En el concejo más despoblado: «El médico sube una vez al mes. Con todo ancianos, imagine qué es eso»
María Díaz Fidalgo es la alcaldesa de Yernes y Tameza, el municipio con la menor densidad de habitantes y con los residentes más envejecidos de Asturias
La Asturias que agoniza bajará este año del millón de habitantes
¿Qué servicio básico falta en el concejo (organización municipal en Asturias) de Yernes y Tameza, que agrupa a cinco pedanías y es el más despoblado del Principado ? Es la primera pregunta que sopesa la alcaldesa, ama de casa de 68 años, María Díaz Fidalgo. Y la respuesta ya da para cerrar toda una entrevista y es el epítome de la vida en Yernes: «Pues antes de la pandemia el médico subía cada quince días, ahora lo hace una vez al mes porque tiene que desplazarse desde Grao. Sube con la enfermera y el farmacéutico. Imagine qué significa eso en un pueblo con todo ancianos porque no somos solo el más despoblado, sino el que tiene la población más mayor de Asturias».
Noticias relacionadas
- La Asturias que agoniza bará del millón de habitantes este año
- Diego, el primer bebé que nace en un pueblo de Burgos en más de 20 años
- Así envejece España: estas son las provincias con la media de edad más alta
- El mapa de la sequía demográfica: estos son los municipios con una tasa nula de nacimientos
Yernes y Tameza tiene 133 empadronados, apenas 50 residentes. La media de edad es de 54,55 años y la densidad de población de menos de 4 habitantes por kilómetro cuadrado, la mitad que Laponia, Soria o Teruel. Ahora solo vive un joven, que frisa la mayoría de edad.
¿Y cómo hacen esos ancianos si tienen un problema médico?
¡Inventar! Pedir favores al vecino, muchos llaman a un taxi con lo que cuesta bajar, mínimo veinte euros, la mayoría no tienen coche así que... Perder el médico significa que nos empiezan a abandonar, con poca gente, menos servicios, pero... ¡qué menos que tener un médico!
¿Reciben ayudas útiles para combatir la despoblación?
Hay poca vida y pocas ayudas, pero creo que se deberían repartir mejor los fondos, porque las ciudades ya tienen mucha gente con la riqueza que genera recaudar sus impuestos. Nosotros no sabemos de dónde tirar. Desde el Principado tratan de ayudar, pero somos muchos a pedir y hay muchos concejos como nosotros.
Pueblo de alta montaña, carretera angosta. ¿Complica la supervivencia de la localidad?
Pero ahora hay carretera. Cuando yo nací, en 1954, nos quedábamos sin luz e incomunicados en cada nevada. Ahora se puede subir, venir de turismo rural, visitarnos, porque el gran problema es el desconocimiento. No somos como Taramundi y otros pueblos de muy difícil acceso. Nos estamos muriendo y necesitamos ser visibles y que nos vean, así que nosotros seguiremos luchando.