Coronavirus: El Comité de Bioética rechaza la exclusión de enfermos en las UCI solo por su «valor social»

Los especialistas del organismo asesor critican a las personalidades públicas que se han saltado la cuarentena

Coronavirus en directo, última hora

La curva del coronavirus en España, por comunidad autónoma

Interior de una UCI

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Sin respiradores ni camas UCI por la avalancha del coronavirus, los médicos de cuidados intensivos se ven obligados a decidir quien vive y quien muere. La Sociedad Española de Medicina Intensiva Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc) publicó hace unos días una guía para ayudar a estos especialistas a priorizar enfermos. Entre otras recomendaciones, se aconsejaba no intubar a mayores de 80 años ni a personas con alzhéimer y con enfermedades neurodegenerativas, teniendo en cuenta el «valor social» de los pacientes.

En respuesta a este documento y a los nuevos dilemas éticos que plantea la pandemia, el Comité de Bioética de España ha elaborado un informe con criterios comunes para todos los hospitales en el que corrige la orientación de los intensivistas. Este órgano asesor del Gobierno rechaza, por ejemplo, que la edad y la discapacidad sean criterios exclusivos para decidir a quién se le dedica el máximo esfuerzo terapéutico . «Es necesario valorar las circunstancias concretas de cada paciente, sin excluir a nadie a priori». La discapacidad de la persona enferma no puede ser por sí misma un motivo para descartarlos, señalan.

La institución entiende la necesidad de priorizar recursos. Pero advierte de que la racionalización «nunca puede aplicarse de manera automática: todo ser humano tiene derecho a una consideración personal », escriben los especialistas en bioética que firman el documento.

La «utilidad» de mayores y discapacidad

Al comité le preocupa que se descuide a otros enfermos con patologías diferentes al coronavirus y r echaza el concepto utilitarista de «valor social» que maneja la Sociedad Española de Medicina Intensiva. «Todo ser humano por el mero hecho de serlo es socialmente útil, en atención al valor ontológico de la dignidad», escriben.

Entiende el criterio de asignación basado en la capacidad de recuperación del paciente, pero pide que se eliminen prejuicios contrarios hacia los mayores o con discapacidad. El término «utilidad social» «nos parece extremadamente ambiguo y éticamente discutible», escriben los expertos del Comité de Bioética. Creen que resultaría «radicalmente injusto» que las personas cuya salud está más amenazada por un eventual contagio del coronavirus fueran, a su vez, las más perjudicadas por esta crisis.

Enfermedades neurodegenerativas

El criterio del documento de los especialistas de las UCI aconsejaba cribar a los enfermos en función de los años capaces de vivir sin discapacidad por encima de la supervivencia aislada. O que pacientes con deterioro cognitivo, por demencia u otras enfermedades degenerativas, no se beneficiaran de los sistemas de ventilación mecánica. Este planteamiento, se queja el Comité de Bioética, no es compatible con la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad , tratado firmado y ratificado por España. «A la luz de estos preceptos, resulta claro que la discapacidad de la persona enferma no puede ser nunca por sí misma un motivo que priorice la atención de quienes carecen de discapacidad».

Criterio de edad

Sobre la vejez de los enfermos , piden que se valoren las circunstancias concretas de cada paciente, «sin excluir a nadie a priori», una cuestión que ya recogía el documento de la Semicyuc.

Protección «urgente» de los sanitarios

Los expertos que asesoran al Gobierno en materia bioética se suman al grito de ayuda de todos los profesionales sanitarios. No solo a los que trabajan en hospitales sino a los que están en atención primaria y en atención farmacéutica. Es «urgente» proporcionales equipos de protección , sobre todo a aquellos más directamente involucrados en la asistencia directa a pacientes. «Así hacemos prevalecer el principio de justicia, el que exige priorizar a los que en el beneficio de terceros han expuesto más intensamente su salud».

