Cinco meses durmiendo con su hijo en una furgoneta porque no tienen casa
La pareja candasina solicitó un piso de emergencia al Principado al tener que abandonar el suyo y no poder alquilar otro por ser gitanos, dicen
Cinco meses lleva Esther Amaya Jiménez compartiendo la parte de atrás de una furgoneta con su marido y uno de sus tres hijos . Dos somieres, bajo los que guardan algunas de sus pertenencias, se han convertido en su hogar desde que el pasado mes de junio tuvieran que abandonar el piso en el que vivían . Desde entonces, han hecho todo lo posible por encontrar un nuevo apartamento. En julio presentaron un escrito ante los Servicios Sociales del Principado solicitando una vivienda de urgencia pero, hasta el momento, no han tenido respuesta. «Estoy dispuesta a hacer lo que sea por encontrar un piso, pero llega el invierno y yo no puedo seguir así», explica a «El Comercio» .
Amaya tiene tres hijos con los que en un principio se trasladó al módulo de Vipasa que su suegra —la cual está esperando por la adjudicación de una vivienda normalizada en Gijón— tiene en el barrio candasín de Piñeres, cerca del cementerio. Pero, afirma, «es demasiado pequeño». Sus dos hijos mayores, de 13 y 14 años, duermen en dos de las habitaciones, pero el matrimonio, junto al niño de 4 años , han tenido que buscarse otra forma de dormir . Y lo hacen en una furgoneta estacionada en un aparcamiento cercano.
El matrimonio, de etnia gitana, cobra un salario social cercano a los 700 euros, con el que han intentado alquilar otra vivienda. «No hemos dejado de buscar, pero con el salario social te echan para atrás. Te piden nóminas, avales... Cuando llamamos por teléfono a las inmobiliarias siempre hay pisos disponibles, pero cuando llegamos allí y ven que somos gitanos resulta que ya están alquilados», lamenta.
[Sigue leyendo en El Comercio]