Coronavirus
«Cuando el paciente se va a casa a lágrima viva, te compensa todo»
Cristina, enfermera en Ifema, cuenta en ABC su experiencia en el macrohospital
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Cristina , enfermera, relata para ABC cómo se vive la situación en Ifema , en ese macrohospital donde ya se han dado de alta a 1.000 pacientes de coronavirus y se acogen cada día para que los hospitales puedan respirar y atender con garantías a los que más lo necesitan. Y Cristina empieza así su relato: «Estoy bien, contenta, cada día mejor». A pesar de estar luchando cada día contra un virus que dejan marcas en la piel, por las mascarillas, y mucho más adentro.
«Dentro de la situación tan mala que estamos viviendo todos, la situación en Ifema es cada día mejor. Yo lo asemejo a una mudanza. El primer día tienes todo en cajas y no sabes ni dónde dejaste las servilletas. Somos mucha gente, mucha organización y muchos pacientes de golpe. Era todo nuevo para todos», empieza sobre sus primeros momentos en el recinto ferial.
Recuerda que el primer día sí hubo cierto descontrol. «Llegué a las 7.30 para ver si entrábamos a trabajar a las ocho, pero no pudimos hasta las 10 y cuarto. Los del turno de noche, claro, pues salieron mosquedos. Las quejas eran reales: nos juntaban en sitios pequeños y no había demasiada organización . Además, la gente entiendo que tenga miedo de entrar ahí sin nada y llevarte el virus a casa, a nuestras familias. Yo tengo dos hijos que tengo casi abandonados: me cambio en el garaje, subo directamente a la ducha. La carga viral que tengo debe de ser muchísima y no quiero caer ni que caigan ellos, claro».
Pero a partir de ahí, Ifema fue, día a día, hora a hora, convirtiéndose en un hospital con todas las letras. «Del primer día al segundo el cambio es estupendo. Al tercero, otro cambio, fabuloso; y el cuarto te das cuenta de que se ha convertido en un hospital . Los militares hicieron una labor que alucinas: paneles, electricidad, tomas de oxígeno... Llegué un día con cinco módulos sin montar y al día siguiente ya estaba todo listo. Y la logística, lo mismo: pones en la lista que te faltan clips, una cama, una sábana y enseguida ahí lo tienes. O un relojito, que ya tenemos en el control 15. O la estantería para la medicación. Un triunfo ».
¿Y los problemas de material? «Habrá días que no tendremos tanto porque no habrá llegado el camión, y otros días tendremos de más. No podemos ver solo lo negativo. Y el primer día sí hubo, lo que he dicho, algo más de descontrol también con el material. Yo quería entrar de cualquier forma, hubiera material o no, porque mi compañera no se merece que no le dé el relevo y mis pacientes no se merecen que no los cuide ». Continúa agradeciendo la labor que también están haciendo vecinos y amigas con sus hijos: «Temía no poder ir a la compra o no poder hacer la comida, pero mis hijos s están comportando fenomenal y la red de solidaridad es absoluta, con personas que cocinan y les dejan la comida en la puerta de casa. Somos uno de los países más solidarios del mundo, ¿cómo no lo vamos a ser ahora?».
¿Y los pacientes? «Estás protegido en todo momento, los pacientes están contentos, atendidos y te lo agradecen tanto que te llenan de paz . Ahora han instaurado una especie de biblioteca con libros y pasatiempos que luego se llevan, claro, para no contagiar. Pero ¿quién no tiene libros que puede compartir? Y se ponen tan contentos. Es una forma fácil de humanizar la situación. He tenido cinco altas: los aplausos del módulo, a lágrima viva ellos despidiéndose . Y te compensa el día mal que hayas tenido. Me quedo con esos poquitos momentos».
Ella volverá a Ifema, a tratar a los pacientes, día tras día hasta que no quede ninguno enfermo y todos estén en sus casas, de celebración. Solo pide una cosa para todos: « Que todos queramos que las cosas salgan bien , así saldremos todos antes. Y no quejarnos tanto».
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