Coronavirus
El negocio del ozono y otros desinfectantes inútiles y peligrosos contra el Covid-19
Algunos expertos alertan de que su eficacia no está probada y de que pueden ocasionar serios problemas para la salud, sobre todo si se usan en lugares públicos
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Acabar con el Covid-19 se ha convertido en el objetivo principal de la humanidad. Mientras se destinan millones a la búsqueda de un tratamiento eficaz y al hallazgo de una vacuna que termine con la pesadilla, los gobiernos empiezan a deslizar que, al ... menos hasta entonces, habrá que aprender a convivir con el coronavirus . Así, el uso extendido de mascarillas, la exhaustiva higiene de manos y la distancia social han llegado para quedarse. Además, la desinfección de lugares públicos para reducir los contagios se ha convertido en otra de las grandes batallas; una guerra a la que muchos están acudiendo con las armas equivocadas.
Hasta hace poco, con la población en sus casas y la inmensa mayoría de negocios cerrados, la desinfección de locales y otros espacios la realizaban profesionales, mayoritariamente en centros hospitalarios. Sin embargo, según avanza la desescalada y la actividad económica se despereza, muchos empresarios buscan soluciones para mantener la higiene de sus bares, tiendas, etcétera. Para ello, existen diversas opciones, pero no todas igual de eficaces. Algunas, incluso, pueden ser contraproducentes.
El ozono ha irrumpido con fuerza en este mercado. Una búsqueda rápida en Google revela multitud de empresas que ofertan procesos con este gas, amparándose en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo tiene en su lista de biocidas contra el Covid-19. Sin embargo, ¿es esto cierto? La respuesta es no . Son varios los organismos que se han pronunciado al respecto y todos comparten la misma idea: si bien el ozono ha demostrado ser un buen desinfectante en algunos casos, no hay estudios que evidencien que sea eficaz contra el actual coronavirus. Al mismo tiempo, recuerdan que su uso puede causar serios problemas para la salud.
«La desinfección con ozono es peligroa porque puede ser infeciente y uno se expone a un gas dañino para la salud».
Fernando Usera
CSIC
El Ministerio de Sanidad , en una nota emitida el pasado 27 de abril, tampoco reconoce el ozono como biocida contra el Covid-19, aunque evita prohibir su uso y se ciñe a recomendar ciertas precauciones. La última en pronunciarse fue la Organización Internacional del Ozono (IOA) , que abre su portal web de forma taxativa: «Mientras que el ozono es altamente efectivo en la inactivación de muchos virus, la IOA no es consciente de ninguna investigación ni prueba que indique su eficacia contra el SARS-CoV-2 coronavirus». Aun así, las ventas de máquinas de ozono se han disparado y muchas empresas han encontrado un filón, a pesar de no estar inscritas en el Registro Oficial de Establecimientos y Servicios Biocidas, condición indispensable para ofrecer y comercializar servicios de este tipo.
Fernando Usera , jefe de seguridad biológica del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) , explica en ABC su posición: «Se trata de un proceso que no es seguro, ya que no hay una experiencia suficiente sobre su utilización. Además, sus usuarios no suelen disponer de medios para saber si están desinfectando o no, por lo que existe un riesgo mayor». A continuación, Usera insiste en lo «complicados» que son estos procesos: « El ozono, además, es peligroso. Es un elemento que puede ser eficaz, pero también es inestable y recombina con el agua del aire. No conocemos muy bien la concentración necesaria ni el tiempo recomendado para su uso. Tiene la capacidad de penetrar en según qué materiales y se elimina lentamente. En ese caso, habría que ventilar durante más tiempo del normal. Las superficies lisas, no porosas y limpiadas previamente pueden ser fáciles de desinfectar, pero una sala compleja, con muchos materiales dentro, con recovecos, sin limpieza previa en condiciones, convierte el proceso en algo inseguro. Muchos usuarios no saben cómo utilizarlo en condiciones de seguridad y se pueden exponer a concentraciones no adecuadas en sus vías respiratorias».
En este mismo sentido se expresa Isabel Marín Rodríguez, presidenta de la Sociedad Española de Sanidad Ambiental (SESA). Desde el estallido de la pandemia, SESA ha recibido multitud de peticiones acerca del uso de esta técnica. Su posicionamiento en contra ha hecho que reciban alguna que otra llamada incómoda de empresas que ofrecían este tipo de desinfecciones: «En SESA no tenemos ningún interés en hacer daño económico a ninguna empresa, hablamos como sociedad científica. Nos basamos en la normativa que hay sobre productos biocidas a nivel europeo y nacional. Nuestro posicionamiento sobre el uso del ozono en la epidemia Covid-19 está basado en criterios científicos», comienza advirtiendo.
