La conmovedora historia de un anciano que come en un instituto para evitar la soledad
Cuando su mujer falleció, el anciano era incapaz de salir de casa y hacer su rutina normal
Hace ya seis años, Cyril Aggett se quedó solo después de la muerte de su esposa Shirley. El hombre, que tiene 86 años, tenía la costumbre de acudir a almorzar junto a su mujer a un instituto frente al que vivían, en el sur de Inglaterra.
Cuando la mujer falleció, el anciano era incapaz de salir de casa y hacer su rutina normal y ya no acudía a almorzar a la cantina del instituto. En la escuela se preocuparon por su ausencia, le llamaron para comprobar que estaba bien y le animaron a que volviera a la cafetería como de costumbre.
Ahora, el anciano es uno más de los trabajadores y estudiantes del centro, al que acude durante la hora del almuerzo cuatro veces por semana.
A lovely article on local resident, Cyril 🥰🥰🥰https://t.co/7kRj7jYFUQ
— Coombe Dean School (@CDSAcademy) November 27, 2019
Thank you @KatieTimms94 from @Plymouth_Live for coming in to talk with him. We're hoping you'll visit again to join Cyril and his friends for a Christmas lunch...? 🎄🍗⁉️ @AgeUKPlymouth #wellbeing pic.twitter.com/bIt6rS5TxV
Aunque Cyril afirmó en declaraciones al Plymouth Herald que cuaando regresó por primera vez solo al comedor, le costó mucho a nivel emocional, su ánimo mejoró cuando empezó a relacionarse con los demás. «Recibí una taza de té, mi almuerzo y un buen servicio. Todos me hablaron, el personal es brillante e incluso recordé cuando mi esposa estaba enferma y la invitaban a cenar», explicó.
Volver al instituto le ayudó a recuperar su amor por la vida
El hombre recuerda que este último año su ánimo ha estado por los suelos. Es más, hasta hace dos meses no se despertaba antes de las dos de la tarde. No obstante, que volver al instituto le ayudó a recuperar su amor por la vida. Asegura que la vocecita de Shirley que hay en su cabeza le dijo «ponte los calcetines, ya sabes». «Venir aquí me ha sacado de mi caparazón otra vez», afirma.
Solo puede acudir al centro en periodo escolar, por lo que Cyril bromea que diciendo que los estudiante no deberían irse de vacaciones . Fuera de bromas, el anciano lamenta que se perdería si no acudiera al instituto.
Otra de las formas que tiene el hombre de combatir la soledad es la música . «Afortunadamente tengo mucha música y me acabo de comprar un nuevo equipo en el que puedo reproducir los discos desde los años 20 hasta los 70. Si me canso, simplemente pongo la música y disfruto un poco».
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