedición en la que participan 17 países y que explorará el último territorio desconocido para el ser humano. Si todo sale como está previsto, la expedición «Mosaic» , una abreviatura de «Observatorio Multidisciplinario a la Deriva para el Estudio del Clima Ártico», terminará en el Estrecho de Fram, en la costa este de Groenlandia y traerá a bordo respuestas a preguntas que las condiciones extremas de la región no habían permitido hasta ahora formular.
«¿Libera el océano CO2 en invierno? ¿Queda la vida en el hiele completamente en estado de hibernación? ¿Cómo se mueve el calor en invierno entre el océano, el hielo y la atmósfera?», señala como algunas de esas preguntas Antje Boetius, bióloga marina de 51 años que dirige el Instituto Alfred Wegener (AWI) y tiene una cátedra en la Universidad de Bremen. Será una de las primeras en liderar experimentos Mosaic y su investigación se centra en las profundidades del mar. Haparticipado en unas 40 expediciones de investigación y dirigido varias de ellas, antes de seguir los pasos de expediciones que sentaron precedente en el Ártico, como el viaje del legendario «Fram» bajo dirección del noruego Fridtjof Nansen entre 1893 y 1896. Sus sucesores, los científicos del Instituto de Investigación Polar de Noruega, también tuvieron su barco «Lance» a la deriva en el hielo durante cinco meses en 2015. Y la Unión Soviética y más tarde Rusia han establecido numerosas estaciones en los témpanos de hielo.
«La última persona que midió datos en la deriva transpolar durante todo un invierno desde un barco fue Fridtjof Nansen hace 125 años. Los noruegos, que recientemente exploraron el invierno alrededor de Spitsbergen, estaban solo frente a la costa. Las estaciones de deriva de hielo de Rusia están actualmente suspendidas, han recopilado solo un pequeño número de lecturas y no se ha publicado mucho», explica Boetius la necesidad de la expedición, «necesitamos conocer mejor la influencia del Ártico en el clima global».
En total, unos 600 científicos irán rotando en el Polarstern a lo largo del año, desplazándose a la deriva por territorios en los quela capa de hielo es tan densa que los rompehielos no tienen nada que hacer y en los que la presencia humana en invierno es inédita. Los preparativos para el proyecto «Mosaic» ya están en plena marcha, entre ellos la construcción de todas las estaciones de medición antes de que empiece la noche polar.
Además de otros rompehielos de apoyo se incluirán aviones de investigación y helicópteros. Se están evaluando planes de emergencia en el caso de que haya un rompimiento del hielo y los miembros del equipo deban ponerse a salvo. También han comenzado los procesos de entrenamiento para los científicos participantes. «Hay una preparación física y también una preparación psicológica», informa el jefe de la expedición, Markus Rex, «salimos de una sociedad hiperconectada para sumergirnos en una situación de aislamiento en la que no podremos llamar por teléfono, ver la televisión , navegar por internet o utilizar Skype. Solo enviar breves correos electrónicos, y eso exige una proceso de mentalización». «Una de las cosas más importantes que he aprendido en anteriores expediciones es que el científico propone y el Ártico dispone», dice Boetius, «puedes tener que esperar semanas hasta que el hielo o el viento permiten las condiciones necesarias para hacer algo planeado, pero al final sucede».
Una flota de rompehielos rusos y chinos garantizarán el cambio de personal cada tres o cuatro meses, además de proporcionar suministros de alimentos, equipo científico y combustible . También se servirán de transporte aéreo que moverá a los científicos a los campos de investigación sobre el hielo repartidos alrededor de la situación del Polarstern y que están siendo todavía planeados.
Uno de los sueños de la expedición sería sin duda la llegada del laboratorio flotante al Polo Norte. «Eso querríamos», reza Boetius, «sería muy emocionante por la historia de las expediciones con ese objetivo, pero es absolutamente improbable que lleguemos a ese punto , calculo que pasaremos a una distancia de unas cien millas náuticas, unos 185 kilómetros, que también es muy emocionante».
La financiación del proyecto, más de 120 millones de euros , ha requerido el compromiso conjunto de 17 países y ha sido diseñado por un consorcio internacional de instituciones de investigación polar líderes, bajo el paraguas del Comité Internacional de Ciencia del Ártico (IASC), dirigido por el Instituto Alfred Wegener, Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina. (AWI), Instituto de Investigación del Ártico y Antártico (AARI) y la Universidad de Colorado, Instituto Cooperativo para la Investigación en Ciencias Ambientales (CIRES). Cuando el Polarstern zarpe del puerto de Tromsø, en Noruega, en septiembre de 2019, la Ciencia estará dando el inicio de un salto hacia una mejor comprensión del clima y la pérdida del hielo polar, a la vez que abre y abre el camino a nuevas rutas de transporte y a una nueva era del diseño de experimentos.
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