Coronavirus
Españoles atrapados en India piden ayuda: «Nuestro enemigo no es solo el virus; tenemos un bebé y estamos sin comida»
La orden de confinamiento les ha dejado sin la posibilidad de salir de un país donde cada vez es más difícil acceder a los suministros básicos
Coronavirus España en directo | Últimas cifras de contagios, altas y fallecidos
India decretó el pasado martes el mayor confinamiento que se recuerda en la historia : 1.300 millones de personas estarán obligadas a permanecer en sus casas para frenar la expansión del coronavirus . «No hay otra manera de permanecer a salvo», dijo Narendra Modi , el primer ministro del país. Las cifras oficiales hablan de cerca de un millar de contagios y una veintena de fallecidos por el Covid-19 . El cierre total ha dejado a muchos extranjeros en una terrible situación; algunos de ellos, españoles que estaban allí cuando el gobierno reaccionó a la pandemia. En conversaciones con ABC , relatan la angustia al verse sin la posibilidad de salir del país, con cada menos comida y agua y siendo testigos desde sus ventanas de cómo las calles cogen tintes, a ratos, apocalípticos .
Jacqueline G. está en Goa , al sur de India. Lleva en el país desde el mes de noviembre con su marido y su hijo de dos años. Son de El Bierzo y cuenta que suelen viajar en estas fechas para colaborar con una ONG. Su vuelo de vuelta estaba previsto para el 31 de marzo . Un avión que, le comunicaron hace poco, no despegará. «Nos ha pillado todo justo antes de volver. Nos cancelaron el vuelo, lo cambiamos por otro y nos lo volvieron a cancelar. La situación cada vez es más angustiosa. Ves lo que ocurre en tu país y temes que un familiar se contagie. Lo único que quieres es volver a tu hogar».
Escasez de comida y agua en India por el coronavirus
El mundo ha cambiado e India no es ajena a ello. El panorama en el país poco o nada se parece al de hace un mes. Belén M., quien lleva siete meses viajando por el globo, lo sabe bien. Ella está en Arambol , un pueblecito de Goa cerca de la playa. Tras disfrutar de unas semanas de «la buena vibra» del lugar, Belén M. ha visto cómo el coronavirus ha sacudido la región. «Cada vez había menos servicios públicos. La semana pasada anunciaron que iban a cerrar y el confinamiento se ha ido alargando. Dicen que será de 21 días ». El problema ahora es encontrar comida: «La gente se había provisto pensando que sería cosa de un solo día. Luego anunciaron que se iba a alargar y que cerraban todo y había mucha gente sin apenas suministros».
«Es una situación muy agobiante. Te levantas pensando si vas a encontrar comida. El Gobierno dice que te garantiza los suministros básicos, pero es mentira».
Carlos J.
Español en India
Conseguir comida se ha convertido en misión imposible. «Muchas tiendas abren de extranjis, pero cuando llegas ya no queda nada», narra Belén M. La situación de Jacqueline G. es aún más desesperada. Les queda comida para pocos días y son tres bocas a las que alimentar, una de ellas la de un bebé de dos años . «Estamos nerviosos porque no hay comida y las tiendas no abren. Teníamos provisiones, pero se están acabando». La solución que les han dado es recurrir a un servicio de comida a domicilio: «Nada, no vale. Están saturados». Además, también falta agua . Por eso, desesperada, Jacqueline G. dice lo siguiente: «Nuestro enemigo no es solo el virus. Tenemos un bebé y no podemos estar sin comida ni agua porque así no se puede vivir. Tienen que sacarnos de aquí».
En una situación similar está Carlos J ., un asturiano que vive en Bangkok y al que ha pillado todo esto de vacaciones. Su vuelta a Tailandia estaba prevista para el 12 de marzo , pero sobra decir que no pudo regresar. Cuando estalló la crisis provocada por el coronavirus , tomó la decisión de alejarse de las grandes ciudades, donde es más fácil contagiarse por el Covid-19 . Se fue a Goa y allí permanece confinado en un piso con su novia; sin apenas comida, sin respuestas para salir del país y con el miedo de cómo puede expandirse el coronavirus en un lugar así.
Cuenta Carlos J. que ayer anduvo durante cuatro horas en busca de comida. Volvió con dos kilos de lentejas y un par de chocolatinas. «Es una situación muy agobiante. Te levantas pensando si vas a encontrar comida. El Gobierno dice que te garantiza los suministros básicos, pero es mentira. Está todo cerrado. La policía corta las calles y pega a la gente con palos. Quieren que se cumpla la cuarentena contra el coronavirus , pero no te garantizan la comida. O te quedas en casa y mueres de hambre o sales a la calle y chupas los palos».
