Coronavirus
La pandemia vacía los supermercados de Estados Unidos
Miles de reponedores, distribuidores y transportistas están de baja por el Covid
Huevos: agotados. Pollo: agotado. Tomates: agotados. Pan: sólo de molde. Leche: sólo de sabor fresa y chocolate. Un empleado del supermercado llega con un carro y coloca cinco bandejas de filete de pollo deshuesado sobre una balda refrigerada y desierta. Desaparecen en menos de un minuto, como maná caído del cielo pandémico. Una mujer con sus 70 años cumplidos, con una bolsa de rejilla con dos manzanas adentro, se gira y con media sonrisa dice: «El tercer mundo». Se va dejando atrás un cartel que sin aparente ironía dice: «Si no encuentra lo que busca, pídalo».
Esta era la estampa en un concurrido supermercado Giant en la zona de Van Ness, al norte de la capital estadounidense, a las nueve de la mañana del miércoles 12 de enero de 2021, el día en que la realidad de la escasez golpeó a Estados Unidos. La portada del diario 'The Washington Post' mostraba una gigantesca foto a cuatro columnas de una balda de zumos vacía de otro supermercado, un Target, y afirmaba que «la experiencia de hacer la compra ha quedado arruinada».
La imagen se multiplica en supermercados de todo el país, provocando entre resignación e ira. Es además todo muy aleatorio. Hay tiendas, como el Trader Joe’s de la Calle 14 en Washington que el martes tenía un abundante inventario de orquídeas y narcisos pero carecía de pimientos, manzanas o kiwis. Los clientes se aprovisionaban de lo que podían, sobre todo de congelados, y hacían una larga cola para pagar. Y ya en la caja, desembolsaban más dinero que hace un año, pues según anunció la Casa Blanca ayer, en ese espacio la inflación subió un 7%, la mayor cifra desde 1982.
El presidente Joe Biden tuvo que salir ayer a admitir que «la inflación es un desafío global, que aparece en prácticamente todas las naciones desarrolladas a medida que emerge de la recesión económica por la pandemia». Añadió que « EE.UU. es afortunado de tener una de las economías de más rápido crecimiento ».
Una tormenta perfecta ha provocado esta escasez que alarma a EE.UU. Según la Asociación de Marcas del Consumidor, la razón primordial son las bajas de reponedores, distribuidores, dependientes y cajeros. Hay más enfermos en las dos semanas pasadas que en todo el año 2020, lo que demuestra lo contagiosa que es la variante Ómicron del coronavirus.
Según Geoff Freeman, que es el director de esa patronal, hay 80.000 camioneros de baja, lo que impide la llegada de alimentos a las tiendas. «A todo el mundo le ha golpeado esta escasez de mano de obra, sea por las dimisiones en cadena, o, sobre todo, por la variante ómicron», dijo Freeman en una llamada con 27 directivos del sector mantenida en lunes y filtrada a la prensa.
Hay, efectivamente, millones de empleados que están abandonando sus puestos de trabajo, resultado por un lado de un mercado dinámico y con mucha oferta y por otro, de subsidios y ayudas gubernamentales por la pandemia. Solo en noviembre, el último mes del que hay datos, se despidieron 4,5 millones de empleados. Muchos ni siquiera avisan con antelación y simplemente se esfuman, en un método muy «millenial» de enfrentarse al mercado laboral. Además, el año ha entrado en el Este y Medio Oeste de EE.UU. con temporales, nevadas, heladas y otros desafíos climáticos.
Más demanda
Las organizaciones de consumidores y las patronales también atribuyen esta escasez a un aumento de la demanda. Más de 5.000 escuelas siguen cerradas por la pandemia. Esto significa que los niños, y sus padres, comen en casa, lo que afecta tanto a la escasez como al precio de los alimentos. Según un observatorio de Mastercard, solo en diciembre aumentaron un 8% las compras en supermercados.
Hay incluso un boom de los compradores que, por medio de aplicaciones como Uber, se dedican a ir por uno al supermercado. Este miércoles, por ejemplo, la aplicación no tenía disponibilidad en Washington hasta al menos el sábado siguiente.
En el supermercado Giant de Van Ness, uno de los empleados dijo que estaba previsto que un camión trajera carne y verdura a media mañana, pero que no era seguro. « Lo creeré cuando lo vea» , dijo una de las clientas, un escepticismo consumista que hubiera resultado impensable en la capital de EE.UU. antes de esta pandemia.
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