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Mattia, el «paciente 1» en Italia, cuenta por primera vez su experiencia: «Pensar en mi hija me ha salvado»

La pandemia le ha transformado en un símbolo de Europa: fue el primer caso de Covid-19 en el continente y despertó la alarma

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«Durante mi estado de coma soñaba la antecámara de la muerte. Creía estar muerto. Me ha salvado mi hija. Ahora por delante veo el sol . La pandemia me ha transformado en un símbolo de Europa». Por primera vez, el paciente «número 1» del coronavirus en Italia –así fue conocido en todo el mundo– cuenta su experiencia y lo que enseña su conmovedora historia.

El paciente «número 1» tiene un nombre: Mattia Maestri , de 37 años, licenciado en Ciencias alimentarias, investigador de la multinacional Unilever, atlético y con la pasión por el deporte. Mattia representa la victoria del desafío diario entre la vida y la muerte. Por eso se convirtió en un símbolo y toda Italia se ha alegrado de su recuperación. Han pasado justamente dos meses desde el inicio de la explosión de la epidemia en Codogno , un pueblo a 45 kilómetros de Milán.

La señal de alarma en Italia y en Europa

El contagio de Mattia fue la gran señal de alarma para el país: «Yo me encontraba bien, físicamente en forma, como siempre. Tuve fiebre y fui al servicio de urgencias. Los médicos me diagnosticaron una ligera neumonía , para curarla en casa con antibióticos», cuenta al diario «La Repubblica» . Al comprobar que no respondía a la cura, la intuición de una anestesista lo salvó, al decidir que se le hiciera un test del coronavirus.

Hoy Mattia habla de milagro: «Los médicos no comprendían lo que yo tenia. A mi mujer le preguntaron de todo. Ella contó de una cena con un amigo mío que había regresado de China desde hacía semanas y que siempre estuvo bien. Esa cena fue un milagro, porque, si bien mi amigo no había contraído el virus, despertó la intuición de la anestesista . A 20 de febrero, el Covid-19 no había contagiado oficialmente a nadie en Europa. Entonces yo, que soy joven y deportista, me encontraba a punto de morir. El que se descubriera en mí el virus ha permitido no solo salvarme a mi. Desde ese momento se pudo diagnosticar el virus a miles de personas y comprender por qué tanta gente estaba muriendo».

«Experiencia increíble»

En efecto, en las residencias de ancianos había comenzando ya lo que se ha calificado después como una masacre, con la muerte de al menos 7.000 personas en esas residencias. «Los médicos me han dicho que al menos desde enero habían surgido pulmonías incurables. Nadie creía que el coronavirus, desde China, hubiera llegado ya a Europa . Conmigo, la edad ha hecho la diferencia», afirma Mattia en «La Repubblica», en una entrevista en la misma puerta de su casa en Codogno, evitando entrar en el interior para respetar la seguridad de su mujer Valentina y de su hija Giulia .

«Perdí el conocimiento en Codogno (en el hospital) pensando que tenía una simple neumonía y me desperté después de 20 días en el hospital de Pavía. Era anónimo. La pandemia me ha transformado en un símbolo en Europa. Mi experiencia es increíble». Mattia volvió a su casa de Codogno el día 23 de marzo . Su mujer, que también estuvo contagiada, había dado a luz días antes a su primera hija, Giulia. «Cuando estás para morir, no puedes racionalmente resistir. Pero creo que ella inminente llegada de Giulia ha multiplicado mis energías físicas. No podía marcharme mientras ella estaba llegando».

La belleza de la vida

Esta experiencia única, para quien ha estado en la antecámara de la muerte, le hace hablar con emoción de la belleza de la vida: «Giulia tenía que haber nacido el domingo, 19 de abril. Llegó antes y pude asistir al parto en el hospital Buzzi de Milán. Han sido dos horas que para mi valen todo el sufrimiento que las han precedido . Imagine: yo apenas salvado y fuera de la reanimación, Milán y el Lodigiano (su comarca) destrozados con miles de muertos y esta niña que abre los ojos porque siente que la vida, a pesar de todo, es maravillosa».

Mattia no sabe aún cómo pudo ser contagiado: « Mi paciente cero es un misterio . Desde hacía meses no había viajado fuera, siempre hacía la misma vida».

Muerte del padre

En el hospital se enteró de la muerte de su padre por coronavirus: «Era el 19 de marzo y lo llamé con el teléfono móvil desde el hospital. Era el día del padre y quería felicitarlo. Respondió mi madre y lloraba. Así descubrí que había muerto».

Después de dos meses exactos de descubrirse que estaba infectado, Mattia todavía no se ha recuperado completamente. A menudo tiene que acostarse para descansar. Aceptó contar su historia porque puede dar esperanza : «Mi caso puede ayudar a los contagiados a no rendirse, a los médicos a continuar con una misión que pone en el centro la ciencia, a los políticos para que adopten decisiones coherentes con valores que pongan a la vida siempre en el primer lugar».

Lo que enseña su historia

Mattia concluye la entrevista explicando que su historia puede representar una lección en muchos puntos, pero se limita a dos. Primero, la generosidad de los demás : si estoy aquí se lo debo a los médicos y enfermeros que cada día han hecho con naturalidad mucho más de lo necesario. Segundo, la fuerza mental de las mujeres : mi mujer y mi madre, obligadas a esperar. «Seré sincero: delante veo el sol», concluye Mattia.

También Italia comienza ver la luz al final del túnel: por primera vez, después de dos meses, se reduce el número de los contagiados , aunque el número sigue siendo alto: 108.237. Otra señal de esperanza, como lo es la experiencia de Mattia.

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