Coronavirus conspiración

China da crédito a una teoría de la conspiración que culpa a EE.UU. del coronavirus

Un portavoz de Exteriores, Zhao Lijian, sugiere en Twitter que el Ejército estadounidense pudo traer la enfermedad a Wuhan, donde estalló la pandemia en enero

A tenor de una exclusiva del periódico «South China Morning Post», que asegura haber visto documentos oficiales, los primeros casos se detectaron el 17 de noviembre, pero fueron ocultados por las autoridades

Coronavirus, la última hora en directo

Personal sanitario en un hospital de Wuhan ante la crisis del coronavirus REUTERS
Pablo M. Díez

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La guerra contra el coronavirus trasciende el campo de batalla médico y abre un nuevo frente en el ideológico. Desde el estallido de la pandemia en Wuhan , han proliferado las teorías de la conspiración apuntando a su Instituto de Virología, que tiene un laboratorio de máxima seguridad (P4) con los patógenos más peligrosos, como el Ebola y el SARS. Frente a las sospechas de que el coronavirus se habría escapado accidentalmente de allí, desmentidas por la mayoría de expertos –que creen que es una evolución natural–, el régimen de Pekín contraataca ahora con otra hipótesis conspirativa igual de rocambolesca y digna de una película de catástrofes.

En los últimos días, un portal de internet canadiense dedicado a cuestionar por sistema la verdad oficial, Global Research , viene publicando que el coronavirus surgió en realidad en Estados Unidos. Haciéndose eco de informaciones aparecidas en televisiones de Japón y Taiwán, especula con la posibilidad de una «fuga» en el laboratorio militar de Fort Detric k, en Maryland, porque fue cerrado en agosto por riesgos de seguridad. Una posibilidad que vincula al extraño aumento de muertes por «vaporeo» de cigarrillos electrónicos en EE.UU. detectado a partir del verano pasado. Desde ahí se habría extendido hasta Hawái, donde al parecer se infectaron unos turistas japoneses de una neumonía hasta ahora desconocida , y luego a China.

Curiosamente, la ciudad de Wuhan, epicentro de la epidemia, albergó entre el 18 y 27 de octubre una especie de Juegos Olímpicos Militares en los que compitieron soldados venidos de todo el mundo. A tenor de Global Research, las redes sociales chinas difundieron en aquel entonces que cinco deportistas extranjeros y otros visitantes habían sido hospitalizados en Wuhan por una infección indeterminada. Aunque el artículo no aclara cuál fue esa enfermedad, hasta el Diario del Pueblo, altavoz de propaganda del Partido Comunista, da pábulo a esta teoría con más suposiciones y sin ninguna prueba. «Quizás los delegados de EE.UU. trajeron el coronavirus a Wuhan y le ocurrió alguna mutación, haciéndolo más mortal y contagioso y causando una gran epidemia este año», publicó el 23 de febrero.

Para limpiar su imagen, muy dañada pese a su contención de la epidemia, el autoritario régimen de Pekín lleva varias semanas intentando cambiar la narrativa de que el coronavirus «nació» en Wuhan. El 27 de enero, su máximo responsable en la lucha contra la epidemia, el doctor Zhong Nanshan, ya dejó caer que «aunque (la enfermedad) Covid-19 fue descubierta por primera vez en China , eso no significa que se originara aquí», apuntando a la posibilidad de que hubiera empezado en otro país.

17 de noviembre

Hasta ahora, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la comunidad científica internacional sospechan que el coronavirus surgió en diciembre en el mercado de animales de Huanan en Wuhan. Allí habría mutado procedente de los murciélagos y, desde una especie todavía sin identificar , habría pasado al ser humano. Pero algunos estudios apuntan a que buena parte de los primeros casos detectados en Wuhan no tenían relación con dicho mercado. Y, a tenor de una exclusiva publicada este viernes por el periódico «South China Morning Post» , que asegura haber visto documentos oficiales, los primeros casos diagnosticados del nuevo coronavirus se remontan al 17 de noviembre . Pero las autoridades los ocultaron y silenciaron a los médicos que alertaban sobre ellos, reconociendo solo 41 contagiados el 11 de enero cuando, según el citado rotativo, ya había 381 el primer día del año.

Sin entrar en si tales consideraciones refuerzan la nueva teoría o no, uno de los portavoces más vitriólicos del Ministerio de Exteriores chino, Zhao Lijian, ha vuelto este viernes a la carga en Twitter recomendando la historia de Global Research. «Tómese unos pocos minutos para leer un artículo más. Esto es tan extraordinario que me ha hecho cambiar muchas cosas en las que creía. Por favor, difúndalo para que más gente lo sepa», ha sugerido a sus más de 300.000 seguidores (él sigue a su vez a 180.000 personas).

Aprovechando que el director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC), Robert Redfield, reconoció el miércoles por la noche ante la Cámara de Representantes que algunos fallecidos por gripe habían muerto en realidad por el coronavirus, Zhao pidió explicaciones con la agresividad habitual de sus mensajes. «El CDC ha sido pillado. ¿Cuándo empezó el paciente cero en EE.UU.? ¿Cuánta gente está infectada? ¿Cuáles son los nombres de los hospitales? Podría ser que el Ejército de EE.UU. trajera la epidemia a Wuhan. ¡Sean transparentes! ¡Hagan públicos sus datos! ¡EE.UU. nos debe una explicación», escribió el portavoz. Además de recordar que EE.UU. registró 34 millones de gripe y 20.000 muertos, preguntó «cuántos están relacionados con la Covid-19». Como en otras ocasiones, sus palabras contrastan con la falta de transparencia de Pekín y amenazan con desatar una nueva tormenta diplomática con la Casa Blanca.

Aunque Twitter está censurado en China, numerosos diplomáticos del régimen han abierto cuentas tras el estallido del coronavirus para contrarrestar las críticas e informaciones negativas de Occidente. De todos ellos, el más combativo es Zhao Lijian, que pasó cuatro años como número dos de la embajada china en Pakistán hasta agosto y en febrero fue ascendido a subdirector general del Departamento de Información de Exteriores. Con su promoción, la hasta ahora suave diplomacia china se anima a armar jaleo en el gallinero de las mismas redes sociales occidentales que bloquea en su país.

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