¿Hacia otra pandemia?
Hay que incentivar avances tecnológicos reales, de cara a las soluciones prácticas, y que faciliten después una disponibilidad asequible. Una vacuna no solo beneficia a quien se ha beneficiado
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No, no pretendo dar por terminada la que todavía padecemos, pero sí señalar la necesidad de innovar para el futuro aprendiendo las lecciones . Sabemos del riesgo de emergencia global de nuevos virus humanos y también de otros microbios con serio peligro, como las bacterias y los hongos altamente resistentes a los antibióticos. Es importante constatar las insuficiencias del sistema global de bio-innovación para hacer posible con rapidez las terapias y vacunas que se requieren en emergencias como la actual. Muy ilustrativo es que los notables esfuerzos para conseguir una vacuna contra el primer SARS (surgido en China en 2002) fueron abandonados inmediatamente cuando el virus se extinguió tras ocho meses de amenaza.
A la vista de todo ello la revista «Science» aboga por revisar el sistema vigente de incentivos a la innovación para hacer que sea más justo y sobre todo que sea eficaz.
Se trataría de incentivar avances tecnológicos reales, de cara a las soluciones prácticas, que motiven la inversión por parte de los innovadores, pero que faciliten después una disponibilidad asequible de productos fundamentales. Una vacuna no sólo beneficia a quien se ha inmunizado, sino a la comunidad en general a través de la inmunidad de grupo. La confluencia público-privada en este esfuerzo resulta ser estratégica para afrontar emergencias como la pandemia resolviendo las tensiones de mercado.
Las lecciones para España son obvias. Tenemos un potente sistema de salud pero las medidas más eficaces se tomaron tarde y falló la reserva estratégica de material sanitario. Tenemos un sistema científico muy meritorio en muchos grupos de investigación, pero estamos lejos de la inversión en I+D que sería necesaria, muy disminuida desde 2008. Carecemos de un potente tejido industrial biotecnológico propio, aunque seamos un país adecuado para la presencia de grandes empresas transnacionales innovadoras. Estimular a las empresas que sí tenemos en España, con capacidad de producir diagnósticos o facilitar los esfuerzos de quienes integrándose en tareas de ámbito internacional para estos desarrollos, incluyendo terapias y vacunas , tiene que ser otra de las lecciones que hay que asimilar.
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