«Las copas y las bragas menstruales y las compresas de tela son los productos que causan menos molestias»

La especialista María Ruiz Olivares explica cuáles son las recomendaciones de los ginecólogos para la higiene femenina

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Imagen de una copa menstrual y un tampón Pixabay

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Las mujeres menstrúan durante casi 40 años cada mes. Un estado natural que durante años se ha tratado de forma tabú en el que compresas o tampones se pasaban de mano en mano y a escondidas durante «esos días», como si se tratara de una ofensa. Ahora, cada vez se habla más abiertamente y aparecen más opciones de productos de higiene femenina entre los que se pueden elegir.

Copas, bragas o esponjas menstruales se instalan en los mercados ofreciendo diferentes opciones de acuerdo a las necesidades y prioridades de cada mujer. «En los últimos años ha aumentado el número de consultas sobre el uso de la copa menstrual, así como un incremento de su uso en detrimento de tampones y compresas», asegura la ginecóloga y obstetra, María Ruiz Olivares. El perfil de pacientes que más utilizan la copa son mujeres jóvenes que han experimentado molestias o infecciones de repetición con otros productos higiénicos tradicionales.

Las compresas se han hecho cada vez más sofisticadas: incorporaron alas a su anatomía, mejoraron la absorción y morfología, controlaron el olor, etc. Es decir, evolucionaron para hacer sentir mayor comodidad, pero lo cierto es que son productos en base a celulosa, que tienen químicos en su composición y que también contienen plásticos. Como consecuencia, se asocian en ocasiones a problemas de salud como dermatitis o infecciones vaginales de repetición, al modificar la microbiota normal de la vagina con más frecuencia.

Lo mismo ocurre con tampones y salvaslips, y en el caso de los primeros hay que recordar su asociación con el síndrome del shock tóxico , una infección muy grave pero poco frecuente. De hecho, la especialista en relación con posibles casos de SST al usar la copa menstrual asegura que, aunque actualmente no se dispone de información suficiente como para que se desprenda evidencia científica al respecto, lo cierto es que con su popularización «han salido a la luz algunos casos que determinan que es posible desarrollar dicho síndrome con su uso». Pero matiza que «la superioridad de un producto sobre el otro en términos de seguridad está aún por determinar».

Por estos motivos, «a día de hoy y en base a la evidencia actual, la copa menstrual, las compresas de tela (algodón) y las bragas son los productos que menos molestias ocasionan con su uso continuado, y se están convirtiendo en los más recomendados por los ginecólogos», asegura Ruiz Olivares.

Gasto al año en productos de higiene femenina

A estos motivos hay que sumar la mayor concienciación sobre el medio ambiente , una compresa puede tardar hasta 300 años en desaparecer del planeta, y el desembolso económico que suponen cada uno. La Oganización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado una estimación de lo que se gasta en ellos y ha concluido que durante la vida fértil de una mujer con flujo abundante gastará más de 2.000 euros, salvo que solo use la copa menstrual, que cuesta más de 10 veces menos. Este sería el desglose del gasto según el método que se elija:

- Compresas: desde unos 13 euros a casi 59 euros al año.

- Tampones: de 11,5 euros a 54 euros al año.

- Bragas menstruales: de 20 euros a 53 euros anuales (suelen tener una vida útil de 3 a 5 años)

- Copa menstrual : 5,04 euros al año (se deben renovar cada 5 años)

A estas opciones, hay que añadirle las esponjas menstruales, que es un producto muy desconocido para la población general e incluso para los profesionales en salud de la mujer, explica la experta. Todavía su uso está poco extendido en su uso y su precio oscila los 10 euros. Existen dos tipos, las esponjas marinas que tienen un aspecto poroso y rígido, pero que al humedecerse se vuelven muy flexibles y suaves. Son reutilizables y pueden durar hasta seis meses. Y las sintéticas, que en este caso son desechables tras cada uso.

Para cualquiera de las opciones, Ruiz Olivares recomienda pedir consejo ginecólogo o farmacéutico, en especial, en el caso de las copas menstruales para saber cuál se puede adaptar mejor a las necesidades y características de cada mujer. Respecto a la braga menstrual puede empezar cualquier mujer de cualquier edad sin necesidad de realizar asesoramiento previo.

«No podemos sentirnos culpables de utilizar compresas o tampones»

Esta facilidad permite que algunas marcas ya estén poniendo su foco en las más jóvenes y creando bragas para que tengan un primer contacto con la menstruación de un modo más sostenible.

Todas estas son alternativas que van apareciendo y abren el abanico de posibilidades para que cada mujer seleccione con cuál se siente más cómoda. Como explica la la asociación «Amba, Por una Menstruación digna»: «No hay respuesta definitiva» sobre cuál es la mejor opción de todas.

Tanto productos reutilizables o desechables son opciones iguales de válidas y por las que, por supuesto, no deben imponerse. «No podemos sentirnos culpables de utilizar compresas o tampones», sostienen. No todas las mujeres pueden permitirse gastarse esta cantidad de dinero, recuerdan. La pobreza menstrual existe y también es un tema invisible que debería tomar relevancia.

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