Catar impulsa el estudio del genoma humano para no renunciar al matrimonio entre parientes

Más de la mitad de los cataríes y saudíes se casan con primos u otros familiares

Una ceremonia tradicional de bodas en Qatar ABC

Francisco de Andrés

El último paso de gigante en el estudio del genoma humano -su DNI genético- anunciado el pasado mes de marzo, ha impulsado el programa de investigación genética del pequeño pero riquísimo Estado de Qatar, dirigido en especial a diagnosticar y tratar de eludir enfermedades hereditarias en sus nuevos ciudadanos. La razón de ese riesgo en los nasciturus: el altísimo porcentaje de matrimonios entre primos o personas con lazos de consanguinidad, que establece la tradición y bendice la religión.

En unas declaraciones a 'The Economist', el equipo del Programa del Genoma de Qatar ha adelantado que en el plazo de dos o tres años serán capaces de diagnosticar -a través del estudio de la secuencia de los genomas de gran parte de los ciudadanos del emirato- no varias sino centenares de posibles enfermedades hereditarias , para tratar de eludirlas. El programa se ve acelerado por la publicación el pasado 31 de marzo del primer genoma humano completo, un paso calificado de 'histórico'.

Tras el estudio del genoma humano se ha cuantificado el número de genes en alrededor de 30.000. Se considera que unos cinco o seis de esos genes son anómalos, pero no producen problemas porque, cuando no hay lazos de consanguinidad, el otro gen de la pareja es normal. Pero si una mujer y su marido son de la misma familia, cuentan con más posibilidades de reunir los mismos genes anómalos y tener un niño con un defecto congénito. El matrimonio entre parientes implica, por tanto, un riesgo de defectos congénitos tanto físicos como psíquicos.

En Qatar y en Arabia Saudí -su gran rival político- se calcula que más de la mitad de los matrimonios se llevan a cabo con primos o con otros familiares. En Emiratos Árabes Unidos la cifra se acerca al 50 por ciento. De ahí el interés de los tres por invertir grandes sumas en los programas genéticos que permitan prevenir enfermedades hereditarias. En Qatar es normal que antes de casarse las parejas hagan un test de mutaciones en torno a un rosario de enfermedades hereditarias como la talasemia, un trastorno sanguíneo. Si el riesgo es alto, la pareja no se casa o recurre a la fertilización in vitro con embriones no afectados; un procedimiento que paga el Estado (a los ciudadanos cataríes, menos del 20 por ciento de la población del emirato).

La preocupación de Qatar por la preservación sin taras de su minoritaria población árabe (unos 300.000 ciudadanos, frente a los más de dos millones de trabajadores extranjeros, en su mayoría asiáticos), obedece a su interés por mantener la cultura del matrimonio entre parientes. La tradición manda. El vínculo matrimonial con familiares mantiene los lazos estrechos de parentesco, y preserva las propiedades.

Existe además un trasfondo religioso impuesto por la Sharía , la ley islámica. El islam prohíbe que las mujeres se casen con un no musulmán. Y no al contrario. Un musulmán puede casarse con una cristiana, porque el varón conserva los derechos sobre los hijos. Asi que para una chica árabe casarse con un primo es en principio una vía más atractiva, porque es unirse con alguien a quien conoce.

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