Tras el Covid-19

Una de cada cuatro personas que pidió ayuda a Cáritas durante el estado de alarma lo hicieron por primera vez

Durante los últimos tres meses, las solicitudes a esta institución de la Iglesia se dispararon un 77 por ciento

Reparto de alimentos de Cáritas durante la pandemia VALERIO MERINO | Vídeo: Cáritas señala que el tipo de confinamiento ha creado nuevas clases sociales (EP)

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La crisis social y económica provocada por el Covid-19 disparó las demandas de ayuda a Cáritas un 77 por ciento. Durante los tres meses que duró el estado de alarma, el número de personas que recurrieron a esta institución de la Iglesia creció además un 57 por ciento. La mayoría lo hicieron a través del teléfono (60%) o de algún canal virtual, como el correo electrónico, las redes o la web (20%), mientras que la atención presencial en las parroquias cayó un 26 por ciento.

Así se desprende de la encuesta realizada por esta institución de la Iglesia a todas sus sedes parroquiales para pulsar el impacto del Covid-19 entre la población más vulnerable. Según este sondeo, una de cada cuatro personas que golpearon durante la epidemia las puertas de Cáritas lo hicieron por primera vez. La mayoría fueron familias monoparentales —sobre todo mujeres con hijos a cargo—, trabajadores de la hostelería, empleadas de hogar y personas sin las competencias digitales necesarias para poder realizar trámites administrativos de forma online.

Sus principales demandas estuvieron relacionadas con necesidades muy básicas, como la alimentación, la imposibilidad de hacer frente al pago de la vivienda o de sus suministros. Con el confinamiento y la suspensión de las clases presenciales, muchas familias también se encontraron sin conexión a internet o sin dispositivos electrónicos para que sus hijos pudieran seguir el ritmo escolar.

Emergencia social

«La pandemia ha multiplicado los problemas de subsistencia básica de muchos ciudadanos que ahora siguen en emergencia social como consecuencia de encontrarse en la economía sumergida», aseguró este jueves la secretaria general de Cáritas Española, Natalia Peiro, durante la presentación de este balance.

Para poder hacer frente al aumento de la precariedad, Cáritas Española consiguió movilizar en tiempo récord el doble de recursos (2,7 más que antes de a crisis). En dos meses y medio, la sede estatal de esta confederación logró recaudar 11,2 millones de euros gracias a la la campaña «La caridad no cierra. Cada gesto cuenta». «El año pasado Cáritas advertía de que la sociedad española padecía una fatiga de la compasión. Pero esta crisis ha dado paso a un esperanzador rebrote de solidaridad. La oferta de solidaridad privada no ha dejado de aumentar. La movilización de recursos gracias a las donaciones de empresas y de particulares ha sido muy grande y a todos los niveles. Ahora tenemos el reto de mantener el ritmo para sacar de la pobreza a todos las personas afectadas por el Covid», aseguró Peiro.

Pero las personas atendidas por esta institución son apenas la punta del iceberg de una crisis social y económica que ha ahondado las dificultades económicas de las familias en situaciones ya de por sí muy precarias. «Antes del Covid-19, la pobreza severa no había parado de aumentar a pesar de la recuperación del empleo. Llueve sobre mojado. Hoy tres cada 10 personas en exclusión grave carecen de cualquier tipo de ingresos», aseguró este jueves Guillermo Fernández, del Equipo de Estudios de Cáritas Española.

El porcentaje de personas desempleadas dentro de la población en exclusión grave es del 73,1 por ciento. En solo dos meses, España «ha vuelto a las cifras del peor momento de la Gran Recesión», indicó. Dentro de la población en exclusión grave, ya hay un 67,8 por ciento en pobreza severa. Eso quiere decir que siete de cada diez de estos hogares viven con unos ingresos de 776 euros mensuales para dos adultos y dos menores de edad. «Viven por debajo del umbral crítico de la pobreza severa», denunció Fernández.

Vivir de la prestación

La crisis sanitaria ha cambiado además por completo la estructura de los ingresos de los hogares. Las familias en situación de exclusión grave que se han quedado sin ingresos han crecido un 137 por ciento entre febrero y mayo, al pasar del 12,3 por ciento al 29,2. En el plazo de pocas semanas, los recursos de los hogares que proceden del empleo formal se han reducido a la mitad (del 44 ,9 al 24,7 por ciento) mientras que han aumentado los hogares con ingresos por prestación o subsidio (5,6%).

«Hoy contamos con una hogares más frágiles, con menor capacidad de generación de recursos económicos por la vía del empleo y más dependientes de las transferencias económicas procedentes de las administraciones y de las organizaciones del tercer sector», subrayó Fernández.

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