Crisis del coronavirus

Los quiosqueros resisten en la calle: «Somos un servicio básico y necesitamos ayuda»

ABC incrementa la comisión de venta para los profesionales como gesto de apoyo a los quiosqueros

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Teresa Araujo, en su quiosco de la calle Bravo Murillo de Madrid Maya Balanyà
Adrián Delgado

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Cada uno de los ejemplares que ABC pone día a día disposición de sus lectores –como servicio básico que es– tiene detrás, en estos difíciles tiempos, el empeño de muchos profesionales. Entre ellos hay una pieza –clave antes de llegar a las manos de quienes buscan información– que son los vendedores de prensa. Desde sus quioscos, resisten en plena crisis del coronavirus . La pandemia que azota a Madrid con dureza ha llevado a algunos a echar el cierre –por el miedo comprensible a contagiarse o por consejo médico al sufrir patologías previas–. Pero la mayoría sigue ahí, «al pie del cañón».

Teresa Araujo es la presidenta de la Asociación de Vendedores Profesionales de Prensa de Madrid y no ha cerrado su quiosco, en plena calle de Bravo Murillo. Es uno de los 390 que existen en la capital. Viven uno de los momentos más complicados de la historia reciente con una gran «incertidumbre». «Esto es horrible. Hay mucho miedo, pero aquí estamos», explica a ABC en una conversación telefónica.

Desde que se decretó el estado de alarma, además de vender periódicos y revistas a los clientes han mostrado su lado más solidario. «Mi marido le lleva el ABC a personas mayores que no deben salir . De paso, les acerca el pan o lo que le pidan de compra», relató. Ella, mientras, atiende el quiosco con la única protección de unos guantes. «Si veo que la gente no respeta la distancia, se lo digo. No sabemos si nos estamos exponiendo demasiado», explica.

Tras cumplir con lo que consideran «un deber» –permitir que la gente pueda seguir comprando su periódico cada día– reclaman «ayudas urgentes». «Hay muchos asociados que no podrán pagar las facturas la semana que viene. Después vendrán las cuotas de autónomo que, aunque las aplacen, habrá que pagarlas. Se ven pidiendo un crédito. Esto es un varapalo económico enorme . El quiosco, abra o cierre, tiene gastos, y sin ingresos... Somos un servicio básico y necesitamos ayuda», lamentó.

«Nos la estamos jugando»

Rosa Quintana ABC

«Nos la estamos jugando, pero que sea lo que Dios quiera», dice con preocupación, al otro lado del teléfono, Rosa Quintana . La presidenta de los Vendedores Asociados de Prensa de Madrid (VAP) y de la Asociación de Vendedores de Prensa de la Comunidad de Madrid (Avecoma) está confinada en casa. «Soy una persona de alto riesgo con varias patologías previas, pero mi marido está abriendo todas las mañanas», explica sobre su delicada situación. Su negocio, en la Ronda de Atocha, es otro de los que han asumido su compromiso con los lectores que quieren seguir informándose a través de estas páginas.

«Las ventas han bajado mucho pero no nos podemos permitir cerrar. Ofrecimos a nuestro empleado hacer un ERTE pero se negó. Dijo que se quedaba ayudándonos», explica sobre Pedro, un joven que acude tres horas al día para ayudar a Manuel Buide, su marido. Entre los dos se las apañan para seguir atendiendo a los clientes, sobre todo a los más mayores, que no pueden salir a la calle. «Se lo acercan a su casa, bajan, les pagan y vuelven a su confinamiento», relata.

En su tienda han tomado medidas extraordinarias para garantizar la distancia entre los compradores. «Han puesto unos papeles en el suelo para que sepan dónde se tienen que quedar», explica. También en su casa: «Mi marido se va directo a la ducha según entra por la puerta. Echa la ropa directamente a lavar. Está obsesionado con que yo me pueda contagiar», confesó. Dice que ahora es el momento de que el Gobierno arrime el hombro con todos los que, como ellos, van a sufrir las consecuencias económicas.

En los municipios de la región

Juan Vicioso ABC

Los municipios de la periferia de Madrid también tienen garantizada la venta de periódicos gracias al esfuerzo que están realizando profesionales como Juan Vicioso . El presidente de la Federación Madrileño Castellana de Vendedores de Prensa (Femcaprens) y de la Confederación de Vendedores de Prensa de España defiende su oficio como un «servicio público». «Si no pueden venir a por él, acercamos el periódico allí donde haga falta, como siempre», explicó a ABC por teléfono tras volver del reparto a domicilio por Villaviciosa de Odón.

Allí regenta, junto con su mujer y su hijo –dispuesto a tomar el relevo generacional como quiosquero–, una tienda en la que venden prensa entre otros productos. «Conseguimos un lote de cien mascarillas y las hemos vendido a un precio muy reducido. También estamos vendiendo botes de gel hidroalcohólico», contó. Reconoce que su perfil es de alto riesgo. «Qué le vamos a hacer... Vengo por la mañana para repartir y en la tienda tenemos un cartel para que la gente mantenga la distancia», dijo.

«Vendemos menos pero seguimos tirando. Hoy solo me quedan tres ABC, por ejemplo. Nosotros agradecemos mucho el esfuerzo que está haciendo ABC para que sigamos vendiendo periódicos y con más comisión», expresó confiado en que esta crisis del coronavirus pase lo antes posible y que los 42 asociados que representa Femcaprens en Madrid sobrevivan a esta situación.

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