Una década de Fukushima

El 11 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9 desató un tsunami que arrasó la costa nororiental de Japón, dejando más de 22.000 muertos y desaparecidos y provocando en la central de Fukushima 1 el peor accidente nuclear desde Chernóbil. Pablo M. Díez Con olas de hasta 40 metros, el tsunami arrastró todo lo que encontró a su paso en cientos de kilómetros y sacó a los barcos del mar, como el carguero 'Asia Symphony', de 175.000 toneladas, varado sobre el muelle del puerto de Kamaishi, en la prefectura de Iwate. Pablo M. Díez Onagawa, en la prefectura de Miyagi, fue uno de los pueblos que quedaron devastados por el tsunami del 11 de marzo de 2011. Pablo M. Díez El puerto de Shiogama, donde había varias empresas automovilísticas a las afueras de Sendai, era un gigantesco cementerio de coches tras el paso de las olas gigantes. Pablo M. Díez Con una altura de 17 metros, el tsunami inundó la central nuclear de Fukushima 1, donde se fundieron tres de sus reactores al fallar sus sistemas de refrigeración por falta de electricidad. Las 80.000 personas que vivían alrededor tuvieron que ser evacuadas por las radiactividad y muchos no han podido volver todavía a sus hogares. Pablo M. Díez En los alrededores de la central nuclear de Fukushima 1, los damnificados por el tsunami recogían sus enseres de sus casas destruidas. Pablo M. Díez Entre una jungla de grúas y los tanques donde se acumula el agua radiactiva con que son regados para que no se calienten en exceso, los fundidos reactores 1, 2 y 3 de la siniestrada central nuclear de Fukushima 1, donde ABC ha entrado dos veces para ver los trabajos de descontaminación y desmantelamiento. Pablo M. Díez Unos cinco mil operarios trabajan en los trabajos de descontaminación y desmantelamiento de Fukushima 1, que durarán hasta 2041 o 2051. El principal problema es la alta radiación en los reactores fundidos, cuyo combustible nuclear se ha mezclado con los escombros que dejaron las explosiones de hidrógeno. Pablo M. Díez Para mantener los reactores estables a una temperatura de 30 grados, hay que inyectarles cada día 140 metros cúbicos de agua subterránea, que se contamina y debe ser almacenada porque no se pueden eliminar todas sus sustancias radiactivas. El agua tóxica se acumula en más de un millar de gigantescos depósitos, pero la central se quedará sin espacio en 2022 y habrá que liberarla al océano Pacífico, lo que preocupa en la región de Fukushima y a los países vecinos. Pablo M. Díez Una década después del tsunami que provocó el accidente nuclear de Fukushima, aún hay pueblos fantasma alrededor de la central a los que no se puede volver por su alta radiactividad. Pablo M. Díez Además de visitar la central de Fukushima 1 en 2015 y 2017, ABC ha entrado varias veces en la zona evacuada a su alrededor, acompañando a ecologistas que medían la radiación y a vecinos que iban a ver sus casas abandonadas. «La energía atómica es el motor de nuestro brillante futuro», reza este cartel en Futaba, cerca de la planta siniestrada. Pablo M. Díez Una década después del tsunami, sus cicatrices están aún a flor de piel y el fantasma nuclear de Fukushima sigue amenazando a Japón. Pablo M. Díez

Una década de Fukushima

Se cumplen diez años del tsunami que arrasó el nordeste de Japón y causó el mayor desastre atómico desde Chernóbil