Cambio climático

El invierno más cálido en décadas amenaza al sector agroalimentario español

Cosechas de trigo, plantaciones de vid o de frutales, e incluso los resistentes olivos, sufren las consecuencias de la necesaria falta de acumulación de días de frío

las altas temperaturas del invierno engañan a los almendros que florecen antes de tiempo y quedan expuestos a las heladas MIGUEL HERREROS

ALEJANDRO CARRA

El frío ha llegado ya a casi toda España, pero tarde . Las temperaturas inusualmente altas que se han registrado al inicio del invierno, unidas al otoño también seco y cálido que hemos tenido, están siendo un mazazo para el sector agroalimentario . Aunque para quien viva en la ciudad, disfrutar de unos meses de noviembre y diciembre calurosos puede ser una bendición a la hora de pagar la factura de la calefacción, en el campo el impacto es demoledor para las cosechas.

«Hay especies arbóreas que necesitan acumular un determinado número de horas de frío por debajo de una temperatura mínima para producir una flor de buena calidad que sea fecundada y que dé frutos . Y las temperaturas mínimas han sido muy elevadas este año,», explica Elías Fereres , del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba . «Todavía no sabemos el impacto que tendrán las altas temperaturas invernales en la cosecha actual pero en California, donde en 2014 vivieron una situación similar, en el pistacho se produjeron bajadas de la producción en torno al 30%. El impacto fue peor que el de la sequía», asegura este investigador.

Proceso de vernalización

Las plantas deciden cuándo florecer mediante una compleja red génica . «La decisión de iniciar la floración depende de unos genes que se encienden, como interruptores, cuando la planta percibe señales externas favorables para producir semillas, que es el objetivo de la floración. Algunas especies vegetales necesitan haber estado expuestas a largos periodos de frío durante el invierno para que esos genes se activen luego más tarde, durante la primavera. Esta capacidad para percibir que la estación fría ya ha pasado,les permite asegurarse de que la floración tenga lugar pasado el invierno, es lo que se conoce como vernalización. Pero si el clima las engaña, los brotes se anticipan y no encontrarán después recursos para prosperar o se verán afectados por las heladas cuando vengan», añade el investigador del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas (UPM-INIA) Pedro Crevillén .

Un invierno así no se recuerda en décadas; los agricultores están preocupados

Un invierno como el que estamos viviendo no se recuerda en décadas. Y aunque los agricultores todavía no quieren hablar de desastre, se muestran preocupados. «Tal y como vamos, o viene una primavera muy buena o será un desastre. Incluso con unos buenos meses de abril o marzo tendremos unas cosechas medianas, en el mejor de los casos», lamenta José Vázquez , técnico en herbáceas y olivar de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores ( Asaja ) en Andalucía. « El olivo necesita ir endureciéndose con una bajada gradual de las temperaturas para preparar las hojas cuando vengan las heladas. Si no lo hace, porque el calor lo ha mantenido activo, el frío le hará mucho daño», advierte Vázquez.

La cosecha de aceituna se ha visto afectada, además, por una falta de lluvias en el final del otoño y principios del invierno. «Nos han faltado 100 litros por metro cuadrado. Y eso ha arrugado la aceituna. Pero al menos, como no hemos perdido días de recolección por lluvias, hemos podido adelantar la recogida casi un mes. Aún así, no esperamos más de un millón de toneladas de aceite, cuando hemos tenido años de casi 1,7 millones de toneladas », lamenta Vázquez.

Arriesgarse con la siembra

Hay estudios que hablan de que por cada grado que sube la temperatura sobre la media, se produce una disminución del 6% en la producción de trigo. Y el tiempo en este invierno ha vuelto literalmente locos a los agricultores , que se han visto obligados a arriesgarse con la siembra de cereales, con múltiples variedades y posibilidades.

Unos han apostado por sembrar antes , pero la falta de agua no ha dejado que el trigo creciese rápido y ahora sus cosechas están expuestas a heladas; y otros han esperado, jugándosela a una primavera con lluvias. Los propietarios de frutales , por su parte, han tenido que utilizar reservas de agua para salvar sus árboles en una estación en la que nunca tienen que tirar de ellas. Si luego la primavera no les devuelve ese agua, habrá que volver a gastar más dinero en regar, si no hay sequía. Y quienes tienen girasol están en una situación similar, puesto que este necesita del agua del invierno en el suelo para crecer con garantías en la primavera. Incluso la ganadería sufre por los caprichos de este invierno atípico en el que los pastos no son suficientes y ya ha habido que dar paja y grano a los animales.

Hasta el sabor y el color del vino se ven afectados por este tiempo loco. «Cada vez hay mas días cálidos al año. Y con mayores temperaturas se acelara la maduración alcohólica y los vinos tienen muchos grados pero poco color y poco sabor . Se acelera el metabolismo más sencillo, que es el de los azucares, pero el de las pieles es mucho más lento y no le da tiempo», avisa Robert Savé , del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias de la Generalitat de Cataluña ( IRTA ), que también señala que en algunas variedades del Penedés, las vides han tenido rebrotes «que no sirven para nada y hacen gastar inútilmente reservas a la planta que guardaba para más adelante».

Adiós a algunas manzanas

Y a las manzanas les pasa otro tanto. «Con esta temperatura tan alta madura la fruta, pero no las pieles , que no acaban de tener el color que le gusta al consumidor. Si vas buscando una manzana que es roja, y la ves rosada, no la coges. En Gerona y Lérida cada vez hay menos noches frías y como consecuencia hay variedades que ni siquiera van a florecer», concluye Savé.

Pero pese al panorama que se presenta en el campo, este investigador mantiene el optimismo. «Tenemos muchísimo conocimiento acumulado, y en muchos casos se tratará de volver a cultivar las variedades tradicionales como se hacía antes. Sin arriesgar nada. Buscando la mejor técnica, la mejor orientación y el mejor suelo para que la planta crezca con garantías».

No solo eso. Sin esperar a nuestro cambio, la Naturaleza ya parece haber iniciado su respuesta. y es que, como explica Josep Peñuelas , investigador del CSIC en el CREAF , «nuestros últimos estudios con satélites nos muestran que si hace 30 años por cada grado de más se adelantaba la salida de las hojas cuatro o cinco días, ahora solo se adelanta dos o tres. La Naturaleza se está saturando ». Las consecuencias de esto, aún no las sabemos.

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