Coronavirus
«Que sea la madre de Sara Bravo quien recoja el Princesa de Asturias»
Dos pueblos de las Castillas unen vida y vocación de la sanitaria más joven muerta por Covid en este país
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Sara Bravo López tenía solo 28 años cuando se la llevó el Covid-19 , la enfermedad con la que luchaba en turno de urgencia desde Mota del Cuervo (Cuenca). Ella, de cuna zamorana, dejó a su madre Teresa López en Santa Cristina de la Polvorosa , para adentrarse en su vocación, primero en la Universidad de Valladolid, después en varios destinos, hasta llegar al centro conquense. Falleció en el hospital de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) que tanto conocía por su oficio. Tenía diabetes, se ahogaba, pero no estaba preocupada por su riesgo ante el coronavirus , sino por el de los cientos de vecinos de edad avanzada a los que trataba.
Ella fue una de los más de 60.000 sanitarios infectados en nuestro país; una de los más de 60 que perdieron la vida en primera línea de trinchera con el patógeno. Y quieren que sea su familia, posiblemente Teresa, la que recoja la distinción de la Fundación Princesa de Asturias de la Concordia . El impulsor de esta iniciativa fue su profesor Ignacio Rosell , quien admite a ABC que no conocía a los parientes, ni a la madre de Sara, cuando se le ocurrió lanzar la petición en redes. Twitter se desarmó en un día. También los otros profesores de la Facultad de Medicina, rector y decanos incluidos. En pocas horas, un aluvión de ciudadanos secundaban que fuera Sara el «icono» del galardón. Su juventud y su vocación inspiradora serían los principales motivos.
A 416 kilómetros de Santa Cristina, Jacobo Medianero rige Mota, y tampoco conocía a la familia de Sara. Le consta que les ha agradado la mención, pero por discreción, no han tratado de molestarles más en este tiempo de duelo. Mota y Santa Cristina son dos pueblos hermanados por el relato vital de Sara . Por su cautivadora sonrisa. Todo el mundo en el pueblo la apreciaba. «Tenemos a tres médicos en el centro de salud, ella salía en turno de guardia. Los vecinos hablan muy bien de su trato», de su radiante juventud, comenta el alcalde a este diario. «Quiero señalar que nosotros, el pueblo entero de Mota, apoyamos la petición, pero no es nuestra, es del profesor», añade Medianero.
Al otro lado, el autor, Ignacio Rosell, que brega estos días también con los escépticos ante el impacto del virus o los desmadres reactivados con el desconfinamiento, subraya que le impresionó y marcó su propio ingreso en la UCIpor coronavirus la noticia del fallecimiento de Sara. Fue «un momento de extrema dureza», comparte. La recordaba en su graduación en una silla de ruedas, recién operada de una pierna ; los alumnos con los que ha conversado estos días rememoraban su vocación de servicio a los demás, tal vez predestinada por un hermano suyo que tiene una gran discapacidad. «Tras salir del hospital, escribí a la madre de Sara, y le transmití mis condolencias. Teresa me respondió agradeciéndome el pésame».
El profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública se reconoce «tal vez un poco imprudente» por lanzar su petición al vuelo y sin haberlo hablado con la progenitora de Sara . Sólo mostraba mi deseo de que así fuera, porque todos nos habíamos quedado consternados por la noticia de la muerte de la que había sido alumna hasta hacía muy pocos años». En esa situación, continúa, «hablé por teléfono con Teresa, que casualmente había viajado desde su pueblo de Zamora y estaba recogiendo objetos de su hija en su casa de Castilla-La Mancha. Aceptó cualquier iniciativa en homenaje a Sara. Fue un momento muy emotivo entre dos personas que nunca se han visto. Me impresionó su entereza, aunque en la conversación hubo momentos en que a ninguno nos salían fácilmente las palabras». La Fundación Princesa de Asturias ya ha mostrado su interés en apoyar la iniciativa.