La alarma saltó cuando la Sociedad Iberoamericana de Salud Ambiental (Sibsa) avisó del uso de túneles de nebulización . «Creíamos que nunca llegarían a España, pero compañeros que trabajan en salud medioambiental en las comunidades nos dijeron que había empresas que comercializaban con ello. Fue entonces cuando nos empezamos a preocupar más por el uso del ozono como desinfectante contra el Covid-19 ». ABC ha podido constatar que varias empresas ofrecen este tipo de instalaciones, basadas en «rociar» con ozono a las personas. «Hay un sector de empresas que están registradas, que usan biocidas adecuados y han luchado mucho por la profesionalización de su sector. Cualquiera no puede manejar estos productos», subraya Marín.
La ambigua normativa en cuanto al ozono ha generado un problema. «Se permite su comercialización y se reconoce como biocida, pero no contra el Covid-19. La UE está pendiente de evaluación y la ECA todavía está valorando sus posibles efectos, pero de entrada la califica como sustancia peligrosa para las vías respiratorias porque puede provocar irritación en ellas, en la piel y en los ojos. No es una sustancia prohibida para desinfectar una superficie o el aire, pero hay alternativas que recomendaríamos más», explica Marín. «Es un elemento oxidante y puede dañar las vías respiratorias. Puedo asumir que higienistas, la UME o técnicos como yo utilicemos estos métodos, pero un particular en su local o una empresa no especializada podrían suponer un riesgo», añade Usera.
La luz ultravioleta
Otra técnica en auge contra el coronavirus es la luz ultravioleta. Sobre esta, Usera insiste, como con el ozono, en la importancia de conocer el proceso y sus peculiaridades: «Si no se ha hecho una limpieza previa de superficies, donde puede haber partículas o restos orgánicos, el proceso falla. Los sistemas de gases y radiaciones, sobre todo si no son penetrantes, son procedimientos que no son seguros si no se conocen todos los detalles con anterioridad». Por otro lado, también puede provocar daños en la salud. El Colegio de Biólogos de Cataluña (CBC) emitió un comunicado donde advertían sobre la luz ultravioleta: «Tiene efectos irreparables para la piel y su uso debe quedar limitado a espacios sin presencia humana, o usarse con la piel y los ojos protegidos de la luz».
Llegados a este punto, cabe preguntarse cuál es la mejor manera de llevar a cabo una desinfección de Covid-19. «Suena un poco pedestre, pero la lejía y la bayeta son muy eficaces. Contra el Covid-19, casi cualquier desinfectante químico es efectivo: el etanol al 70%, cualquiera que sea fenólico o basado en amonios cuaternarios. El isopropanol o el hipoclorito también funcionan. Con todos ellos se puede hacer una limpieza muy eficaz», explica Usera. « Lejía, alcohol y agua y jabón, tanto a nivel doméstico como en un local», dice Marín.
La ventaja de los cañones

Asimismo, destacar que la UME ha llevado a cabo procesos de desinfección mediante el uso de este tipo de desinfectantes. Antonio Zerolo es el responsable de Anzeve , empresa de maquinaria industrial que ha cedido sus cañones de agua a la UME: «Nuestros cañones atomizan el agua mezclada con un desinfectante. Es importante tanto el tamaño de la gota, para que llegue a todos los lados, como el alcance de la misma». Así pues, unos cañones que en un principio se utilizaban para que el polvo en suspensión de una obra cayera al suelo, han encontrado su papel en esta pandemia. «Pensamos que si era efectivo para un polvo tan fino, podría ayudar a mitigar o aplacar el virus. Además, el desinfectante se comporta como un gas y puede entrar en contacto con todas las superficies».
«En Anzeve trabajamos en un tipo de cañón que desinfecte de manera segura locales más pequeños».
Antonio Zerolo
Anzeve
Esta técnica, que es efectiva en grandes superficies, tiene un problema en espacios más reducidos, donde el desinfectante podría inhalarse y provocar daños en la salud. Así lo advirtió la OMS hace una semana, cuando aseguró que «rociar desinfectantes puede ocasionar riesgos para los ojos, irritación respiratoria o cutánea». Para solucionarlo, desde Anzeve trabajan para adaptar sus cañones : «Estamos desarrollando un cañón que valga para superficies más pequeñas, un cañón que haga la gota más fina y no moje, solo desinfecte. También valdría para locales y bares. Por otro lado, dado que los desinfectantes comunes no pueden respirarse, habría que desarrollar un cañón que lance una gota lo suficientemente grande para que no se quede en suspensión. Sería una gota atomizada y no nebulizada», explica Zerolo. Una técnica que, en cualquier caso, siempre debería ser llevada a cabo por profesionales y empresas que estén Registro Oficial de Establecimientos y Servicios Biocidas.
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