«El brote de coronavirus puede ejercer una mortalidad con base en criterios de pobreza más que de salud»

El director científico de Arcis Biotechnology en España, Pablo Castán, apunta al problema socioeconómico que genera este virus en países con desigualdades y que tienen la Sanidad privatizada, donde podría resultar más letal

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El director científico Pablo Castán, a las puertas de su laboratorio en el Hospital Carlos III ABC
Álvaro G. Colmenero

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Es una realidad que el coronavirus ha cogido al mundo por sorpresa . Y cuando esto ocurre, la multitud de canales por los que se propaga la información, muchos de ellos inverosímiles, provoca que exista una gran confusión en la opinión pública acerca del tema en cuestión. Y el desconocimiento siempre lleva implícito algo de miedo, que puede derivar en una «psicosis» poblacional, como estamos viendo con el «asalto» a los supermercados. Por ello, se presenta necesario hacer una analítica pausada del presente, con sentido común. A ello se presta Pablo Castán , director científico en España de Arcis Biotechnology, que opera en el laboratorio de Innovación Diagnóstica y Transferencia Tecnológica del Hospital Carlos III. Este biólogo, experto en diagnóstico molecular, apunta al problema socioeconómico que genera este virus en países con fuertes desigualdades sociales y que tienen la Sanidad privatizada, donde puede resultar más letal. El también director científico de MiRNAX Biosens pone sobre la mesa un tema controvertido, pero necesario: no se puede asegurar en estos momentos que el coronavirus tenga un origen totalmentemente natural .

Se ha comparado mucho al coronavirus con la gripe. ¿Es un paralelismo correcto?

Se está comparando este virus con la gripe con la única intención de disminuir la sensación de peligrosidad o de alarma social que genera el coronavirus. El principal problema de esto es que aún no se tienen los datos suficientes para llegar a conclusiones con solidez estadística. Se pueden sacar conclusiones de la gripe porque tenemos perfectamente definido el modelo de la enfermedad, cuál es el sistema de diagnóstico, cómo se identifican los síntomas... Sin embargo, en el caso del coronavirus nos enfrentamos a una superposición de cuadros que aún pueden no ser fáciles de reconocer directamente por su sintomatología, dado que en realidad estamos hablando de portadores asintomáticos o con síntomas reducidos que podrían extender la enfermedad.

En este contexto, como no están claramente definidos las cohortes (grupos) todas las estadísticas se obtienen en base a los pacientes que están diagnosticados pero faltando ese fondo los portadores con sintomatología más leve que debería integrarse al cálculo estadístico. Si fallecen dos pacientes dentro de un grupo de veinte se obtiene un ratio muy diferente al que se obtendría si el grupo integrara a esos veinte diagnosticados en base a síntomas severos más otros 200 positivos (que seguramente existen), pero con clínica más suave. Por todo ello, cuando se hacen comparaciones entre la gripe y el coronavirus no se enfrentan modelos equiparables; básicamente porque del virus de la gripe se sabe todo y del coronavirus no se sabe nada en comparación. Cierto es que el número reproductivo de la gripe es 1,3 y en base a los datos que tenemos el coronavirus podría situarse entre 2 y 3 y eso genera mucho miedo. Sobre todo si tenemos en cuenta que, con un número reproductivo del 1,3, en Estados Unidos el año pasado había entre 20 y 30 millones de enfermos. Si esto es mucho mayor, se podrían llegar a 100 millones de enfermos.

Dice que desconocemos este virus. ¿Por qué?

En el campo de la biología molecular (donde trabaja este científico) cuando haces un análisis integral de la secuencia del virus, aparecen rasgos que denotan que este no es un virus que haya convivido con el hombre evolucionando dentro de él de forma paralela. Un virus típicamente humano tiene una serie de características comunes en su genoma que permiten inferir la posible dinámica de infección y qué enzimas utiliza dentro de la célula para poder propagarse... Sin embargo, para que este virus haya podido infectar al humano, ha pasado por dos especies distintas... que además no están completamente acordadas a nivel de comunidad científica.

«No se puede descartar, en base a las pruebas moleculares, que el coronavirus no sea cien por cien natural»

¿Usted cree en la teoría sobre el desarrollo en laboratorio de este virus?

