El éxodo de las grandes urbes atenta contra el consejo de quedarse en casa

Sin clases y la opción del teletrabajo, se cayó en la irresponsabilidad de fugarse al litoral y segundas residencias

Coronavirus en España en directo: última hora de la crisis y el estado de alarma

El mapa de contagios por coronavirus en España

Ambiente ayer en la playa de El Postiguet, en Alicante. En la imagen, madrileños llegados en tren y autobús ayer se tumban en el arenal pese a la crisis por el coronavirus JUAN CARLOS SOLER
Érika Montañés

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Sin el cierre de la región de Madrid aún decretado y con el estado de alarma pendiente de que se oficialice hoy por la crisis del coronavirus , miles de madrileños pensaron ayer que el éxodo de cada viernes era la mejor solución. Pero multiplicado por diez. Al filo de las 15.00 horas, a los autobuses y estaciones repletos de personas con ganas de huir del estrés en pleno pico del coronavirus, se unieron las salidas de la capital abarrotadas de vehículos; atascos registrados en todas las arterias de una Comunidad que viene cerrando servicios de ocio mientras mantiene oficinas del INEM y de la Administración parcialmente abiertas. Al no existir una orden clara, muchos madrileños y residentes de provincias que habitan la Comunidad central se saltaron ayer a la torera las recomendaciones internacionales de las autoridades sanitarias y decidieron fugarse con el virus Covid-19 a otra parte .

Pensaron, cuenta María del Carmen Sánchez , madre de un periodista gaditano que reside en la ciudad, que lo mejor era que «se desplazaran a la finca con toda la familia» junta, rumbo a la costa andaluza, una autonomía que ayer precisamente registró su primer muerto. Como si el coronavirus no fuese una pandemia global y no pudiera arrastrarse como vector a otras regiones de España. Ninguna está ya libre de la amenaza.

En la Costa Tropical de Granada, algunos hosteleros reaccionaron a la contra y en vez de ver en el éxodo la oportunidad económica de «hacer el agosto» en pleno marzo, primaron la salud pública y protestaron por la llegada de miles de personas de regiones potencialmente infectadas como la madrileña y la vasca con carteles de «esto no son unas vacaciones», tal y como cuentan en un bar de Almuñécar. El paciente cero por coronavirus de Granada confesó ayer que había compartido un coche procedente de la capital madrileña hacía pocos días.

En este litoral, añaden los propietarios del bar, la gente está «muy preocupada» por la llegada de ciudadanos que tienen su residencia en la costa, aventajados por la posibilidad de teletrabajar y con segundas residencias bañadas por todo el Mediterráneo. «Nos van a traer el virus Covid-19 aquí. Se han venido con los niños que no tienen clase desde Madrid», era el sentir en el mismo establecimiento granadino. De hecho, el consejero de Salud andaluz, Jesús Aguirre, en rueda de prensa, fue claro: «Es una realidad, no la tenemos cuantificada, pero de aquí a poco tendremos» cuántos positivos por coronavirus recalan, sobre todo de Madrid, a la costa andaluza.

El positivo por coronaviurs que llegó de Madrid

Lo mismo debieron opinar los murcianos, cuyos hosteleros protestaban ayer de forma airada ante la avalancha de coches procedentes de País Vasco y Madrid y, como si fueran «apestados», les declararon personas «non gratas» y dictaron el «cerrojazo» a todas las personas que llegaran de ambas regiones. Máxime, cuando se conocía la orden de confinamiento de las «zonas turísticas» –medio millón de personas– a raíz de los últimos positivos (llegaron a 36 ayer en Murcia) dada por el presidente de la Comunidad, Fernando López Mirás . Entre ellos, el periódico «La Verdad» publicó ayer que un ciudadano madrileño desplazado hasta el Mar Menor ingresó en la UCI del hospital Los Arcos de Murcia por coronavirus.

El positivo por coronavirus fue de un madrileño de 88 años que viajó el pasado jueves después de haber acudido con síntomas de estar enfermo en la capital, diagnosticado en Madrid y pese a ello se dirigió en tren a Murica, fue al supermercado y de ahí grave a la UCI. Los servicios de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública han abierto una investigación para localizar a los pasajeros que viajaron en el mismo convoy que este paciente porque podría ser un «foco de infección» que originase un brote en la comunidad.

El miedo realmente se ha propagado. La llegada de ciudadanos de Madrid a la Comunidad Valenciana como podría ocurrir en cualquier puente o periodo vacacional del año generó ayer una evidente preocupación entre responsables políticos y también entre el personal sanitario, que se percibió en las medidas tomadas a lo largo de la jornada de ayer. La salida de gente de la capital, la más afectada por el coronavirus , hacia sus viviendas en el arco mediterráneo llegó a provocar cierta psicosis en municipios costeros como Benidorm, Gandía o Cullera. Todos ellos decidieron cerrar sus playas con la colocación de la bandera roja que prohíbe el baño y la suspensión de los servicios turísticos para evitar aglomeraciones.

Desde los ayuntamientos valencianos se explicó que no pueden evitar que la gente acuda a sus apartamentos porque no se ha decretado el cierre de ninguna autonomía, pero la dirección de Salud Pública sí ha establecido recomendaciones. «Estamos contentos de que la gente venga, no solo de Madrid, sino de Valladolid, Barcelona y otros sitios, pero entendemos que ahora no es el momento de viajar. La contención social es importante para frenar la curva de la pandemia» , remarcaron. Por el momento, solo se han registrado dos casos de personas que han dado positivo procedentes de Madrid: una mujer que llegó con un viaje del Imserso en Torrevieja y otra mujer que reside en Gandía pero es de Madrid y volvió a finales de febrero.

«Los mismos derechos»

La consejera de Sanidad valenciana, Ana Barceló , recalcó ayer que todos los ciudadanos «tienen los mismos derechos, vengan de donde vengan». Y, aunque algunos profesionales de hospitales de zonas costeras muestran su inquietud ante el aumento de visitas de personas procedentes de Madrid estos últimos días , la responsable de Sanidad descartó que los centros de salud del litoral hayan notado una situación de presión asistencial o que se hayan anticipado los protocolos de Semana Santa o vacaciones. En cualquier caso, recomendó quedarse en casa para evitar cualquier contagio por «responsabilidad ciudadana y respeto».

Más contundente se mostró la vicepresidenta y portavoz de la Generalitat, Mónica Oltra (de Compromís), quien recordó que «esto no son unas vacaciones, sino una emergencia sanitaria». De hecho, llegó a pedir el pasado miércoles al Gobierno central que suspendiera las líneas de AVE que comunican Madrid con la Comunidad. Por su parte, el senador de la formación nacionalista Carles Mulet fue incluso más allá y opinó que «urge el cierre de la Comunidad de Madrid como medida de seguridad».

En Cataluña, y aunque las medidas de contención adoptadas por la Generalitat son cada vez más severas, el comportamiento de parte de la población sigue dentro de la normalidad, lo que en el contexto actual significa dosis de irresponsabilidad. Así, y pese a la petición directa que ayer hizo la Generalitat para que se evitasen los desplazamientos innecesarios, fueron muchos los ciudadanos que no quisieronrenunciar a pasar el fin de semana en su segunda residencia, y volvieron a verse en las carreteras las imágenes de coches cargados camino de la Cerdanya o la Costa Brava. También hay quienes se han ido para reclutarase en una segunda vivienda todos los días del confinamiento. A pesar de este comportamiento por parte de algunos, sí se notó una importante disminución de la circulación de salida de Barcelona con respecto a un viernes por la tarde ordinario.

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