La situación es insostenible. Una veintena de españoles de la zona han creado un grupo de WhatsApp donde informan de todo aquello que pueda ser útil. Entre los mensajes de ánimo se adivina la desesperación, el miedo. «Hemos conseguido leche, zumo y helado», dice uno de ellos. «Así desde el domingo», añade. Jacqueline G. se consideraba ayer «una afortunada» : «Salí antes y encontré una tienda muy pequeña donde pude comprar diez naranjas y cuatro patatas , aunque a un precio desorbitado».
Belén M. añade más detalles a la descripción de este dramático escenario: «Nos vamos diciendo qué está abierto y qué comida queda, que suele ser nada. Algunos sitos abren, pero está prohibido, así que lo hacen de forma clandestina: las persianas bajadas, con mucho calor, a cincuenta grados, comprando lo poco que queda, con la gente arrasando…». Es el caldo de cultivo perfecto para la expansión del coronavirus.
«Es un país maravilloso, pero por cómo es, es prácticamente imposible seguir las normas de distanciamiento social».
Belén M.
Española en India
Conatos de violencia en las calles
Por si fuera poco, algunas calles han pasado a ser custodiadas por policías con palos que agreden y después preguntan. O ni eso. Muchos locales también están saliendo a patrullar, haciendo más difícil todavía conseguir comida. «Las cosas se han puesto serias y la policía ahora está arreando a la gente. A los extranjeros no les solían pegar, pero aunque hay muchos indios que nos ayudan , otros también han usado la violencia para amenazar y asustar», explica Belén M. Está previsto que el ejército tome las calles para controlar la situación. «Lo va a complicar todo más. El dueño del apartamento nos ha dado cebollas, pan y patatas. Y nos ha dicho que no salgamos de casa porque es peligroso. No sé qué tipo de reacción van a tener los militares si te ven fuera. La policía hoy te quitaba el vehículo y te daba con el palo», dice Carlos J.
Todos ellos tienen comunicación directa con el cónsul español en Bombay , al que esta situación también ha pillado por sorpresa. «Nos informa en todo momento y nos da seguridad. Hace todo lo que puede, pero no hace lo que no puede», cuenta Jacqueline G. Es él quien les transmite mensajes de tranquilidad y el que se atreve a hablar de fechas. «Después de 15 de abril, quizá...». Carlos J., en cambio, reclama más soluciones: «Se habla de un vuelo de repatriación, pero nada. A los del norte les han ubicado en el Instituto Cervantes, pero a los del sur, cero ayuda».
Miedo a la propagación del nuevo coronavirus
En un país con 1.300 millones de personas y con unas costumbres como las de India, controlar la expansión del coronavirus no parece tarea fácil. «En las ciudades grandes puede ser terrible. Si es como en España o Italia, van a morir millones de personas. Aquí comen con las manos, duermen en la calle, las condiciones higiénicas son muy malas…», explica Carlos J.
Por otro lado, las decisiones tomadas por el Gobierno, aunque estén pensadas para ayudar, han propiciado escenas que poco o nada sirven para evitar más contagios: «Apenas hay tiendas abiertas y la gente se aglutina en poco espacio. Otra opción es el contrabando: tienes que ir por detrás de la tienda, debajo de una lona, con todo el mundo peleando por comida… A veces me despierto y no me puedo creer que esté viviendo algo así» , lamenta Carlos J.
«Entiendo que quieran aislar el país, pero así, o mueres por coronavirus o mueres de inanición».
Carlos J.
Español en India
Belén M. corrobora esta idea: «Es un país maravilloso, pero por cómo es, es prácticamente imposible seguir las normas de distanciamiento social. No hay un sistema claro para comprar. Ni comida ni bebida. Abrieron una frutería aquí cerca y hubo una avalancha y se arrasó con todo. La gente ha entrado en pánico. Cuando se toca la comida estamos hablando de algo muy serio».
Con cada vez menos esperanzas de que su situación se solucione pronto, los españoles atrapados en India tratan de esperar pacientemente las alternativas para que, al menos durante este periodo, tengan los suministros básicos suficientes. «Entiendo que quieran aislar el país, pero así, o mueres por coronavirus o mueres de inanición», denuncia Carlos J.
Todo esto ocurre en un lugar donde la información veraz, como el agua y la comida, escasea, lo que añade más incertidumbre a todo: «Cada poco tiempo llegan noticias de algo y puede que sea cierto o no. Esto es India. Eres muy inocente si te lo crees todo», opina Belén M. Y no hay que olvidar, claro está, el miedo a contagiarse: «Hace unos días solo había tres casos en Goa, pero esto es exponencial. No sabemos cómo va a evolucionar y si vamos a ser atendidos si nos contagiamos», sentencia Belén M.