¿Qué es la cúpula de altas presiones que ha provocado una ola de calor con decenas de muertos en Norteamérica?

Una ola de calor inédita abrasa Estados Unidos y Canadá. Biden convoca a todos los gobernadores afectados para convertir el problema en cuestión de Estado

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Una ola de calor extremo ha convertido en los últimos días el Noroeste de EE.UU. y el Suroeste de Canadá en un horno, un fenómeno climático que ha producido decenas de muertos, miles de hospitalizaciones y que anticipa una aridez extrema que podría disparar los incendios en toda la costa del Pacífico este verano . Es más que una forma de escribir: las temperaturas que se han alcanzado en algunas zonas solo se habían producido hasta ahora en lugares calentados de forma artificial.

El caso más significativo es el de Lytton, un pueblo en el interior de la Columbia Británica, la región canadiense en la costa del Pacífico, que ha batido durante tres días consecutivos el récord histórico de temperatura del país. En Lytton la temperatura rondó el martes los 50 grados (49,5) . Son casi cinco grados más que el anterior récord para Canadá, que estaba vigente desde 1937.

Lo habitual para Lytton en esta época del año son temperaturas de entre 22 y 23 grados de máxima, menos de la mitad. “No hay palabras”, aseguraba en Twitter Claire Martin, de Environment Canada, la agencia nacional de meteorología y clima, sobre una situación que no se recuerda en el país.

El fenómeno climático que vive el Noroeste de Norteamérica ha sido definido por los meteorólogos como una ‘cúpula de calor’. Se ha formado por dos sistemas de presión, uno proveniente de las islas Aleutianas, en Alaska, y otro en las bahías de James y Hudson, en el centro de Canadá. Es un tipo de calor que forma una capa gruesa en la atmósfera y que afecta a los patrones de presiones y vientos, por ejemplo, evita que entren corrientes de aires más frescas del Pacífico . Es un fenómeno poco habitual, sobre todo en la intensidad con la que se ha producido en los últimos días.

«Estoy conmocionado por esto», aseguró a la CBC, la televisión pública canadiense, Simon Donner, profesor de climatología de la Universidad de la Columbia Británica. « Como científico del clima, se espera que haya más olas de calor extremo en el futuro porque estamos añadiendo gases de efecto invernadero en la atmósfera. Pero esto va más allá de mis expectativas. No hay precedente ninguno en nuestra historia de una ola de calor tan larga y tan fuerte».

El fenómeno climático ha cogido desprevenida a la población de la región, no acostumbrada a esos rigores. Durante los últimos días, se han vivido escenas caóticas: se han agotado los equipos de aire acondicionado -hasta ahora, muchos no los creían necesarios-, se han llenado los hoteles -miles han buscado refugio en sus sistemas de refrigeración-, se han producido cortes eléctricos ante la presión sobre el tendido para acondicionar los hogares y muchas ciudades han vivido escenas impensables para la zona, con vecinos en busca de fuentes, lagos, ríos o playas para meter en ellos el cuerpo y calmar el calor .

El impacto sanitario ha sido trágico, con cientos de fallecimientos en los que el calor ha podido ser un factor determinante. «Desde el comienzo de la ola de calor a finales de la semana, el servicio forense de la Columbia Británica ha registrado un incremento significativo de fallecimientos en los que se sospecha que el calor extremo ha sido un factor contribuyente», aseguró en un comunicado Lisa Lapointe, jefa del servicio forense de la región. Hasta el martes por la noche, la Columbia Británica había registrado 233 muertes que podrían estar relacionadas con las temperaturas extremas.

«Nunca hemos visto algo así en Vancúver y, por desgracia, docenas de personas están muriendo por ello», dijo Steve Addison , portavoz de la policía de la principal ciudad de la Columbia Británica. A orillas del Pacífico, esta ciudad normalmente goza de temperaturas mucho más moderadas que en el interior; esta semana ha pasado noches en las que la temperatura no bajaba de 24 grados, como si estuviera en el Trópico. Según Addison, su departamento había recibido hasta ayer 65 llamadas por «muerte súbita» desde el viernes, 20 de ellas solo el lunes, uno de los días más calurosos. En jornadas normales de verano, reciben como máximo tres o cuatro de estas llamadas al día.

En el lado Sur de la frontera, la situación no era mucho mejor. En estados del Noreste de EE.UU., como Washington y Oregón, también se han batido los récords de temperatura. En sus dos grandes ciudades -Seattle y Portland, respectivamente- ha sido así: la primera registró 46,6 grados y la segunda, 42,2, temperaturas nunca registradas en ciudades que se benefician del efecto del Pacífico .

En los dos estados se han contabilizado una docena de fallecimientos relacionadas con el calor, además de miles de hospitalizaciones. « Esto es realmente peligroso para la vida humana y no estamos acostumbrados, no estamos preparados», aseguró Betsy Robertson, portavoz de Cruz Roja en Seattle, a la cadena ABC News.

Aunque muchos expertos son cautelosos a la hora relacionar el fenómeno de forma directa con el cambio climático, los datos indican que estas olas de calor son más frecuentes, más duraderas y más intensas en las últimas décadas, según los datos del servicio meteorológico de EE.UU. « Este es el comienzo de una situación de emergencia permanente »; aseguró Jay Inslee, el gobernador del estado de Washington, un defensor firme de la lucha contra el cambio climático.

El calor no ha sido exclusivo de estas zonas de EE.UU. y Canadá. Las altas temperaturas se han registrado, aunque no en esos niveles, en todo Norteamérica, aunque en la costa Este, donde los termómetros han llegado cerca de los 40 grados ya se esperaba para hoy una bajada pronunciada de las temperaturas.

Lo peor, especialmente en la costa Oeste de ambos países, podría estar todavía por llegar. La falta de lluvia y la persistencia de las altas temperaturas son un combustible para la temporada de incendios. El presidente de EE.UU., Joe Biden , mantuvo ayer una reunión con gobernadores de todo el país, en la que prometió más fondos para los servicios de bomberos federales. Buena parte de la preocupación está en California, que el verano pasado vivió su peor temporada de incendios y, ante las condiciones que se presentan ahora, podría ser peor este año.

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