China teme una mutación del coronavirus que propague aún más la nueva neumonía

Tras mantenerse estables desde su aparición en diciembre, los contagios se han disparado a 440 casos y nueve fallecidos

La ratonera de Wuhan, ciudad origen del virus de China

Virus China: aeropuertos de todo el mundo se preparan para evitar la propagación del coronavirus

Un pasajero con mascarilla procedente de Wuhan (China) EFE
Pablo M. Díez

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El virus de la nueva neumonía originada en China puede mutar (o podría haberlo hecho ya) y propagarse aún más. Junto a los viajes de 450 millones de personas durante las vacaciones del Año Nuevo Lunar, que empiezan este viernes, esa es la mayor preocupación de las autoridades chinas a la hora de atajar esta epidemia. Así lo ha reconocido este miércoles en Pekín el viceministro de la Comisión Nacional de Salud, Lin Bin, en una de las primeras comparecencias públicas tras el agravamiento del brote durante los últimos días.

Aunque solo se habían detectado 40 casos desde el mes pasado, el número de afectados se ha disparado esta semana y ya son nueve los fallecidos y 440 los contagiados. Todas las muertes han tenido lugar en la provincia de Hubei, en cuya capital, Wuhan, apareció el nuevo coronavirus en un mercado de carne y pescado donde también se vendían animales vivos como civetas, serpientes y otros reptiles y roedores.

Originado probablemente en alguna de esas especies, que estaban en estrecho contacto y malas condiciones higiénicas, el virus podría estar ya mutando. «Aunque la principal vía de contagio es el aparato respiratorio , todavía hay que entender totalmente la ruta de transmisión del virus y existe la posibilidad de una mutación y el riesgo de que se propague aún más la epidemia», alertó Lin Bin.

Momento crícito

Además, advirtió de que nos encontramos en «un momento crítico » para contener la epidemia por los 3.000 millones de desplazamientos previstos durante el Año Nuevo Lunar, que empieza este sábado. «Aumentarán el riesgo de propagación de la enfermedad y las dificultades para prevenirla y controlarla», lamentó el viceministro, quien pidió «evitar las multitudes y limitar los encuentros públicos».

Pero en estas vacaciones, que son las más importantes de China, cientos de millones de emigrantes que trabajan en las grandes ciudades vuelven a sus pueblos con sus familias, la mayoría en trenes, y celebran banquetes pantagruélicos. Al estar Wuhan en el centro del país y ser un nudo de comunicaciones ferroviarias, las autoridades temen que la enfermedad repunte en las próximas semanas.

«Hemos instado a la ciudad de Wuhan y la provincia de Hubei a intensificar su respuesta. Para entrar, hay un control más estricto de los productos agrícola s y una prohibición sobre el comercio de aves vivas y animales salvajes», anunció el viceministro Lin. Junto a dichas medidas, destacó que «para salir, hay mediciones de temperatura en aeropuertos, trenes y autobuses. Se aplica un estricto aislamiento a pacientes con fiebre y a sus contactos más directos y se mantienen los encuentros públicos a un nivel mínimo». Para frenar la propagación de este nuevo mal, los aeropuertos, estaciones de trenes y centros comerciales serán ventilados y desinfectados, recoge el periódico «South China Morning Post».

Psicosis ante la posible pandemia

Por su parte, las autoridades de Wuhan han pedido a sus once millones de habitantes que no salgan de la ciudad si no es estrictamente necesario , y también han recomendado no viajar allí hasta que la situación mejore. En medio de la psicosis que ha generado esta nueva neumonía, que hace temer una pandemia como la del SARS (síndrome respiratorio agudo y severo) entre 2002 y 2003, la ciudad intenta hacer su vida con la mayor normalidad posible.

«La gente sigue yendo al trabajo, pero luego vuelven a casa y no salen a calle. Los que lo hacen llevan máscaras y no van a lugares concurridos. Algunos siguen con sus planes, como irse de vacaciones por el Año Nuevo Lunar, y otros los han cancelado y prefieren no viajar», explica desde Wuahn a ABC por teléfono Yan Jun, director general de empresa internacional. Casado y con un hijo, cuenta que «de momento, n o ha habido restricciones a los movimientos » y asegura «no tener miedo». De hecho, tiene intención de seguir con «la vida habitual y mi familia y yo nos vamos de vacaciones a la isla de Phuket, en Tailandia».

Pero todo dependerá de lo que decida este miércoles la Organización Mundial de la Salud (OMS), si decreta o no una emergencia pública internacional como hizo durante la gripe porcina o el Ebola. Dicha declaración obligaría a una respuesta de emergencia que podría imponer restringir los viajes a y desde Wuhan, «zona cero» de esta nueva epidemia que atemoriza al mundo.

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