Desinformación en las redes: «No es una gripe»

El informe sobre la bioética de la pandemia, también reprocha a quienes comparten en redes sociales determinadas experiencias propias de la cuarentena. «Puesto que habitualmente se comparten aquellos procesos más benignos, se puede estar transmitiendo una falsa sensación de venialidad, como si de una mera gripe más se tratara». Los doce miembros del Comité de Bioética saben bien de lo que hablan porque en la introducción del documento cuentan cómo la mayoría de estos expertos se contagiaron durante una reunión del comité.

El valor de los medios tradicionales

Se reconoce el valor de acceder a una información contrastada, «indispensable en estos momentos». Los medios de comunicación tradicionales no son la única fuente de información, «pero ofrecen una presunción de veracidad que se muestra especialmente indispensable en estos convulsos tiempos». Al mismo tiempo, desde esta institución se pide que se facilite el acceso gratuito a los contenidos sobre coronavirus y no estén sujetos a pago, como ya hacen algunos medios.

Sin respiradores ni camas UCI por la avalancha de pacientes con coronavirus, los médicos de cuidados intensivos se ven obligados a decidir cada día quien vive y quien muere. La Sociedad Española de Medicina Intensiva (Semicyuc) publicó hace unos días una guía para ayudar a estos especialistas a priorizar enfermos en función de su «valor social». Entre otras recomendaciones, se aconsejaba no intubar a mayores de 80 años ni a personas con alzhéimer y otro tipo de demencia.

En respuesta, a este documento y a los nuevos dilemas éticos que plantea la pandemia, el Comité de Bioética de España ha elaborado un informe, apoyado por el Gobierno, en el que corrige algunas de estas recomendaciones y ofrece c riterios bioéticos comunes para todos los centros . Entre ellas rechaza que la edad y la discapacidad sean criterios exclusivos para decidir a quién se trata. «Es necesario valorar las circunstancias concretas de cada paciente, sin excluir a nadie a priori». Y advierte de que la discapacidad de la persona enferma no puede ser nunca por sí misma un motivo para descartarlos.

Aislamiento de personajes públicos

El Comité de Bioética lanza una crítica, nada velada, hacia el comportamiento de miembros del Gobierno como el del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que no se aisló después de que su mujer y ministra de Igualdad, Irene Montero, se infectara. Dos días después del positivo, rompió su compromiso para asistir al Consejo de Ministros. Y volvió a incumplir las medidas exigidas a todos los ciudadanos al salir en una nueva comparecencia en Moncloa junto al ministro de Sanidad, Salvador Illa, para explicar las primeras medidas sociales adoptadas por el Gobierno y que ya fueron anunciadas por el presidente.

El comité no le cita expresamente , pero rechaza las conductas de algunos ciudadanos que han adoptado decisiones éticamente reprochables, como viajar a otras comunidades autónomas o seguir manteniendo hábitos de vida contrarios al confinamiento. "Esta llamada a la responsabilidad individual interpela, más si cabe, a las personas y personajes públicos por la mayor trascendencia social de sus conductas y declaraciones", advierte en el documento al que ha tenido acceso ABC. E insiste: "Llevar a cabo comportamientos de riesgo en la esfera pública, que las propias autoridades y profesionales sanitarios vienen desaconsejando, traslada un inaceptable mensaje de confusión".

Desinformación en las redes: no es una gripe

También reprocha a quienes comparten en redes sociales determinadas experiencias propias de la cuarentena. «Puesto que habitualmente se comparten aquellos procesos más benignos y no los de evolución más difícil, se puede estar transmitiendo una falsa sensación de venialidad con respecto al coronavirus, como si de una mera gripe más se tratara, cuando en un porcentaje que ronda el 20% la enfermedad puede derivar en cuadros graves e, incluso, mortales». Los doce miembros del Comité de Bioética saben bien de lo que hablan porque en la introducción del documento cuentan cómo la mayoría de estos expertos se contagiaron durante una reunión del comité.

El valor de los medios tradicionales

El Comité de Bioética reconoce el valor de acceder a una información contrastada, «indispensable en estos momentos". Los medios de comunicación tradicionales no son obviamente la única fuente de información, "pero ofrecen actualmente una presunción de veracidad que se muestra especialmente indispensable en estos convulsos tiempos". Al mismo tiempo, desde esta institución se pide que se facilite el acceso gratuito a los contenidos de la crisis del coronavirus y no estén sujetos a pago.