Sí que es verdad que hay dos artículos muy curiosos publicados en 2016 en revistas de rigor y con prestigio, en los que se apuntaba que la experimentación con modelos virales derivados del murciélago (precisamente llevada a cabo en laboratorios con alto nivel de bioseguridad de esa misma zona de China) podía acabar dando lugar a generación de cepas con riesgo para la salud global en caso de que se escaparan del control. Así quedó recogido en publicaciones sin transcendencia social, pero de reconocido rigor científico, que no generaron mucho impacto mediático. Pero cuando cuatro años después ocurre esto... sirven de soporte idóneo a teorías de la conspiración. De hecho, estos virus son modelos para el desarrollo de bioarmas y de quimeras, que son virus no naturales utilizados para poner a punto sistemas de generación de vacunas, para seleccionar anticuerpos... etc. Sabiendo esto, es necesario aclarar que cuando se obtiene la secuencia íntegra del genoma de un virus, puede trazarse su ontogenia (ver de dónde procede) y se puede apuntar con gran certidumbre si se trata un organismo 100% natural. En el caso del coronavirus que nos ocupa, no es tan sencillo porque integra secuencias cortas de naturalezas diversas, que no permiten descartarlo como producto de la manipulación genética mediante edición molecular.

Entonces, ¿cabe la posibilidad de que se hubiera generado en un laboratorio?

Por una vez, y hasta que no se cuenten con más datos estadísticos procedentes del análisis global de aislados, no se puede descartar en base a las pruebas moleculares que el coronavirus no sea cien por cien natural.

¿Por qué no se sabe dónde viene el coronavirus?

Porque tiene que rasgos genéticos que no son fácilmente trazables y que pueden ser utilizados para alentar esas teorías sobre un origen no natural.

¿La llegada del verano podría reducir drásticamente los contagios?

Como todos los virus en este grupo, la residencia en los aerosoles depende de la temperatura exterior. De tal manera que cuando llegue el verano es esperable que la incidencia sea menor, porque el potencial de dispersión bajará con la temperatura.

El salto del coronavirus a países como Estados Unidos que tienen la Sanidad privatizada va a suponer un grave problema...

En el marco actual de evolución biológica, pero dentro del paradigma del mundo actual y su economía global, lo que eran sistemas naturales para selección positiva de los más aptos por poseer -por ejemplo- un mejor sistema inmune; pueden pasar a operar como herramientas de selección positiva favoreciendo a aquellos que tienen acceso a un sistema de salud más saneado. Desde ese punto de vista biológico y socioeconómico, este coronavirus podría contemplarse como un agente que incrementa la desigualdad. Habrá muchas personas mayores que no mueran porque tengan acceso a unas medidas de prevención o a una atención sanitaria que, sin embargo, no tenga gente joven que esté en un grupo de menor riesgo pero sí que terminen acusando mucho la enfermedad. A pesar de los datos globales, el brote de coronavirus puede ejercer una mortalidad en base a criterios de pobreza más que de salud.

¿Es correcto afirmar que en África no se estén dando casos de coronavirus?

El virus tiene un tiempo de residencia en gota gruesa o en gota fina que depende de la temperatura exterior, por lo que es verdad que en un clima más cálido se disminuye el potencial de dispersión, pero parece claro que en África afectará y gravemente. El motivo por el que parece que no hay casos es porque no hay un sistema de atención y diagnóstico equivalente al de otros lugares.

¿Por qué ha viajado tan rápido este virus?

Esa es una de las mejores preguntas que no te puedo responder. Lo que más miedo genera de este virus es que no sabemos cómo se comporta a ciencia cierta.

¿Cree que existen intereses detrás de esta alerta por el virus?

No creo que existan intereses que lo motiven, pero como siempre que se produce una oportunidad hay entes que se aprovechan. Siempre tendemos a ver las cosas de manera muy finalista. Nadie invierte a fondo perdido en el diseño de enfermedades y luego invierte en el diseño de la cura. Las compañías farmacéuticas lo que suelen hacer es aprovechar una situación como esta para poner a sus recursos a buscar un tratamiento global, que puede acabar reportándoles enormes beneficios.

¿Hay alguna solución para el coronavirus?

Hay al menos un tratamiento experimental que parece que puede funcionar bien. En realidad, quedan muchos ensayos por hacer... pero estamos inmersos en una carrera contra el virus. En este momento, el desarrollo de un tratamiento que dé resultados ya está basado tanto en la prueba y error como en el seguimiento de los protocolos canónicos de estudio y desarrollo de fármacos. Dicho lo cual, parece evidente que se puede dar antes con el tratamiento que con la vacuna.

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