Coronavirus
Alemania aparca la vacunación obligatoria
El gobierno no presentará el proyecto, debido a las dudas constitucionales que suscita, y el asunto está ahora en manos de los grupos parlamentarios, que podrían hacerlo por su cuenta
El Intituto Robert Koch alemán reporta ya una incidencia de 840 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en siete días, con puntos negros como Berlín, donde ese dato se acerca a los 1.500, y espera que el pico de la ola Ómicron no se produzca hasta mediados de febrero, cuando se alcanzarán varios cientos de miles de infecciones al día. Este altísimo nivel de contagios tiene como consecuencia que no haya suficientes pruebas PCR para confirmar todos los test rápidos que dan positivo y el Ministerio de Sanidad ha decidido priorizar su uso y reservarlo para las personas que pertenezcan a grupos de riesgo. El canciller Olaf Schoz y los presidentes de los Bundesländer han acordado que a partir de ahora no todos los ciudadanos tendrán acceso a las pruebas PRC, sino que serán suministrada s solamente a personal sanitario, preoperatorios y centros de atención , así como pacientes con factores de riesgo. «Todos los demás, si dan positivo en una prueba de antígenos, no confirmarán el resultado con una PCR, como se venía haciendo hasta ahora, sino que dispondrán de una segunda prueba de antígenos monitoreada y también gratuita. Y lo mismo sirve para personas sin síntomas pero que son conscientes de haber estado en contacto con un infectado, de manera personal o a través de la aplicación Corona Warning», ha explicado el ministro Karl Lauterbach.
A pesar de los contagios disparados, las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) apenas tienen una ocupación del 10%, por lo que las autoridades sanitarias no tomarán por ahora más medidas que las que están en vigor, que incluyen la necesidad de estar vacunado y presentar un test negativo del día para acceder a restauración y ocio y la prohibición de reunirse más de diez personas vacunadas y más de dos no vacunadas. «No es el momento de aflojar ni de endurecer», dijo el canciller Scholz, «ahora hay que mantener el rumbo». La ola de infecciones y las subsiguientes cuarentenas de todas las personas de contacto de primer grado está causando estragos en determinados servicios , que carecen de personal suficiente para su funcionamiento.
Para ayudar a paliar en lo posible esta situación, el Ministerio de Familia ha cedido 8.000 de sus funcionarios para suplir bajas en guarderías y colegios. Se trata de personal con formación pedagógica, que habitualmente trabaja en despachos o que está asignado a programas como 'Sprach Kitas', que usualmente promueve el correcto aprendizaje de la lengua alemana en los colegios con mayor presencia de alumnos de procedencia migratoria o a programas de prevención del odio y la violencia en las aulas. Todos ellos aparcarán ahora esas labores para reforzar el personal lectivo y permitir que los centros educativos permanezcan abiertos «porque ya hemos podido comprobar las terribles consecuencias psicológicas para los niños cuando se cierran las guarderías y los colegios», ha justificado la ministra Anne Spiegel.
La rápida difusión de la variante Ómicron ha llevado a las autoridades alemanas, por otra parte, a reducir el tiempo en que una persona se considera curada y con el mismo estatus que los vacunados, desde los seis a los tres meses. El periodo de cuarentena tras un contagio también ha sido reducido a diez días e incluso a 7 si un test de antígenos negativo así lo permite después de una semana de haber sido detectado el contagio.
El canciller Scholz volvió a lamentar que la tasa de vacunación siga sin superar el 75% de la población, que identifica como el primer problema en la lucha contra la pandemia. El documento resultante de la reunión vuelve a recomendar la legislación de la vacuna obligatoria, pero el gobierno no presentará ese proyecto, debido a las dudas constitucionales que suscita , y el asunto está ahora en manos de los grupos parlamentarios, que podrían hacerlo por su cuenta. El diputado liberal (FDP) Andrew Ullmann ha adelantado que, junto con socialdemócratas y verdes, está trabajando en un concepto de vacuna obligatoria para mayores de 50 años , un sistema escalonado en el que todas las personas no vacunadas estarían obligadas a buscar consejo médico, procedimiento similar al que la ley alemana obliga a las mujeres que desean someterse a un aborto. El mismo proyecto contempla que, si suficientes personas están vacunadas para el verano o fecha en que debiera entrar en vigor la vacuna obligatoria, no debería aplicarse la ley, aunque no establece con exactitud lo que se consideraría suficiente. La viróloga Melanie Brinkmann, miembro del Consejo de Expertos del Gobierno Federal, ha declarado que «no soy partidaria de la vacunación obligatoria generalizada, pero una vacunación obligatoria adaptada para las personas mayores de 50 años nos permitiría entrar al próximo invierno con más tranquilidad».
Esta noche, decenas de miles de alemanes vuelven a manifestarse en las calles contra este proyecto de vacuna obligatoria, como viene sucediendo cada lunes desde hace semanas. «Va contra todos los principios éticos de la medicina, que establecen que cualquier tratamiento o prevención deben ser consciente y voluntariamente aceptados», protesta en la Plaza Alexanderplatz de Berlín Alisa, médica de 28 años y empleada en una clínica de Brandemburgo.