Crimen machista en Adeje: «Mi padre alquiló un coche porque tenía regalos de Pascua en una cueva»

El asesino de su familia planeó con antelación todos los detalles de la matanza

Video:Los primeros indicios de la investigación apuntan a que Thomas habría matado a golpes a su mujer y uno de sus hijos ABC

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Es el testigo definitivo con solo cinco años en el doble crimen de su madre, Silvia, de 39, y su hermano de 10. Un voluntario con un perro halló los cadáveres de ambos en una cueva profunda a varios kilómetros de Adeje (Santa Cruz de Tenerife) el miércoles. El niño, de nacionalidad alemana, igual que el resto de su familia, escapó a la muerte a golpes que su padre les había preparado; deambuló solo por barrancos escarpados entre la niebla más de cuatro kilómetros durante varias horas, a través de una zona que no conocía. Una vecina lo encontró el martes pasadas las cuatro y media de la tarde por casualidad en un camino, pero no hablaba español. «Estaba agobiado, asustado, manchado con arañazos. Me dio las gracias».

Rosi, vecina de Adeje, buscó a un amigo para que le ayudara con el idioma. El pequeño les explicó que su padre había golpeado a su madre y a su hermano y que él había huido porque había mucha sangre. Corrieron a la Policía Local y de ahí a la Guardia Civil.

El niño es también el testigo incómodo. No solo presenció el crimen y pudo escapar, sino que ofreció datos tan precisos a los agentes que parecían increíbles dada su corta edad. Los guardias civiles llamaron a una traductora de alemán y el pequeño poco a poco se fue abriendo y detallando lo que había ocurrido en las horas previas. Les explicó que él, su madre y su hermano de diez años habían llegado el lunes desde Alemania, que su padre vivía en Adeje y que había alquilado un coche para llevarlos de excursión y enseñarles una cueva. «Él les dijo que tenía regalos de Pascua escondidos allí», reveló Analís, la traductora que pasó horas con él en el programa «Cuatro al Día».

Sabía el logo de la empresa

El dato del alquiler del vehículo fue definitivo para localizar con rapidez a Thomas Handrick , de 43 años, dado que no estaba empadronado en la localidad tinerfeña pese a que residía allí hacía alrededor de dos años. En pocos minutos averiguaron que Handrick había alquilado una furgoneta Volskwagen Caddy –el niño recordaba el logo de la empresa– y había facilitado algunos datos identificativos. El testigo, con precisión, contó que dejaron el coche en un camino y se encaminaron a pie a la cueva (luego se averiguó que estaba entre el Barranco del Infierno y el del Burro donde hay cientos de grutas). Allí, su padre golpeó a su madre. «Me dijo que su madre tenía la boca llena de sangre y que estaba en el suelo. Al hermano no vio cómo lo golpeaba», explicó la traductora. El crío salió corriendo por el monte en dirección contraria, huyendo de su padre al que ya no vio más.

«Preferí la vida a los regalos de Pascua», asegura la traductora que le dijo el pequeño con absoluta entereza sin llorar ni derrumbarse en ningún momento aunque sin dejar de preguntar por su madre.

Los agentes se dirigieron a la casa de Handrick , en la calle Ramón y Cajal de Adeje. En la puerta estaba aparcado el monovolumen recién alquilado. Handrick dormía. Aseguró que había dejado a su familia de excursión por el campo «para hacer una ruta» y él había regresado en coche. No sabía nada de ellos. La versión era del todo increíble.El individuo presentaba además numerosas heridas. Cuando le preguntaron cómo se las había hecho, inventó la segunda parte: se había caído mientras caminaba hacia el vehículo. A simple vista, los investigadores detectaron que no eran ese tipo de heridas, sino aparentes señales de defensa. No colaboró y se resistió lo que pudo: despectivo y violento. Quedó detenido y fue trasladado al puesto de la Guardia Civil de Playa de las Américas. Desde el martes por la noche no ha vuelto a abrir la boca.

En paralelo la Guardia Civil inició una búsqueda angustiosa por el Barranco del Infierno . Más de cien efectivos de la Guardia Civil, de la UME, Cruz Roja y Bomberos, auxiliados por tres perros y dos helicópteros se desplegaron por desfiladeros y caminos. Un perro de un voluntario descubrió la cueva y los cadáveres el miércoles poco antes de las cuatro de la tarde. Ambos presentaban numerosos traumatismos, posiblemente realizados con una piedra. Silvia tenía la cara deformada por los golpes, tal y como había anticipado en su relato infantil su hijo pequeño.

Al mediodía de ayer Handrick fue trasladado por la Guardia Civil al registro de la casa en la que vivía solo desde hace casi dos años. No se relacionaba con sus vecinos ni en apariencia tampoco con la nutrida comunidad germana que reside en la zona. La pareja estaba separada, aunque no legalmente; al menos la mujer seguía utilizando el apellido de él, según fuentes de la investigación. Todo apunta a que los niños no estaban al tanto de estas desavenencias y ahora los investigadores tratan de aclarar el motivo del viaje para saber si guarda relación con el crimen machista, del que se ha hecho cargo el Juzgado de Violencia contra la Mujer de Arona.

Los abuelos maternos

Los especialistas de Criminalística se desplazaron a la casa en busca de la ropa que vestía el detenido el martes y cualquier otro indicio. Según algunos vecinos, esa misma tarde, mientras los cadáveres de su mujer y su hijo mayor estaban en la cueva y su hijo pequeño vagaba solo por los barrancos él iba bebiendo una lata de cerveza por la calle, paseando con calma. La misma que ha demostrado desde que lo detuvieron.

Los investigadores están convencidos de que Handrick preparó el crimen con detalle y antelación: alquiló el coche para llevarlos a ese barranco inhóspito y a esa cueva, que casi con seguridad había visitado antes. Sabía que era una galería profunda, difícil de encontrar, casi imposible . No contaba con que su hijo menor escapara y aportara tantos detalles.

«Si el niño no hubiera huido posiblemente se habrían encontrado los cuerpos de forma casual dentro de meses o años. La zona es complicadísima y él habría tenido tiempo de deshacerse de cualquier indicio», señalan fuentes de la Guardia Civil. Destacan la entereza, la inteligencia y la astucia del crío que fue capaz de recordar detalles fundamentales. El testigo definitivo espera ahora la llegada de sus abuelos maternos. Aún no sabe que su madre y su hermano han muerto.

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