Los bosques europeos producen más semillas cuando la primavera es seca y cálida

Un estudio revela que las grandes corrientes atmosféricas influyen en la cantidad y en el momento en que se producen las semillas en los bosques del continente

Hojas de un haya J. L. ORDOÑEZ

A. A. L.

Las grandes corrientes atmosféricas y oceánicas, como la Oscilación del Atlántico Norte (NAO, por sus siglas en inglés), que es la que influye más decisivamente en el clima de Europa, condicionan la producción de semillas de nuestros bosques. Así se desprende de una investigación que concluye que cuando la NAO favorece una primavera seca y cálida, la mayoría de bosques estudiados producen más semillas y sobre todo lo hacen más sincrónicamente.

Es bien conocido que las condiciones meteorológicas locales de un lugar ayudan a predecir la capacidad de las plantas para producir las semillas, y que, además, cada año la cantidad de semillas y el momento de producirlas cambia. Sin embargo, los grandes fenómenos atmosféricos a escala continental, como la Oscilación del Atlántico Norte, pueden predecir mucho mejor la cantidad de semillas que producen buena parte de los bosques europeos y su grado de sincronía (cómo de a la vez las hagan). Ésta es la principal conclusión de un estudio publicado en la revista Ecography, en el que han participado investigadores del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), el CSIC y de la universidad belga de Amberes.

«Decir que esta cantidad anual de frutos depende totalmente de la NAO es muy osado, pero sí vemos que su situación en cada estación del año es la mejor predictora de la cantidad y la sincronía en la producción de semillas», afirma Marcos Fernández Martínez, investigador del CREAF y autor principal del estudio. Según la situación de la NAO en cada estación del año y no solo en invierno, que es cuando se suele estudiar tradicionalmente este fenómeno, tiene una gran influencia en la cantidad de semillas producida por parte de los bosques.

La investigación , que se ha realizado en 76 bosques monoespecíficos (de una sola especie) de Francia, Alemania y Luxemburgo, se ha centrado en seis tipos de árbol: el abeto, la pícea, el abeto de Douglas, el haya, el roble albar y el roble común .

Así pues, fenómenos atmosféricos como la NAO que agregan una gran cantidad de variables meteorológicas a escala continental -temperatura, precipitación, humedad, viento, radiación, presión atmosférica...- a menudo «predicen mejor determinados procesos ecológicos que cualquiera de estas variables consideradas individualmente o de forma combinada», explica el investigador del CREAF.

Favorecer la polinización

Para especies como el roble cómun, el haya y los abetos es especialmente importante que la primavera sea seca y cálida para poder producir muchas semillas. De este modo, se favorecen las condiciones óptimas para la polinización de estas especies, que dispersan el polen por el viento, lo que favorecerá una mayor producción de frutos . Pero hay que tener en cuenta también las otras estaciones, ya que el otoño es muy importante en la acumulación de reservas para sacar hojas y flores en la primavera siguiente, sobre todo para las especies caducifolias.

Por ejemplo, explica Marcos Fernández, «los robles, y también los abetos, prefieren otoños cálidos y húmedos para producir mucha semilla en primavera, ya que de esta manera la caída de las hojas y la dormición del árbol es posterior y pueden acumular más reservas durante más tiempo». Por otra parte, en el caso de los abetos, perennifolios, para una gran producción también son necesarios inviernos con temperaturas suaves y precipitación abundante.

Del mismo modo, el estudio demuestra que la sincronía en la producción de semillas, es decir, cómo de a la vez en el tiempo se producen, también está estrechamente relacionada con la NAO . Este fenómeno atmosférico influye en las condiciones ambientales de toda Europa y las señales que los árboles reciben serán similares en todo el continente. Esta homogeneidad de estímulos percibidos hará que, si las condiciones son adecuadas, tanto los árboles de la misma especie repartidos por Europa como incluso bosques de especies diferentes sincronicen sus producciones de frutos . Por lo tanto, cuanto más parecidas sean las condiciones y las señales ambientales entre dos lugares mayor sincronía podrá haber en la producción de frutos.

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