Priorizar recursos

La institución admite la necesidad de priorizar recursos y cribar los esfuerzos terapéuticos cuando los recursos no llegan. "Es algo inherente a cualquier sistema de salud (véanse, por ejemplo, los triajes en Urgencias, las listas de espera o las decisiones de incluir o no en la cartera de servicios determinados medicamentos o prestaciones sanitarias). Pero advierte del riesgo de no tomar decisiones personalizadas. La racionalización de recursos "nunca puede aplicarse de manera automática: todo ser humano tiene derecho a una consideración personal", advierte. Al comité le preocupa que se descuide a otros enfermos con patologías diferentes al coronavirus y el concepto utilitarista por su "valor social". "Todo ser humano por el mero hecho de serlo es socialmente útil, en atención al valor ontológico de la dignidad", escriben los trece miembros

Entiende el criterio de asignación basado en la capacidad de recuperación del paciente, en todo caso se debe prevenir la extensión de una mentalidad utilitarista o, peor aún, de prejuicios contrarios hacia las personas mayores o con discapacidad. El término “utilidad social” que aparece en alguna de las recomendaciones publicadas recientemente nos parece extremadamente ambiguo y éticamente discutible, porque todo ser humano por el mero hecho de serlo es socialmente útil, en atención al propio valor ontológico de la dignidad humana", escriben los trece expertos del Comité de Bioética. Creen que resultaría "radicalmente injusto" que las personas cuya salud está más amenazada por un eventual contagio del coronavirus fueran, a su vez, las más perjudicadas por esta crisis.

La urgencia de proteger a los sanitarios

Particularmente urgente es disponer de los medios imprescindibles para que los profesionales sanitarios, no solo en el ámbito hospitalario, sino también en el de Atención Primaria y farmacéutico, puedan desarrollar su trabajo en unas condiciones adecuadas de

Por tanto, puede concluirse que nuestro sistema sanitario debe basar la toma de decisiones en este momento crítico sobre un modelo mixto que, tomando en consideración el criterio de utilidad social,

En relación con algunas de las recomendaciones aprobadas por sociedades científicas, y en concreto sobre la aprobada por el denominado Grupo de Trabajo de Bioética de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) bajo el título de Recomendaciones éticas para la toma de decisiones en la situación excepcional de crisis por pandemia covid-19 en las unidades de cuidados intensivos, este Comité considera que algunos de los conceptos que se emplean en las mismas, sobre todo, las que hacen referencia a cuestiones tales como “supervivencia libre de discapacidad por encima de la supervivencia aislada” o la que recomienda que “4. Cualquier paciente con deterioro cognitivo, por demencia u otras enfermedades degenerativas, no serían subsidiarios de ventilación mecánica invasiva”, no son compatibles con la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, tratado firmado y ratificado por España.

A la luz de estos preceptos, resulta claro que la discapacidad de la persona enferma no puede ser nunca por sí misma un motivo que priorice la atención de quienes carecen de discapacidad.

Criterio de edad

El criterio de la edad solo puede ser empleado, pues, para priorizar, pero no para denegar o limitar la asistencia sanitaria y el recurso a determinadas medidas de soporte vital. Sin duda, la edad, como otras circunstancias, pueden incidir en el pronóstico clínico, pero en ningún caso pueden obviarlo. Es necesario valorar las circunstancias concretas de cada paciente, sin excluir a nadie a priori. La única posible excepción de discriminación positiva por la edad son los niños, como ya se ha explicado.

Proteger a los sanitarios

Protegiendo prioritariamente a los sanitarios, sobre todo a aquellos más directamente involucrados en la asistencia directa a pacientes, nos protegemos directamente a todos. En segundo lugar, porque el principio de justicia entendemos que también exige priorizar a los que en el beneficio de terceros han expuesto más intensamente su salud.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación