La ciencia de hacer cola
Esperar en fila disciplinadamente es una de las características del pueblo inglés, pero un estudio universitario ahora desvela que el número 6 lo marca todo

Suelten a cuatro o cinco ingleses en un descampado. Lo más probable es que acaben formando una cola . No es solo el té, el humor irónico, la cerveza tibia o conducir por el carril contrario. Aguardar en hilera disciplinadamente es una de las características del pueblo inglés y parece que tiene su ciencia . El University College de Londres ha investigado el asunto y concluye que la clave de sus colas radica en el número 6.
El estudio se ha llevado a cabo observado el comportamiento de personas que aguardaban en supermercados, bancos y cajeros automáticos. Las conclusiones resultan curiosas:
-A partir de los seis minutos es cuando los ingleses se hartan de esperar (exactamente a los 5 minutos y 54 segundos).
-Seis es el número máximo de personas que soportan por delante sin agobiarse. Son reacios a ponerse una cola donde haya más de seis individuos . Pero si se acumula más gente a sus espaldas, ese efecto desaparece.
-Para que un inglés no se sienta mal, constreñido y presionado en su intimidad, deben mediar seis pulgadas de espacio respecto a quienes lo rodean en la cola.
Pueblo peculiar, a los ingleses les encanta psicoanalizarse , hurgar en su muy cultivada rareza. Uno de los más honestos y agudos, el periodista George Orwell , resumió así a los suyos en un artículo de 1944: «Las características más comunes del pueblo inglés son la falta de sensibilidad artística, la cortesía, el respeto por la ley, el recelo hacia los extranjeros, el sentimentalismo con los animales, la hipocresía, unas diferencias de clase exageradas, la obsesión por el deporte y la disposición a formar colas». Estamos en 2017, pero las palabras del maestro parecen escritas hoy mismo .
La complejidad del carácter nacional se percibe muy bien en algunas de las leyes de sus colas. «Son unos comportamientos muy específicos, que confunden a los extranjeros , como pasa también con las normas de las escaleras del metro de Londres», reconoce el autor del estudio, el profesor Adrian Furham.
Ahí va un ejemplo desquiciante: si un inglés le ofrece pasar delante en una cola y usted lo acepta, quedará como un absoluto maleducado y perderá el respeto de todo el resto de la cola. Lo que enlaza con otra de las características que citaba Orwell: la hipocresía (en este caso ofrecer algo de manera farisaica con la pretensión contraria).
También se considera lamentable intentar matar el rato entablando un poco de cháchara social con otra persona que espera. Por supuesto el pecado mayúsculo, lo absolutamente imperdonable, es fumarse la propia cola. Esperar estoicamente en fila enlaza con un sentido natural de la justicia muy arraigado entre los ingleses . La regla de oro establece que el primero que llega debe ser también el primero en ser servido. La cola se convertiría así en un símbolo de la igualdad de oportunidades, que se respeta al máximo, por eso resulta tan rastrero colarse. Difícil acabar de descodificar a los ingleses. Por ejemplo, el 15% de los que se declaran cristianos aseguran también que no creen en Dios.
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