Una de cada mil adolescentes sufre maltrato grave: «La tecnología propicia la dominación y el control»
Según el INE, un 19% de las agredidas en 2018 fueron torturadas sistemáticamente
El Instituto Nacional de Estadística ( INE ) publicó ayer una fotografía (parcial) de cómo fueron los casos más graves de violencia de género en nuestro país durante el año 2018. El matiz es importante, subraya Miguel Lorente , quien fuera en 2008 delegado del Gobierno para este tipo de violencia, porque el INE solo cuantifica las mujeres maltratadas una vez han podido denunciar y se les han interpuesto medidas como las órdenes de protección. Según esta panorámica, el número de víctimas creció un 7,9% respecto al año anterior, hasta sumar 31.286. Una de cada mil mujeres ha sufrido maltrato antes siquiera de cumplir la mayoría de edad.
Como contrapeso a este dato, el INE publica que descendieron un 18,9% los chavales menores de 18 años que fueron denunciados y a los que se impuso una medida cautelar. «Solo» fueron 103 varones el año pasado, una de las cifras más preocupantes en opinión de Lorente «porque -contrasta- los casos que copan los Juzgados de Menores se dispararon un 301% en el mismo periodo».
Hay 6.420 infracciones más que infractores, lo que significa que un hombre agredió a más de una mujer o más de una vez a su mujer
Ello significa que hay muchas jóvenes, «enrocadas en relaciones de violencia y control desde edades cada vez más tempranas , con un ideal del amor romántico distorsionado. Las relaciones que entablan los adolescentes se asientan cada vez más en los celos, en conductas posesivas y en el dominio a través de las redes sociales, un medio en el que ellos se desenvuelven perfectamente. Los jóvenes tienen muchas más herramientas para controlar que antes y más situaciones de control: desde el acceso rápido a dónde se encuentra la pareja a la petición de fotos y localización», y que ellas no denuncian, señala a este diario Timanfaya Hernández , psicóloga sanitaria y forense y experta en el abordaje de la violencia de género.
«Una bolsa oculta de violencia»
La disparidad de datos con el registro del Observatorio del Poder Judicial (CGPJ) es clara, y es debido a esa imposición de medidas taxativas de protección. El Observatorio cifró en 166.000 las víctimas de 2018, «porque un 30% denuncia y hay una bolsa oculta de violencia de un 70%», destaca Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, por lo que la inercia que se espera es que todos los informes siguientes revelen un incremento sucesivo, añade, por su parte, Josep Maria Tamarit , catedrático de Derecho Penal de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC). La «buena noticia» para Besteiro es que, después de haber observado en años pasados un «estancamiento» del volumen de órdenes de protección, en 2018 se dictaron un 9,1% más que en 2017, lo que denota que la mujer que se atreve a visibilizar que es una persona agredida está más protegida.
«La lectura global es que ha aumentado la violencia más grave, entre gente cada vez más joven, y que el perfil de la agresión es cada vez más reincidente. De hecho, h ay 6.420 infracciones más que infractores, lo que significa que un hombre agredió a más de una mujer o más de una vez a su mujer», retrata Lorente, director de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Granada y preocupado por de estos datos objetivos que se extraen del trabajo del INE, elaborado a partir del Registro Central para la Protección de las Víctimas que cuantifica el Ministerio de Justicia. Su receta, como ya urgiera en su ponencia en las Cortes sobre el Pacto de Estado, es que lo que necesita España es un pacto contra el machismo. «Hay un espacio soterrado en las redes sociales que está naturalizando el sexismo y eso cala entre los jóvenes, porque es su hábitat. El machismo reacciona con violencia cuando se siente atacado y se acaban justificando conductas intolerables», subraya el profesor.
El informe estadístico ha analizado el tipo de relación que existe entre agredida y agresor y la mayoritaria -en un 23% de los casos- es la de exparejas de hecho. Torturas, machaque sistemático a la mujer y delitos contra su integridad moral fueron el padecimiento de dos de cada diez víctimas; la mitad de ellas aportaron partes de lesiones graves y un 20% recibieron amenazas.
En el cómputo global y por tramos de edad, la tasa de víctimas alcanzó máximos entre mujeres de 25 a 34 años y de 60 a 64. Decreció un 14% entre las de más de 75 años. La violencia más grave se eleva en todas las autonomías, salvo Extremadura (amén de Ceuta y Melilla). Los mayores incrementos se dieron en La Rioja (47,1% más) y Canarias (24,8%).