¿Cómo es el «corazón al revés» que tenía Carme Chacón y se puede vivir con él?
La cardiopatía congénita que sufría la exministra de Defensa, al detalle
«Yo soy una de las 100.000 personas en España que sufren cardiopatías congénitas», reconoció Carme Chacón, que supo de su enfermedad a los 10 años. Su problema estructural en el corazón se llama «corazón al revés». Generalmente es hereditario , así que lo primero que preguntó Chacón a su médico, el doctor Mario Petit, cuando nació su hijo Miguel es si tenía algún «soplo» o defecto en el corazón. El bebé no lo sufría.
¿Qué esperanza de vida tienen estos enfermos?
«Tengo un ventrículo obturado en un corazón que está al revés», asumió la exministra. Su esperanza de vida es menor a la población común, pero los avances de la cirugía han alargado décadas la supervivencia.
¿Con qué síntomas conviven los enfermos?
Vivir a ritmo de 35 latidos por minuto obliga a hacer las cosas con más calma y rebajar el nivel de actividad física, aunque el deporte controlado es beneficioso. Si baja de 35, una persona sufre mareos y desvanecimientos.
¿Cómo se puede detectar una cardiopatía?
Chacón tenía un trastorno estructural del corazón, generalmente hereditario, que se detecta incluso antes del alumbramiento. Al nacer suelen ser «anatómicamente evidentes». Una vez que se sabe que se padece, un electrocardiograma puede bastar para salvar a una vida.
¿Habría tenido opciones Chacón de no haber estado sola?
La respuesta de su doctor, Mario Petit, es clarificadora: «Nunca lo sabremos». Una respuesta rápida y un aviso a Emergencias no hubiera garantizado que la exministra sobreviviese al colapso cardiaco.
¿Disparan el riesgo las situaciones de estrés?
No. Los cardiólogos consultados despejan esta duda, porque la exministra había confesado en los últimos meses que no se encontraba del todo bien. Ni el estrés ni viajar en avión disparan el riesgo, aseveran, contundentes.
¿Cómo se trata a un niño que sufre una cardiopatía congénita?
La mayoría de los niños con una enfermedad congénita necesitan ser intervenidos. Y entre el 85 y el 90% de ellos sale adelante. Las cardiopatías más graves requieren de sucesivas y largas hospitalizaciones, así como continuas revisiones. Otras cardiopatías congénitas necesitan intervenciones terapéuticas mediante cateterismo o cirugía y requieren revisiones cardiológicas periódicas.
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