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La OMS certifica que China está libre de malaria

El número de infecciones contraídas de esta enfermedad pasó de 30 millones a partir de 1940 a cero en 2017

Estos avances confirman la mejora de los estándares de salud en China ABC

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Décadas de esfuerzo, prevención, investigación y políticas sanitarias acertadas han dado sus frutos. China consiguió que la Organización Mundial de la Salud (OMS), certificara oficialmente el pasado miércoles 30 de junio el fin de la malaria en el país más habitado del mundo.

Los datos son contundentes. El número de infecciones contraídas de esta enfermedad pasó de 30 millones a partir de 1940 a cero en 2017. Desde entonces, no se ha registrado en su territorio un sólo caso de una de las enfermedades infecciosas más mortales que padece la humanidad.

Todo empieza a partir de 1950, cuando China comenzó su programa de erradicación de enfermedades infecciosas, estableció una red de seguro médico básico, -con cobertura para toda la población-, y comenzó a dar pasos de gigante en la mejora de las condiciones de vida de la sociedad. Más tarde, en 1967, el país ya estaba en condiciones de lanzar el 'Proyecto 523' , destinado a encontrar nuevos tratamientos para la malaria. El programa no tardaría mucho en arrojar resultados. En los años 70, China descubriría la artemisina, un medicamento que ha resultado efectivo para salvar la vida de millones de personas dentro y fuera de sus fronteras. La OMS lo catalogó como el antipalúdico por excelencia y lo colocó en primer lugar en la lista de recomendaciones.

La artemisina fue un hallazgo del equipo de investigación de la doctora Tu Youyou, Premio Nobel de Fisiología o Medicina. El éxito se trasladó -o exportó- a los países desarrollados que se beneficiaron con el mejor recurso que existe para combatir la malaria. La fórmula se aplicó, en simultáneo, con la denominada estrategia de seguimiento '1-3-7', incorporada y aconsejada en los documentos técnicos de la OMS.

Estos avances resultan vitales para la humanidad sin distinción de nacionalidades y confirman, sin paliativos, la mejora de los estándares de salud en China.

Reconocidos por la Organización Mundial de la Salud, Pedro Alonso, director del Programa Global de Malaria de la OMS, celebró la «certificación» y consideró que la noticia pone de manifiesto la voluntad de China y su profundo interés en ser un pilar decisivo en la construcción de una comunidad de salud global .

El Gobierno de Beijing calificó de «hazaña notable» haberse convertido en el primer país de la Región del Pacífico Occidental en lograr, en los últimos 30 años, la certificación libre de malaria. Salud y derechos humanos son conceptos para Beijing indisolubles. Mantener el rumbo fijo en el desarrollo y la defensa de ambos son desafíos que considera equiparables a otras metas logradas como la eliminación de la pobreza en China.

El Partido Comunista de China subraya tres ejes para avanzar en el estado de bienestar : investigación, innovación y desarrollo con el ciudadano como principio y fin de sus políticas.

La salud, el bien más preciado en la vida de las personas, atraviesa una crisis mundial que, asegura, únicamente puede superarse con solidaridad y cooperación. China entiende ambos conceptos como denominadores comunes ya sea para erradicar la malaria o el coronavirus. Como dijo el filósofo romano Lucius Annaeus Séneca, que todos, «somos olas del mismo mar» .

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